Sin antecedentes será difícil de comprender, e incluso soportar, por la enorme cantidad de símbolos que entrega, y la siniestra iluminación de sus imágenes, criaturas y escenarios.
Se instala, desde un comienzo, en un mundo devastado, donde todo es ruina, mugre y desechos.
Por esa debacle deambula una criatura humanoide, escuálida, respirando por medio de una máscara anti-gases, y con ojos grises sin pupilas.
Se arrastra por el suelo inmundo, trepa por las paredes, se desplaza por el techo como una araña. Y todo muy lento y agónico.
Entre los escombros busca agua. Solo halla una vieja tina cuadrada con líquido putrefacto en la cual reposa y duerme.
Gracias a una vieja grabadora de cinta magnética que encuentra entre los cachivaches, nos enteramos que su anhelo es llegar al mar. Ese océano prehistórico donde nacieron los primeros organismos unicelulares. Aquellos que evolucionaron dando origen a los seres vivos, y más tarde a los humanos que destruyeron la civilización.
En su vagar hallará restos de juguetes y una pequeña cabeza de muñeca que intercambia con una mano misteriosa que emerge de un hoyo oscuro en la pared.
Surgirán en su peregrinaje otros humanoides, de erráticos comportamientos y graznidos, igualmente repulsivos en sus aspectos corporales.
En la utopía de sus anhelos llegará al trono de un monstruoso monarca andrógino, desnudo, que lo convertirá en títere cuyos hilos serán movidos por un desconocido Supremo, hacia una dimensión también desconocida en la cual - tal vez exista el ansiado mar negro barrido por eternas olas grises.
Es una historia sin respuestas definitivas. Denuncia temas como el consumismo ciego, la destrucción ambiental, y la increíble resiliencia de criaturas aberrantes tratando de sobrevivir aún en aquel infierno alienado y absurdo.
Se llama Animalia por su personaje central: alimentación heterófoba, respiración aeróbica tóxica, y capacidad de lastimoso desplazamiento. Se titula también Paradoxa por luchar contra la lógica y contraria al sentido común.
Su autor, Niles Attalah, la describe como un universo que oscila entre lo inefable y la pesadilla, alejándose plenamente de cualquier género convencional. Tal vez solo evocando un muy dantesco surrealismo.
Se filmó integra en las ruinas del Cine Arte Alameda, arrasado por el incendio provocado intencionalmente durante la protesta del 18 de octubre de 2019 en el barrio Plaza Baquedano.
Participó en los festivales de cine de Rotterdam y en el norteamericano de Fantasía Fest 2024.
TORTUOSO POSTAPOCALIPSIS SENSORIAL. SUGERENTE PARA QUIENES DESEEN EXTRAER SUS PROPIAS CONCLUSIONES. UNA PROLIJA ODISEA COLECTIVA DE EXPERIMENTACIÓN CINEMATOGRÁFICA.
Ficha técnica
2024 - Ciencia ficción, actores y animación Chile
1,23 hrs.
Guionista y director: Niles Atallah, y un gran equipo de músicos, técnicos y actores.
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