En una entrevista, publicada por el diario “El País”, Raúl Ruiz declaró: “Me interesa tanto su pasado que quiero filmar una precuela de Misterios de Lisboa, que se llamaría El libro negro del padre Dinis”.
El prolífico director (Puerto Montt, 25 de julio de 1941 – Paris, 19 de agosto de 2011) no alcanzaría a realizarla, pero sí su viuda Valeria Sarmiento, que utilizó el guión preparado por Carlos Saboga y llevó a cabo El cuaderno negro enfatizando la perspectiva femenina ante la Historia.
Hasta donde yo sé, en la novela el protagonista es el huérfano misterioso que Laura cuida y que se transformará en un soldado. En la película, es Laura, una muchacha que expresa su amor sobreponiéndose a todos los eventos, que son superiores a ella y que no puede cambiar. De hecho, nada es lo que parece ser y el relato se desarrolla como una serie de cajas de sorpresas: dentro de cada una hay otra que cambia la tipología del personaje y prepara un nuevo cambio.
En el caso de Laura, el espectador piensa que el niño es hijo suyo y que es una madre soltera. Cuando el conde que lo protegía muere y deja a ambos a cargo del marqués Lusault, perderá la virginidad con éste y se ilusionará con ser su amante. Pero el noble se casará y la hará a un lado, siendo rescatada por un cardenal que resulta ser su padre, mientras que su madre – una lavandera – era en realidad una princesa.
Me detengo aquí y es sólo el comienzo. Camilo Castelo Branca (Mártires, Lisboa, 1825 - São Miguel de Seide, 1890) escribió una trama que – como en Los misterios de Lisboa (Mistérios de Lisboa, 2010) – es el típico folletín del siglo XIX, que tiene ilustres representantes en otros países, como Alejandro Dumas, Eugenio Sue y Xavier de Montépin en Francia o Charles Dickens en Inglaterra. Y así como menciona a Pío VI, que fue papa entre 1775 y 1799, es decir en los últimos años de Antiguo Régimen Francés, mezcla a los personajes imaginarios con otros históricos, como María Antonieta, Charlotte Corday y Napoleón Bonaparte. Además, es una época en la que el clero maneja el veneno y la espada con particular destreza.
Lou de Laâge, la intérprete principal, nació en Bordeaux (Francia) en 1991 y ya fue la doctora que - en Las inocentes (The Innocents, de Anne Fontaine, 2016) - se encontraba en un convento con el espeluznante destino de monjas embarazadas por violación y de los desdichados recién nacidos. El resto del reparto es desconocido en Chile.
Y un detalle anecdótico: una jovencita para “amenizar” una lúgubre cena canta una “filastrocca” napolitana del siglo XVIII: A cammessella, que trata de un recién casado que pide a su mujer que se quite prenda por prenda de vestir (mantesino, vesticciola, suttanino, curzetto y cammessella). Es decir, un “striptease vintage” permitido porque los “implicados” están unidos en sacrosanto matrimonio.
Finalmente, el cuaderno negro del título es aquél en el que está escrita toda la historia del niño. Lo entrega el conde agonizante al marqués y la abandonada esposa de éste lo muestra al cardenal. Su contenido, como casi todo en esta trama, queda en el misterio.
(O Caderno Négro / Le cahier noir. Francia/Portugal, 2018)
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martes, 9 de julio de 2019
El cuaderno negro - Por José Blanco Jiménez
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