miércoles, 18 de septiembre de 2024

No Hables con Extraños - Por Carlos Correa Acuña

Este remake de la película danesa de 2022 del mismo nombre, dirigida por James Watkins, es una verdadera danza macabra, algo que funciona solo como alusión y pues no tiene nada que ver con el Poema Sinfónico de Camille Saint-Saëns. A primera vista, todo parece ser un juego de sonrisas, pero bajo la superficie existe una violencia tácita enérgica que espera el momento adecuado para emerger. Es como una tormenta que se siente en el aire antes que caiga la primera gota. Watkins nos sitúa en una casa rural, apartada y fría, donde las reglas del comportamiento civilizado parecen no existir y todo se vuelve mortal. Es la incomodidad convertida en imágenes, en las que lo que no se dice es mucho más aterrador que cualquier escena brutalmente explícita.

El guion está lleno de matices y ninguno resulta inocente. Lo que comienza con pequeños comentarios desubicados, o socialmente desadaptados, se convierte en una orquestación de tensión sostenida que nos deja casi sin respiración. Watkins, y sus coescritores Christian Tafdrup y Mads Tafdrup, saben que el verdadero terror no está en lo grotesco, sino en lo cotidiano. ¿Quién no ha sentido alguna vez la presión de mantener la calma en una situación incómoda, incluso cuando todo indica que algo está mal? Aquí, la amabilidad se transforma en una trampa mortal. En el fondo, el filme parece preguntar hasta dónde podemos aguantar antes de quebrarnos.

James McAvoy, como el inquietante Paddy, es el centro de la tormenta. Hay algo en sus miradas, una chispa de locura apenas contenida, que hace que incluso sus torpes bromas parezcan amenazas veladas. Junto a él, Mackenzie Davis da vida a Louise, una madre que se ve cada vez más sumisa a medida que la realidad de su situación la golpea. Las interpretaciones son también un juego de máscaras, en el que los actores se despojan lentamente de sus personajes hasta dejarnos ver el abismo que hay debajo. Scoot McNairy como Ben Dalton, y Aisling Franciosi como Ciara, añaden al cuarteto protagónico los complementos necesarios para acrecentar las sensaciones de intranquilidad, las que son aún más palpables en Alix West Lefler y Dan Hough, quienes interpretan con mucha verosimilitud a los hijos menores de ambos matrimonios.

Visualmente, la película es como un cuadro teñido de gris. La fotografía juega con luces y sombras dibujando un paisaje donde la serenidad puede ser tan peligrosa como cualquier forma monstruosa. Watkins no necesita abusar de efectos; el verdadero truco es cómo logra que la incomodidad inunde cada rincón de la pantalla. Los sonidos, o la ausencia de ellos, crean una coreografía en paralelo. Con cada crujido y cada respiración retenida tenemos un recordatorio sobre algo oscuro que se aproxima.

Más allá de cualquier horror, la película es una advertencia sobre los peligros de ignorar nuestra voz interior. ¿Cuántas veces el instinto nos ha dicho que huyamos, pero lo políticamente correcto nos ha hecho quedarnos? En “Speak No Evil”, la duda puede ser mortal. El mensaje es claro: no hay espacio para la cortesía cuando está en juego la supervivencia. Es en ese cruce entre lo humano y lo monstruoso donde esta cinta encuentra el verdadero mensaje, porque, al final, ¿quién es más aterrador, el asesino que muestra quién es verdaderamente, o el que se esconde detrás de una agradable sonrisa?

Ficha técnica

Título original: Speak No Evil
Año: 2024
Duración: 109 minutos
País: Estados Unidos
Compañías: Blumhouse Productions, Universal Pictures. Distribuidora: Universal Pictures
Género: Terror | Remake
Guion: James Watkins, Christian Tafdrup, Mads Tafdrup
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans
Fotografía: Tim Maurice-Jones
Reparto: James McAvoy, Mackenzie Davis, Aisling Franciosi, Alix West Lefler, Dan Hough, Scoot McNairy
Dirección: James Watkins

No hay comentarios.:

Publicar un comentario