miércoles, 16 de octubre de 2024

El Aprendiz - Por Carlos Correa Acuña

Donald Trump. Solo dos palabras que generan inmediatamente atención. ¿Qué tal una película sobre esta figura controversial? Más atención aún, incluso tensión, diría yo. ¿Y qué sucede con esta película? ¿Se retrata al Donal Trump que se encuentra en la actual carrera presidencial del 2024, o es más bien sobre cómo llegó a lo que actualmente representa? ¿O corresponde a sus primeros años, a su formación en en mundo de los negocios? ¿O se va por el lado más personal, para mostrar a un joven impulsivo que quiere diferenciarse de su padre y construir un camino propio? ¿O abarca el aspecto familiar y sus relaciones íntimas? ¿O se queda en la figuración pública de un personaje que provoca una polarización pocas veces vista?

Hay algo de todas estas interrogantes en “El Aprendiz”, dirigida por Ali Abbasi. Y digo algo, porque tenemos de biografía, un poco de historia, y también una delgada línea entre hechos reales y no reales que por momentos resulta bien difícil de descifrar. Pero a no confundirse. El tema medular de esta cinta es el poder y la ambición que gracias a un molde primeramente imitado y luego perfeccionado, se potencia al máximo en la medida que pasan los años, cuando las experiencias se acumulan y los escrúpulos desaparecen casi por completo.

El escenario es perfecto. Se trata de Nueva York en los años 70, y un joven Trump -Sebastian Stan-, solo quiere destacar en un ambiente donde la exclusividad determina el estatus de las personas. No solo es dinero; se trata de reconocimiento, de identidad, de avanzar a toda costa sin pensar en las consecuencias. En este ambiente reservado y hostil, Trump conoce a quien será su mentor, Roy Cohn -Jeremy Strong-, un destacado abogado que domina con arrogancia el submundo de las relaciones políticas con una red de contactos de gran nivel. El enganche es inmediato, se reconocen, como se dice, “al toque”; uno como inductor, el otro como inducido, el primero como maestro, el segundo como discípulo, Cohn como el original, Trump como la copia corregida y luego mejorada.

El desarrollo de la trama es apasionante. Ver de cerca el ascenso de este magnate inmobiliario, y posterior político, no deja indiferente. Aunque no estemos del todo seguros de los hechos, el interés central es el mismo, porque queremos conocer los orígenes del personaje y cuantos más antecedentes nos entreguen, mejor. ¿Queda bien parado o queda mal? No sé, porque es difícil que un hombre como Trump pueda quedar mejor o peor, ya que depende de la base de amor u odio con la que uno llegue al personaje. Me arriesgo a decir que quien vea esta película ya viene con una decisión tomada y la cinta solo acrecienta esa posición, ya sea a favor, o ya sea en contra, por lo que difícilmente este trabajo consiga cambiar alguna apreciación. Queda claro que la cinta, aunque lo pretenda, no logra mover la aguja ni un centímetro de la ubicación previa del espectador. Puedo estar equivocado, pero es mi impresión. Demasiado tibia para entrar en profundidad, o demasiado débil para intentar acercar o alejar intenciones o valoraciones desde y hacia el personaje.

Vamos a los temas cinéfilos, porque para saber más sobre Trump basta ver la televisión en estos días. Con un guion de Gabriel Sherman, Ali Abbasi se luce recreando la época, con filtros, colores y texturas que por momentos se funden en lo que parece ser un auténtico documental. Me atrevo a señalar que el mayor mérito de esta cinta es llevarnos de regreso a décadas complejas de la historia norteamericana, exponiendo exponiendo contextos sociales y políticos de los Estados Unidos. Sin este marco, sería imposible visualizar a Trump en sus primeros años, porque gran parte de su origen proviene, justamente, de las adversidades que enfrenta una sociedad que busca defender un modelo de libertad económica que constituye la base y el fundamento de su impulso vital.

Otro punto destacado de esta cinta son sus actuaciones. Sebastian Stan hace un trabajo de joyería para interpretar a Donal Trump. Y no es solo la similitud física, sino que particularmente de sus modales, muecas y arrebatos, aspectos todos que retratan al personaje tal cual es, sin eufemismos, y sin ocultar rasgos que a esta altura ya son marca registrada de su representado. Mención aparte para Jeremy Strong; ¡soberbio! Qué gran actuación, tomando lo mejor de su experiencia en “Succession”, pero transformándose, de a poco, en un Roy Cohn que transita de victimario a víctima en un trance exponencial.

Dos horas ilustrativas nos trae “The Apprentice”. Si bien tal vez no será recordada como “la” gran película sobre Donal Trump, es una cinta que vale la pena considerar por varios motivos. Uno, por el contexto actual; dos, porque un retrato sobre una figura disruptiva siempre generará interés; y tres, porque es necesario tener otra mirada sobre este hombre particularmente especial. Esto entrega la película, actualidad, interés y contexto de un ex presidente que busca ser elegido nuevamente. ¿Lo tendremos como el mandatario número 47 de los Estados Unidos o pasará a los cuarteles de invierno? No sabemos pero nos come la curiosidad. Por ahora, ver “El Aprendiz” puede ser un buen aperitivo para esperar que la cena se sirva en unas pocas semanas más.

Ficha técnica

Título original: The Apprentice
Año: 2024
Duración: 120 minutos
País: Canadá
Compañías: Coproducción Canadá-Dinamarca-Irlanda; Scythia Films, Profile Pictures, Tailored Films, Gidden Media, LB Entertainment
Género: Drama | Biográfico. Años 70. Años 80. Bolsa & Negocios. Política
Guion: Gabriel Sherman
Fotografía: Kasper Tuxen
Reparto: Sebastian Stan, Jeremy Strong, Martin Donovan, Maria Bakalova
Dirección: Ali Abbasi

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