Werner Herzog evoca un estado especial al narrar este documental. Es muy posible que sea su voz, su tono, su cadencia, o bien su ritmo pausado y característico que remarca cada palabra y que por sobre todo transmite asombro. Probablemente las imágenes no resultarían tan significativas si carecieran de las palabras con las que nos guía su creador. Es un viaje, son variados ambientes, un recorrido anunciado y a la vez insospechado, que abarca no solo la vida sino la razón de ser del recordado escritor Bruce Chatwin.
Separado en ocho capítulos, el trabajo comienza con Chatwin y su primer libro, “En la patagonia”. Con pasajes leídos por el propio autor, Herzog intersecta los caminos y se remonta a las motivaciones principales del investigador. El director lo define como un escritor único, capaz de “convertir relatos míticos en viajes de la mente”. Los hermosos paisajes australes emergen como catedrales. Cada cuadro tiene sintonía fina, ritmo propio y contiene una belleza que roza lo indescriptible.
Luego saltamos a Australia, donde en palabras de Herzog por primera vez se cruzan sus caminos el año 1983, lugar donde Bruce Chatwin se sumerge en las profundidades de los cantos aborígenes. “Toda la tierra cubierta de canciones”, señala Chatwin, en una percepción de realidad que logra concebir el origen de todo.
Las Montañas Negras en Gales se observan como el punto de convergencia de alguien que por definición fue siempre un nómade. Hermosura exterior junto a una íntima belleza interior, dotan al lugar de una energía particular donde el escritor podía cargar energía para nuevas aventuras y emprendimientos.
Las huellas de antiguos pueblos están impresas en el registro que observamos y sin duda han sido inspiración para el prolífico escritor. Werner Herzog no se queda atrás, pues su trabajo es seguir esos rastros, las huellas de su amigo, ponerse en sus pies, dejarse guiar por los descubrimientos y también por una personalidad embriagadora y alucinante.
Las imágenes continuan y los retratos se hacen cada vez más intensos. Cuando Herzog filma una película y Chatwin está junto a él. Cuando en su lecho de enfermo le regala su mochila de viaje. Cuando Herzog, en otra película, lo homenajea a través, justamente, de esa mochila, resistiendo inclemencias climáticas, con la vida en riesgo y con la convicción que su amigo le salva la vida. Este testimonio en primera persona, quizás demasiada presente pero no por ello menos trascendente, destaca a una persona vibrante, llena de vida y que se apagó muy tempranamente, cuando aun podía entregar mucho más.
Es imprescindible destacar la banda sonora de este filme. El trabajo de Ernst Reijseger es realmente interesante, variado y por sobre todo fino y apropiado. El hilo conductor, la voz de Herzog, se complementa de manera precisa con una partitura que entrega matices y que provoca estados de ánimo en forma permanente. La edición de imágenes y la música allanan la historia y nos introducen en mundos que van más allá de lo que vemos o escuchamos en pantalla.
“Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin” seduce. Es una película histórica y a la vez un potente acto testimonial. Conocer a Bruce Chatwin a través de los ojos de Werner Herzog resulta sorprendente y tremendamente desafiante. Un trabajo así lo disfrutamos, lo admiramos y nos dejamos llevar por los misteriosos caminos que el cineasta abre en cada uno de sus capítulos. Nos llama a conocer más, a investigar, a prestar mayor atención y a tomar conciencia de muchos puntos que necesitan maduración y profundidad. Y no es que este documental no sea profundo, por el contrario, es que en apenas 89 minutos siempre será imposible representar una vida entera, menos la del inquieto, carismático y tenaz Bruce Chatwin.
Ficha técnica
Título original: Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin
Año: 2019
Duración: 89 minutos
País: Estados Unidos
Género: Documental | Naturaleza. Literatura
Guion: Werner Herzog
Música: Ernst Reijseger
Fotografía: Louis Caulfield
Reparto: Documental
Dirección: Werner Herzog
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