Si el espectador desea acercarse a la psicología de los personajes, debe haber visto el capítulo anterior que - en todo caso - no tenía número como si fuera un filme completo. Los hechos ahora ocurren en 2016, o sea 27 años después de lo acontecido en la pequeña ciudad de Derry, en la que una fuerza maligna, con el rostro del payaso Pennywise, mataba niños.
Los que, como yo, vieron la miniserie televisiva, dirigida por Tommy Lee Wallace en 1990), y ambientada en 1976, tienen presente que el relato se desarrollaba en la “época actual” con continuos flashbacks, que rememoraban los acontecimientos. La novela tiene más de mil páginas y los que la han leído dicen que está dividida en dos planos temporales. Es la elección de Andy Muschietti, que en 2013 dirigió Mamá (acerca de un espectro que cuida a dos niñitas que fueron abandonadas) y que dedicó el primer capítulo al Club de los Perdedores. Ahora vuelve a encontrarlos cuando Mike, el afroamericano, que permaneció en Derry, llama a reunirse al grupo porque han empezado nuevos crímenes.
Es un error pensar que It (Eso) sea Pennywise: es sólo una de sus personificaciones. De hecho, puede ser una monstruosa araña (que deja huevos) y se presenta a cada una de sus víctimas de una manera diferente: el hermanito muerto, un hombre lobo, el padre fallecido, un leproso, Paul Bunyan. En suma: todo aquello que te puede causar pavor.
La película entrega antecedentes acerca del origen de It, que es - realidad - un monstruo que existe desde antes de la formación del universo y que llegó, en forma de meteorito, durante la prehistoria al lugar en que habría de surgir Derry. Mike ha logrado descifrar el misterio investigando en libros y hablando con los habitantes autóctonos del lugar. Es así como cree haber encontrado la clave para destruirlo.
Tengo que detenerme aquí.
El director cumple con los requisitos de Hollywood al crear a los personajes: una mujer (pelirroja), un judío, un gay, un afroamericano y tres caucásicos. Se sirve de actores consagrados como James McAvoy y Jessica Chastain, pero para mi gusto siguen siendo superiores los protagonistas infantiles: Sophia Lillis como Beverly Marsh, Jaeden Martell como Bill Denbrough y Jeremy Ray Taylor como el obeso Ben Hanscom. Por un lado, la calidad de la interpretación despierta una profunda simpatía y, por el otro, King es un maestro para describir el mundo infantil. Baste un solo ejemplo: Cuenta conmigo (Stand By Me, de Rob Reiner, 1986) en la que trabajaron Casey Siemaszko, Kiefer Sutherland, Corey Feldman y el inolvidable River Phoenix.
El clown, obviamente, sigue siendo Bill Skarsgård, difícil de equiparar con Tim Curry. En este mundo perverso, los matones son eficaces y malvados; los adultos incapaces y nocivos (el padre de Beverly, por ejemplo). Al ver a la gente indiferente, la niña llega a decir que It es el Mal y forma parte de Derry. Es la insensibilidad de la sociedad ante su propia insensatez y genera monstruos como la Sra. Kersh.
Allí están las temáticas preferidas del prolífico escritor: la Amistad sincera, que permite que la unión haga la fuerza (con su emblemático contenido político); el Mal que, escondido en las alcantarillas, es un reflejo del que se vive en la superficie. Por ello pueden suscitar terror globos de colores, un laberinto de vidrios y espejos, o las galletas chinas de la suerte.
Y para concluir, debo citar algunas palabras del director, que es de nacionalidad argentina: “Derry es probablemente una metáfora del mundo de hoy, en el sentido de que el poder usa el miedo como un instrumento para controlar a las personas: ciertos gobiernos, y ciertos presidentes, la utilizan para dividir y provocar confusión, espantando a las personas para someterlas. Una cosa horrible. El aspecto positivo de la historia es que habla de esperanza, de personas que enfrentan esta situación, la combaten y comprenden que se puede hacer algo y que esos miedos no son reales, sino mentiras de los adultos”.
(It. Chapter Two. USA, 2019)
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sábado, 7 de septiembre de 2019
IT: Capítulo Dos - Por José Blanco Jiménez
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