viernes, 19 de marzo de 2021

Sound of Metal - Por Carlos Correa

Disponible en Amazon Prime. 


Los conciertos se suceden. Los lugares no son muy grandes pero el fervor se siente como si fuera un estadio con 80.000 personas. Se trata de las presentaciones del dúo de metal “Blackgammon”. Ruben -Riz Ahmed-, el baterista, y su novia Lou -Olivia Cooke-, son dos seres itinerantes que recorren el país en su casa rodante, van de evento en evento, viven al día, no tienen rumbo fijo y se dirigen donde el arte que desarrollan los conduzca. Pero un hecho inesperado trastoca su existencia.

Repentinamente, Ruben percibe que está en dificultades. Escucha mucho menos e inmediatamente se preocupa porque no es normal. Ante la consulta médica, el diagnóstico es tan inesperado como desgarrador: está perdiendo su capacidad auditiva que en este momento se sitúa entre un 20% y un 30%. El proceso es irreversible. A lo más puede intentar cuidar lo que le queda de audición pero eso no le asegura que el deterioro avance y quede totalmente sordo en muy poco tiempo.

El dilema es instantáneo. Ruben quiere seguir con los conciertos, asunto que se transforma en algo imposible. Surge la alternativa de un centro de tratamiento pero implica alejarse de Lou, es decir, pierde por todos lados. La decisión es compleja, implica renuncias, opciones, separación. ¿Qué debe hacer? ¿Cuál es su camino? ¿Cuál será el destino al que será conducido?

Esta obra con la que debuta el director Darius Marder remueve las fibras más íntimas. No solo resulta poderosamente brutal sino que provoca una empatía absorbente y sincera. Para poder entrar en profundidad es necesario distinguir algunas de sus capas y subtextos.

Un primer nivel, a flor de piel, nos relata el hecho principal de la historia, la pérdida del sentido de la audición. Esto ya configura un escenario devastador para quien lo sufre y también para quienes le rodean. Cuando sucede, repentinamente, sin aviso, abruptamente, el desconcierto en Ruben es absoluto. Por supuesto, no sabe qué hacer, lo rechaza, se rebela, lo niega. ¿Quién no? Es tal el impacto que probablemente la oscuridad sea total y eso haga que se aferre a cualquier posibilidad como si fuera la única opción.

Un segundo nivel, un poco más interno, refiere al oficio de Ruben, el ser músico. Entonces, el sentido que pierde es la pérdida de su razón de ser, de su identidad, de su personalidad, de su razón de existir. Ni siquiera el amor de su novia puede contrarrestar el desgarro de perder, tal vez, lo más central en su vida.

Un tercer nivel tiene que ver con la condición de sordera y lo que implica para quienes lo sufren. El camino es azaroso y arduo. Bien lo menciona Joe, cuando recibe a Ruben en el centro de acogida, “estamos buscando una solución para la mente, no para la audición”. Esta frase resume la esencia principal y delimita el objetivo de cualquier ayuda, tratamiento, acompañamiento o guía al respecto.

Entre los subtextos más visibles encontramos la negación, la ilusión de continuar con el oficio a pesar del daño que pueda seguir causando, la obstinación por una solución física -una riesgosa intervención quirúrgica-, y por supuesto el autoengaño de pensar que se puede regresar a una antigua normalidad. Junto a ello vemos las relaciones humanas, sus decisiones de vida, las carencias, la ausencia de vínculos afectivos sólidos, la desprotección, el abandono, la soledad, la depresión y la angustia, entre muchos otros. Perder un sentido es un golpe radical, algo que obliga a una vida diferente, algo que incide justamente en las debilidades más profundas y las mayores vulnerabilidades de un ser humano.

La película encuentra solidez en cada vertiente que encara. Por ejemplo, en las actuaciones. Riz Ahmed brilla, no solo por construir un rol creíble sino por su capacidad de transmitir cada emoción que va sintiendo en su proceso interior y exterior. Largas escenas sin palabras, solo con desplazamientos, miradas, gestos y flexiones corporales, dan cuenta de su alma, de su ser íntimo, de su pena, de su angustia y aquella mínima ilusión que le impulsa a intentar lo improbable. Paul Raci, que interpreta a Joe, el guía del centro de acogida-, lo sostiene con vigor, en un papel que resulta increíblemente acogedor y firme, al mismo tiempo, una mano amiga y noble, pero dura y sin dubitaciones respecto al rol que le corresponde asumir. Y Olivia Cooke está muy cerca, con humildad y prestancia, con muchas dudas, pero con un corazón abierto y totalmente entregado al amor de su vida.

Otro aspecto en el que la cinta destaca, y de sobremanera, es la forma como representa la audición de Ruben. Pasamos del estruendo del metal al silencio total. También escuchamos efectos de transición, donde es difusa la línea que separa la confusión auditiva de la sordera propiamente tal. Mención aparte para la manera de mostrar la capacidad auditiva modificada, algo que realmente resulta perturbador al oido de cualquiera, remedio que literalmente puede ser peor que la enfermedad.

Muchas otras características destacan en esta cinta y por ello su gran cantidad de premios y nominaciones. Es un trabajo redondo, muy emotivo, sensible, cuidadoso, con terminaciones finas y elementos que quedan impregnados en nuestra retina, tanto visual como auditiva. No solo permite reflexionar, al mismo tiempo cuestiona. Es inevitable ponerse en el lugar del protagonista y preguntarse ¿qué me pasaría a mí, qué haría yo? Esa interpelación, que surge natural y espontánea, es mérito del trabajo realizado, porque nos sitúa dentro de la problemática y nos hace parte sin que podamos siquiera resistirnos. Entramos en el mundo de Ruben, vivimos con él el proceso, sonreímos con sus pequeños avances y lloramos con sus frustraciones. Eso resulta notable. Pocas películas consiguen este nivel de compromiso, honesto, desprovisto de prejuicios, transparente y artístico.

“Sound of Metal” merece atención. Tal vez, incluso, más de una visualización, por la gran cantidad de detalles que presenta y que podríamos dejar de ver o de sentir. Se transforma en un “imprescindible” sobre el tema, una ventana privilegiada para visibilizar desde otra perspectiva una condición que reconocemos pero que muchas veces negamos o simplemente evitamos. Esta película pone todo aquello en el centro y lo desarrolla de manera espléndida, con acierto y maestría, con una innegable belleza artística y un delicado tratamiento audiovisual.

Ficha técnica

Título original: Sound of Metal
Año: 2019
Duración: 130 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Caviar Films (Distribuidora: Amazon Prime Video)
Género: Drama | Música. Discapacidad. Discapacidad auditiva. Cine independiente USA
Guion: Darius Marder, Abraham Marder
Música: Nicolas Becker, Abraham Marder
Fotografía: Daniel Bouquet
Reparto: Riz Ahmed, Olivia Cooke, Paul Raci, Mathieu Amalric, Tom Kemp, Bill Thorpe, William Xifaras, David Arthur Sousa, Michael Tow, Marisa Defranco, Lauren Ridloff, Jamie Ghazarian, Chris Perfetti, Hillary Baack, Chelsea Bond
Dirección: Darius Marder

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