Jane Campion reaparece adaptando el libro de Thomas Savage, “The Power of the Dog (1967)", trayéndonos una película profunda, llena de metáforas, de construcción y deconstrucción de personajes, psicológica, en un salvaje oeste lleno de matices, con machismo y misoginia.
No, no estamos en ese viejo oeste lleno de conflictos que terminan enfrascados en sendos tiroteos, ni tampoco estamos ante un torrente de pasión desenfrenada. Acá, más bien, son conflictos internos, es una historia dramática que va lenta, es una propuesta artística más que un trabajo comercial, así nos sumerge muy de a poco en la trama y por sobre todo en sus personajes.
Cuatro personajes que se complementa entre sí; por un lado tenemos a dos hermanos acaudalados, George es sutil, ordenado y amable, en cambio Phil es rudo, y descuidado. Con el correr del tiempo, George se va acercando a la viuda Rose a la cual desposa, y Phil no soporta tal acto comenzando a hacerle la vida imposible a la dulce viuda, a quien la considera una amenaza para su armonía.
Rose tiene un hijo, un adolecente afeminado. Un joven objeto de burlas de ese desértico lugar pero a la vez exótico, un paraje impregnado de testosterona, un lugar aislado, un lugar frío. Un joven que ingresa a estudiar como su difunto padre, medicina. Una forma de llegar al interior de un ser, donde la vida y la muerte están y estarán siempre presentes en él.
Una historia con muchos subtextos, con conflicto de valores, debilidades, tensiones, dolor, identidad sexual, amor, lealtad, odio, opresión. Las imágenes hablan, y te dan señales que te explican el desenlace final. Un desenlace para muchos confuso o incompleto. Pero no, no es confuso ni incompleto. Es desgarrador. Una historia que se cuenta y encuentra en el fondo de una botella, en las caricias del agua, en el sol enardecedor, en cada movimiento de cuerdas, en cada palabra, en cada silencio; cada puesta en escena habla.
Los cuatro actores principales han efectuado una actuación que se complementa muy bien el uno con el otro, ninguno sobra, ninguno está puesto al azar, por lo que es una excelente elección del elenco. Benedict Cumberbatch (Doctor Strange, Sherlock), nos trae el conflicto de un protagonista y antagonista a la vez; Kirsten Dunst (Spider-Man, Entrevista con el vampiro) sabe impregnar dulzura y tormento; Jesse Plemons (Fargo, Judas y el Mesías Negro), al que siempre le adjudican roles secundarios, sabe destacar en ese silencioso mundo interno que grita una liberación, y Kodi Smit-McPhee (XMen, La carretera), no deja indiferente en su propuesta, sus movimientos hablan.
Fotografía y banda sonora muy destacables, armonizan y dan profundidad al relato. Una muy buena puesta en escena. Vestuario, maquillaje y peinado están correctos para llevarnos a la época.
Planos amplios que nos muestran la soledad de sus espacios, contándonos sobre una soledad interna, primeros planos para mostrar la intensidad de sus emociones, primerísimos planos para detectar el detalle que marca la diferencia. El movimiento de cámaras, nos cuenta la historia sin hablar.
¿En qué podría fallar según mi apreciación? Es que no es una película para todo público, pues ya señalé que es una visión más artística, que debe ser vista con total concentración ya que se cuece con calma.
Disponible en Netflix.
Ficha técnica
Directora: Jane Campion
Adaptación de: "The power of the dog"
Año: 2021
Directora: Jane Campion
Adaptación de: "The power of the dog"
Año: 2021
Duración: 126 minutos
Montaje: Peter Sciberras
Música: Jonny Greenwood
Fotografía: Ari Wegner
Género: Western y Drama
Montaje: Peter Sciberras
Música: Jonny Greenwood
Fotografía: Ari Wegner
Género: Western y Drama
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