Este tema – por ser escandaloso – será siempre objeto de dramatizaciones espectaculares o caricaturas.
El título ya sugiere la metáfora de que la parroquia de El Bosque, por ser “bosque”, puede ser guarida de algún lobo feroz que acecha a los inocentes que allí buscan refugio y orientación.
El lobo sería el párroco Fernando Karadima, recién ahora sentenciado por el Vaticano a reclusión de por vida en un convento por delitos de abuso sexual con sus discípulos.
Seguimos el caso testimonial de un joven alumno de medicina quien, decepcionado de su familia amoral, busca junto al “santo” sacerdote un nuevo círculo de vida, una comunidad con valores religiosos, y a un afamado Director Espiritual.
Poco a poco, la astuta manipulación del sacerdote irá alienando la voluntad del joven Thomas Leyton en un cerrado ambiente que mezcla la cariñosa paternidad con jugueteos eróticos que culminarán en explícitas escenas de homosexualidad.
El dilema del joven entre la lealtad hacia el párroco, su vocación sacerdotal, y el amor por su polola se irán transformando en una tortura psicológica que lo sumergirá en una neurosis imposible de resolver.
Incluso ya casado, con hijos, y profesionalmente próspero, el espectro enclavado de su “santo Tutor” seguirá persiguiéndolo hasta llevarlo a denunciar públicamente las aberraciones vividas durante años junto a otros compañeros.
Los altos contactos sociales del párroco, su prestigio e influencia en círculos de poder económico, acallarán durante muchos años las denuncias de los que fueron sus seguidores primero, y sus víctimas después.
Por último, en tiempos recientes, sus voces llegaron a la opinión pública y el asunto fue investigado por las autoridades superiores del Vaticano.
La película, realizada con prolijidad técnica y actoral, presenta dos carencias argumentales: a) sólo se centra en la figura siniestra del Karadima manipulador y homosexual, y sus consecuencias en las vidas truncadas de quienes fueron sus víctimas, y, b) faltan las motivaciones más profundas del POR QUÉ esos jóvenes, cultos e inteligentes, permanecieron tanto tiempo en tales circunstancias sin darse cuenta de las aberraciones a que estaban sometidos.
Así como siempre habrá algunos sacerdotes dignos de las peores vergüenzas y canalladas, son muchos más los que con sus vidas y obras dan testimonio del mensaje de Jesucristo en todos los rincones del mundo. En este filme falta el contraste con el verdadero apostolado, con los buenos sacerdotes, con la vida sacramental, y con la devoción de millones de personas que con su Fe constituyen la Iglesia Católica universal.
Sólo aparece un clérigo (Francisco Melo) que escucha a la víctima y que - ¡con demasiada cautela! - le cree y lo apoya.
Al presentarse distanciada de la real espiritualidad cristiana, queda sólo como una denuncia contra el “capo” de una mafia que bajo el amparo de una parroquia, forma secuaces sectarios y comete tropelías.
Fuera de decirse que el cura era tan “santo”, nunca se nos muestran sus facetas supuestamente carismáticas. Sólo las perversas.
Si bien el entonces joven Thomas, y ahora prestigioso médico, fue víctima de tan satánica alienación, falta conocer más rasgos de su carácter, así como la de otros compañeros, para comprender su ceguera y pasividad que hicieron posible semejante situación durante tanto tiempo.
Y por otro lado, se denuncia la parsimonia diplomática de cierta jerarquía eclesiástica, que prefiere dilatar el tiempo para evitar conflictos, y que serían el caldo de cultivo para que estos abusos ocurran.
CRÓNICA DE UNA MANZANA PODRIDA Y DE SUS ENCUBRIDORES. ¿DÓNDE ESTABA NUESTRA “VERDADERA” IGLESIA CATÓLICA?
Ficha técnica
Título original: El Bosque de Karadima
BF Distribution
Drama
100 minutos
Chile
Mayores de 14 años
Actores: Luis Gneco, Benjamín Vicuña, Fsco. Melo, Ingrid Isensee
Guionistas: Elisa Eliash, Álvaro Díaz, Alicia Scherson
Director de Fotografía: Miguel Ioan Littin
Director: Matías Lira
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