En junio de 2005 se instaló en el Museo de Bellas Artes de Santiago una exposición con obras del escultor francés Augusto Rodin.
Era una más de las valiosas muestras internacionales que se presentan en nuestro país con gran cobertura publicitaria. Pero se convirtió en un evento mayor cuando alguien se robó la famosa pieza llamada El Torso de Adele, avaluada en miles de euros.
Durante semanas fue imposible hallar al ladrón pensándose que habría abandonado el país. ¡Feroz bochorno para las autoridades del Museo, curadores extranjeros y personeros gubernamentales!
De pronto apareció un joven estudiante de la Universidad Arcis diciendo que halló la escultura escondida entre unos matorrales frente al Museo.
Bajo presión policial confesó ser el autor del robo; fue sometido a juicio, tanto por la Justicia como por la opinión pública.
El documento audiovisual se aboca, hoy día, a entrevistar al muchacho – Luis Emilio Onfray Fabres – para conocer sus orígenes familiares, sus hábitos de fiesta, sus ideas y, gradualmente, las motivaciones de su fechoría.
La más contundente de sus excusas fue que deseaba denunciar la falta de vigilancia en los Museos. Porque, en efecto, la noche del robo todas las cámaras de seguridad estaban apagadas y nadie lo vio.
Luego vendrán opiniones de artistas, profesores, neurólogos, jueces y hasta del entonces ministro Sergio Bitrán sobre el significado “social” de semejante delito.
En forma paralela, se muestran reconstituciones en cine mudo del otro gran escándalo que fue el robo de la Mona Lisa en el Louvre en 1911-12, y de su repercusión mundial.
Una vez más se nos plantea el dilema de qué se entiende por Arte Contemporáneo, y cuál es su diferencia con las habituales estafas comerciales que se aprovechan del esnobismo intelectual. Para ello se inserta el incidente de la silla vacía de H. Nilo expuesta en la fachada del Museo hace algunos años, con la sorna de Enrique Lafourcade ante las estupideces supuestamente artísticas, y su consiguiente controversia.
Serían tres las conclusiones que nos deja este semi-documental (“semi” porque tiene recreaciones): a) las piezas artísticas aumentan su valor comercial cuando son robadas o dañadas, b) “Por medio de la ausencia se crea conciencia de lo perdido y se les otorga la importancia que merecen” y, c) “La pérdida trae a la memoria lo que no está”. (Luis Emilio Onfray).
REPORTAJE QUE POLEMIZA SOBRE EL ARTE CONTEMPORÁNEO, Y CUESTIONA LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO CULTURAL.
Ficha técnica
Luego vendrán opiniones de artistas, profesores, neurólogos, jueces y hasta del entonces ministro Sergio Bitrán sobre el significado “social” de semejante delito.
En forma paralela, se muestran reconstituciones en cine mudo del otro gran escándalo que fue el robo de la Mona Lisa en el Louvre en 1911-12, y de su repercusión mundial.
Una vez más se nos plantea el dilema de qué se entiende por Arte Contemporáneo, y cuál es su diferencia con las habituales estafas comerciales que se aprovechan del esnobismo intelectual. Para ello se inserta el incidente de la silla vacía de H. Nilo expuesta en la fachada del Museo hace algunos años, con la sorna de Enrique Lafourcade ante las estupideces supuestamente artísticas, y su consiguiente controversia.
Serían tres las conclusiones que nos deja este semi-documental (“semi” porque tiene recreaciones): a) las piezas artísticas aumentan su valor comercial cuando son robadas o dañadas, b) “Por medio de la ausencia se crea conciencia de lo perdido y se les otorga la importancia que merecen” y, c) “La pérdida trae a la memoria lo que no está”. (Luis Emilio Onfray).
REPORTAJE QUE POLEMIZA SOBRE EL ARTE CONTEMPORÁNEO, Y CUESTIONA LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO CULTURAL.
Ficha técnica
Mención Especial del Jurado – Sanfic 2017 FIC Viña – Premio PAOA – Competencia Latinoamericana – Mejor Largometraje Documental
Chile – 2017
Semi-documental
Fotografía: David Bravo
Edición: Juan Eduardo Murillo
Música: Jorge Cabargas
Texto: María Luisa Furche, Sebastián Rioseco
Dirección: Cristóbal Valenzuela Berríos
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