Sinopsis: A una banda de delincuentes se les ha encargado secuestrar a Abigail, una bailarina de doce años hija de una poderosa figura del inframundo. Su misión requiere también vigilarla durante la noche para poder cobrar un rescate de 50 millones de dólares. En una mansión aislada, los captores comienzan a desaparecer, uno por uno, y descubren, para su creciente horror, que la pequeña niña con la que están encerrados no es normal y está mostrando su verdadera naturaleza.
Una introducción con la música característica de “El lago de los cisnes”, muestra danza clásica junto a los créditos iniciales, algo que da poca cuenta de lo que veremos a continuación. Y es interesante, porque uno se pregunta si será solo eso o habrá alguna ramificación posterior, respuesta que se obtiene desde la zona media de un relato que va de más a menos y que posee muchas aristas que en vez de conectarse, se separan irremediablemente.
Vamos viendo. El inicio, diría los primeros veinte minutos, es un buen preludio, porque la trama es clara y los personajes están bien delineados. Hablamos de la banda, del secuestro, se la secuestrada y de los entornos, elementos bien diseñados y mejor ejecutados. El problema parte cuando llegan a la mansión donde deben esperar el rescate. Predecible, cómo no, es allí donde empiezan los comportamientos misteriosos y las secuencias sobrenaturales, momento donde la historia comienza a desdibujarse completa y absolutamente.
Pero ojo, es mi opinión, porque un fan del género tiene todo el derecho a rebatirme, e incluso a demandarme mayor grado de objetividad, porque -reconozco-, la película ofrece efectos “aterradores”, junto a suficientes golpes de cámara para movernos, al menos un poco, de nuestros cómodos asientos. Yo salté un par de veces, y eso es mérito, sin duda, porque uno, aunque sabe lo que viene, igual salta, y dejarse llevar es parte del juego en películas de este tipo.
Mención aparte para las actuaciones. Flojas, en general, nada destaca demasiado en un elenco cuyo desempeño plano se acentúa con el correr de los minutos. A veces uno se pregunta qué hace tal o cual personaje, o qué rol representa, aparte de ser una caricatura poco agraciada, o una representación estereotipada a más no poder. Y no hay respuesta. Un ejemplo es Giancarlo Esposito: ¿alguien me puede explicar a quién representa y cuál es su fondo, si cuando aparece por segunda vez en escena ni nos acordábamos que había aparecido una primera vez y que debía volver a entrar?
En fin, “Abigail”, es solo para amantes de estas películas. Baños de sangre, ríos de peleas y torturas sin mayor sentido inundan la pantalla. Y hay algo más que me inquieta. Alisha Weir es quien personifica a la niña protagonista, tiene actualmente 14 años, y es, obviamente, menor de edad. Pero lo que se ve en pantalla no es para menores, de ninguna forma, lo que se traduce en clara inconsistencia. ¿Qué pasa en estos casos? ¿Es esto prudente? Al menos debemos preguntarnos por estas situaciones, porque una cosa es el misterio o la intriga, y otra muy diferente es cuando se explicitan conductas que claramente son ficciones, pero que al actuarlas deben parecer reales. ¿Será hilar muy fino, o está en juego el correcto tratamiento de las personas, y en especial, los menores? No tengo respuesta, es solo una inquietud que se agudiza, tal, vez, por el magro resultado cinematográfico ofrecido.
Ficha técnica
Título original: Abigail
Año: 2024
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Coproducción Estados Unidos-Irlanda; Radio Silence, Project X Entertainment, Wild Atlantic Pictures. Distribuidora: Universal Pictures
Género: Terror. Fantástico | Monstruos. Vampiros. Secuestros / Desapariciones
Guion: Guy Busick, Stephen Shields
Música: Brian Tyler
Fotografía: Aaron Morton
Reparto: Melissa Barrera, Dan Stevens, Kathryn Newton, William Catlett, Kevin Durand, Angus Cloud, Giancarlo Esposito, Alisha Weir
Dirección: Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett
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jueves, 18 de abril de 2024
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