viernes, 12 de julio de 2024

La Strada - Por José Luis Nicolás

La Joven Gelsomina es vendida por su propia madre a un malhumorado artista ambulante llamado Zampanó. Con este hombre hosco, la inocente muchacha comenzará un sorprendente viaje de autodescubrimiento.

Así arranca La Strada, película de Federico Fellini. Esta cinta, de 1954, es representativa de la reformulación del movimiento cinematográfico conocido como “Neorrealismo Italiano”. Inmediatamente después de la segunda guerra mundial, y con el cierre temporal del estudio Cinecittà (reconvertido en albergue), los realizadores de la república del mediterráneo se vieron en la obligación de salir a la calle.

El “Neorrealismo Italiano” es también, una proclama de independencia del contenido importado desde Hollywood. Con esta consigna como norte, Roberto Rossellini, Vittorio De Sica y otros, se sumergieron en las profundidades de la miseria acumulada en la península Itálica y la llevaron a la pantalla grande.

En una primera etapa, los neorrealistas cosecharon mayor adhesión fuera de Italia, que entre los propios. Prueba de ello es el Óscar a la “Mejor Película Extranjera” obtenido por Ladrón de Bicicletas en el año 1949. Para evitar que los coterráneos siguieran pasando por alto los contenidos audiovisuales que elaboraban, estos observadores de la realidad se vieron obligados a aceptar ciertas concesiones: integrar ciertas técnicas narrativas estadounidenses, además de convocar a estrellas Hollywoodenses.

En el corazón de ese proceso, apareció Federico Fellini. Oriundo de Rímini, este cineasta nacido en 1920, venía forjando una carrera de guionista desde la década de 1940: comenzó escribiendo libretos para radioteatros.

Fue en ese contexto que conoció a Giulietta Masina, a la sazón joven figura de las dramatizaciones radiofónicas. Masina se transformó en su esposa en 1943, y en la encarnación de Gelsomina en La Strada. Los primeros años de la pareja no fueron fáciles. Perdieron dos bebés en dos años. Luego del fallecimiento del segundo hijo, los cónyuges no volvieron a concebir vástagos. Se decía que ella era una fumadora insaciable, y que él (más de una vez) fue infiel a sus promesas nupciales. Lo cierto es que permanecieron juntos hasta el fallecimiento de Fellini en 1993. Masina dejó la tierra de los vivos al año siguiente, en 1994.

A Giulietta Masina en el rol de Gelsomina, se sumó Anthony Quinn personificando a Zampanó. El actor estadounidense, hijo de inmigrantes mexicanos, llegó al set de La Strada con una estatuilla de la Academia al mejor actor de reparto por ¡Viva Zapata!. Quinn encarnó a un artista de variedades dueño de una fuerza bruta sin parangón.

Pero tras su apariencia de rudo inconmovible, Zampanó es un personaje frágil que carga con una historia que ha escondido en el último rincón de su alma. A la periferia de su corazón intentará llegar Gelsomina, su propósito vital será transformar a su compañero de viaje.

La Strada es la película del “amor gratuito”. También es una gran exploración a la pobreza ambulante. Aquí, los espectadores acompañamos a dos mendigos del aplauso que no echan raíces en ningún lugar al que llegan. Federico Fellini nos presenta, con esta obra, a la pobreza afectiva como consecuencia de la falta de un hogar familiar establecido.

Ficha Técnica

Título original: La strada
Año: 1954
Duración. 103 minutos
País: Italia
Dirección: Federico Fellini
Guion: Tullio Pinelli, Federico Fellini
Reparto: Giulietta Masina, Anthony Quinn, Richard Basehart
Música: Nino Rota
Fotografía: Otello Martelli (B&W)
Compañías
Ponti-De Laurentiis Cinematografica

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