Película simpática, porque todo podría ser realidad aun lo más absurdo. Y es que todo ocurre en un país absurdo como los Estados Unidos y en una época absurda, como la actual. Con una Charlize Theron definitivamente adorable y un Seth Rogen que se parece a alguien que conozco.
Una pareja disímil: Charlotte Field es Secretaria de Estado y candidata a Presidenta de la Estados Unidos, puesto que su jefe le ha confidenciado que no irá a la reelección, porque quiere regresar al mundo del cine desde donde proviene; Fred Flarsky es un periodista con una actitud autodestructiva y una inestabilidad económica fruto de su posición antisistema.
Pero estos personajes tienen algo en común: ella fue la babysitter de él cuando tenían 16 y 13 años respectivamente. Y la verdad es que, a pesar de su carrera exitosa, Charlotte es una postadolescente que siente que está dejando atrás a la juventud sin haberla disfrutado. Mientras tanto, Fred sigue enamorado de ella sabiendo que es imposible conquistar a la mujer que tiene más poder en el mundo.
La película está construida para el lucimiento de una adorable Charlize Theron, que ha sido perversa asesina (Monster, 1993), superheroína con poderes especiales (Hancock, 2008), jefa de la expedición de Prometheus (2012), guerrera futurista manca de un brazo (Mad Max: Fury Road, 2015), adulta joven que busca resolver un crimen (Dark Places/ Lugares obscuros, 2015) madre aproblemada (Tully, 2017), peligrosa y lésbica agente secreta (Atomic Blonde/Atómica, 2017), entre tantas otras caracterizaciones.
Y aquí también desarrolla varias a la perfección: desde una elegante modelo de vestuario carísimo a una jovencita inmadura necesitada de cariño, desde una habilísima ingeniera política hasta una desatada “lolosauria teenager” drogadicta. Además, baila un tango con Alexander Skarsgård, que hará morir de celos a todos los espectadores enamorados de ella.
La acompaña un equipo caricaturesco: una secretaria que parece ama de llaves del siglo XIX (June Diane Raphael), un indio experto en informática (Ravi Patel) y un gigantesco guardaespaldas de aspecto risible (Tristan D. Dalla).
Seth Rogen, en cambio, evidencia en todo momento su condición de judío (en Argentina recuerda que “¡aquí están los que mataron a mis abuelos!”), improvisa una gag tras otra, metiendo la pata, y contrasta ideas con su amigo cristiano afro (O'Shea Jackson Jr.). Además, en todo momento, me recordó a un colega chileno periodista del que voy a dar las puras iniciales: A.J. ¡Ver para creer!
(Long Shot. USA, 2019)
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domingo, 16 de agosto de 2020
Ni en tus sueños - Por José Blanco Jiménez
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