Estamos ante un drama erótico romántico, dirigido y producido por Luca Guadagnino, a partir de un guion de Justin Kuritzkes, basado en la novela de 1985 de William S. Burroughs. Ambientada en la Ciudad de México, en 1950, la película sigue a un exiliado estadounidense (William) que se enamora de un hombre más joven (Eugene).
Una cinta sobre la comunidad LGTBQ+, que para quienes no acepten esta "comunidad" es mejor que se abstengan de verla. Pero, antes de cerrase a esa posibilidad, tengan presente que su guión, perfectamente lo pueden protagonizar heterosexuales, ya que los temas tratados en esta cinta conciernen a muchos, ya que la soledad y/o, la insatisfacción, afecta a todo el mundo en algún momento de la vida.
Y no hablo de insatisfacción sexual, porque la película tiene un comienzo muy erótico que se prolonga por bastante rato, sino que es una insatisfacción de todo, que nada te llena, que nada te deja conforme, y buscas vías de escape para sentir algo, para creerte satisfecho o, incluso, aceptado.
Estamos en un pueblito de México donde en 1950 todo es aceptado. Ahí, nadie vive con miedo, y la homosexualidad y otros excesos son aceptados. Se vive tranquilo, y de William no se sabe mucho. Por lo que vamos viendo, se aprecia que es una persona con buenos recursos económicos, que vive en un hotel nada lujoso, porque el lugar carece de ello, pero gasta mucho en alcohol, cigarros y compañía masculina de jóvenes y bellos que buscan aventurarse. Hasta que un día ve a Eugene, y queda totalmente flechado, sin que Eugene haga algo para provocarlo. Solo está muy animado con una amiga, pero William queda prendado y cada vez que se topan trata de alguna forma de acercarse, hasta que lo logra y se vuelven amantes. Pero una relación algo tóxica. William, mayor e inseguro, sumido en el alcohol y las drogas, trata de tener solo para él a Eugene y le propone un viaje al sur, hacia la Amazonía, para buscar el yagé, una droga experimental con el fin de buscar la telepatía y otras sensaciones, una búsqueda incansable que vive día a día Williams de algo que necesita sentir, saber y conocer. Y se va con Eugene. Un viaje caótico, pues estamos en los años 50, donde las enfermedades y la ausencia de tecnología hacen que sea largo y aburrido. También las discusiones se hacen presentes; este viaje será el detonante para ambos.
En medio de la selva, junto a una doctora que se sumergió en esa vida sin preocupaciones, experimentan todos con el yagé, y así William poder encontrar algo... o encontrarse.
El guion es bueno, nos hace sentir la triste vida de quienes se sienten vacíos, con desesperanza y disconformismo. Ahogan sus sentimientos en el trago más fuerte que encuentran, o en el fondo de una jeringa. Cuesta encontrar a alguien que pueda sostenerte y entenderte.
Las actuaciones buenas, pero es genial ver Daniel Craig, el hombre más sexy, el mujeriego más rudo, el hombre más varonil de la historia del cine actual, en un rol donde explora la faceta femenina sin perder su masculinidad. Su entrega al desear tanto a los hombres, como lo vimos desear a mujeres, es profesional. Perdido, apasionado, curioso, desorientado, solo.
El resto de los partícipes entregan una gran cuota de realismo a sus roles y hacen un buen complemento.
La banda sonora es muy buena al mezclar temas antiguos con actuales.
Los efectos visuales, sí, esos que nos entrega la alucinación de las drogas, o de esa cuota de sueños, están muy bien realizados, jugando con las luces y sombras, destellos y penumbras. El movimiento de cámaras nos da unos ángulos geniales, con cuerpos perfectamente tonificados, perdidos y entrelazados en las sábanas como en la oscuridad de la selva. Primeros y primerísimo planos que dejan volar nuestra imaginación, hasta, a veces, ponernos incómodos.
Aunque no es el mejor trabajo de este director, es una buena película para ver con criterio formado, y analizar su fondo con respeto.
Ficha técnica
El resto de los partícipes entregan una gran cuota de realismo a sus roles y hacen un buen complemento.
La banda sonora es muy buena al mezclar temas antiguos con actuales.
Los efectos visuales, sí, esos que nos entrega la alucinación de las drogas, o de esa cuota de sueños, están muy bien realizados, jugando con las luces y sombras, destellos y penumbras. El movimiento de cámaras nos da unos ángulos geniales, con cuerpos perfectamente tonificados, perdidos y entrelazados en las sábanas como en la oscuridad de la selva. Primeros y primerísimo planos que dejan volar nuestra imaginación, hasta, a veces, ponernos incómodos.
Aunque no es el mejor trabajo de este director, es una buena película para ver con criterio formado, y analizar su fondo con respeto.
Ficha técnica
Director: Luca Guadagnino
Guion: Justin Kuritzkes
Música: Trent Reznor y Atticus Ross
Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom
Protagonistas: Daniel Craig, Drew Starkey, Lesley Manville, Jason Schwartzman, Henry Zaga
2024. 135 minutos.
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