El mérito principal de esta película es la ternura que su argumento y personajes provocan en los espectadores.
La historia, aunque abiertamente esotérica, fluye bien. El protagonista, Tim (Domhnall Gleeson: Anna Karenina 2012 y Ex Machina 2014) ha heredado el poder ancestral de transportarse al pasado, y desde ahí influir en los hechos del presente.
Esta virtud mágica, que sería más propia de un cuento de hadas, se nos narra con tratamiento realista. Por eso al comienzo resulta graciosa en sus desconcertantes e inesperados detalles cotidianos.
Si un guionista y director experimentado como Richard Curtis, neozelandés (4 Bodas y un Funeral 1994 - Simplemente Amor 2003) incorpora a varios actores de calidad para encarnar esta fantasía, es porque tras ella oculta un mensaje inteligente y de peso.
Lo que se inicia como una comedia liviana con diálogos ágiles e ingeniosos, deriva en una historia de amor, con sólidos vínculos familiares que van proliferando a través de los años.
Cada vez que el joven abogado Tim tiene un problema en el presente, se encierra en una pieza oscura, aprieta los puños, y emerge en algún momento del pasado para desviar el curso de los acontecimientos.
Al repetir este mecanismo - en el amor y en el trabajo - va modelando un presente más armónico y próspero.
Y aquí es donde nos preguntamos cuál es el propósito de acumular tantos incidentes mágicos. ¿Es acaso para enmendar los errores del pasado? Y cuándo, entonces, reventará la tragedia que obligue a los personajes a enfrentar una realidad más dura y dolorosa. Lo pintoresco es que nunca llega como tal. Lo que surge, en cambio, es un sereno descubrir que en el presente estaban los instrumentos esenciales de la felicidad. Qué sólo había que saber reconocerlos.
Llegamos a suponer que algunos eventos de nuestra vida actual, que parecen locos o inexplicables, obedecerían al juego de algún chistoso del futuro o el pasado.
Lo esquemático de varias situaciones, y la enorme cantidad de personajes secundarios que poco tienen que ver con la línea central, nos hace pensar que en su origen fue concebida como novela. Pero la calidez y espontaneidad de sus personajes nos reubican en lo dramático llegando incluso a conmovernos cuando termina.
Gracias a que el protagonista nos expresa verbalmente su reflexión final nunca habríamos sabido qué nos quiso comunicar el autor con esta caleidoscópica creación.
MÁS QUE UN MENSAJE CLARO, ESTA FÁBULA IRRADIA UN GRAN AMOR POR SUS PERSONAJES.
Ficha técnica
Título Original: About Time
Título Original: About Time
Tragicomedia, fantasía
Año: 2003
Inglaterra - 2,03 hrs.
Fotografía: John Guleserian
Edición: Mark Day
Música: Nick Laird-Clowes
Diseño Prod.: John Paul Kelly
Actores: Domhnall Gleeson, Rachel McAdams, Bill Nighy
Guionista y Director: Richard Curtis
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