domingo, 29 de noviembre de 2020

Pájaros de Verano - Por Juan Pablo Donoso

Tragedia antropológica del ocaso de una cultura ancestral colombiana. 

Magistralmente escrita y realizada. Uno de sus directores - Ciro Guerra - ya nos impactó en 2015 con otra obra maestra, El Abrazo de la Serpiente (SIGNIS 23/9/16), y antes con Los Viajes del Viento - 2009. Su sensibilidad por los pueblos originarios latinoamericanos se transforma en denuncia y poesía cinematográfica.

Narra hechos reales en la región norteña de La Guajira, década 60 y 80. Las tribus indígenas “wayúu” vivían en paz cultivando la tierra y apacentando su ganado. Durante siglos se rigieron por códigos tan sólidos como: “Si hay familia hay Prestigio, si hay prestigio hay Honor, si hay honor hay Palabra, si hay palabra hay Paz”.

El joven Rapayet quiso desposar a la bella Zaida. Pero, por tradición, sólo le otorgaban su mano a cambio de una convenida dote. Como el muchacho aún era pobre debía trabajar más tiempo para conseguirla.

Un primo suyo, Moisés, le sugirió vender hojas de marihuana a unos estadounidenses del Cuerpo de Paz que estaban de paso en aquel territorio. Gracias al dinero obtenido, pudo aportar los bienes agrícolas requeridos para cumplir con la dote, y casarse con Zaida. Pronto se corrió la voz de este negocio.

La posibilidad de ganar dinero fácil vendiendo plantas locales a traficantes de droga extranjeros, les abrió el apetito por elevar su nivel de vida, y entrar así en una espiral de ambición inagotable.

Las hermosas costumbres rituales, con danzas, vestuarios y mitos, comenzaron a deslavarse ante la prosperidad material que deslumbraba a los más jóvenes, e iba desplazando a los ancianos hacia rincones de meras leyendas arcaicas y creencias.

La codicia fue desatando rivalidades entre familias, atropello a las tradiciones, alcoholismo, asesinatos y venganzas. Como en una tragedia griega, esas familias cayeron en el infierno del “ojo por ojo, diente por diente” de nunca acabar.

Dividida en 5 capítulos progresivos de corrupción, se van desintegrando en pocos años esos valores morales que durante siglos sustentaron a los habitantes de aquella inocente sociedad campesina.

Casi todos los actores son auténticos “wayúu”, y hablan en su dialecto. Sobria y sencilla, con un ascetismo natural, minuciosidad en los detalles que incluyen una variedad simbólica de pájaros.

Excelentes José Acosta y Carmiña Martínez, como Rapayet y la matriarca Úrsula. La fotografía es exuberante, y el tema es eterno.

El trasfondo espiritual emerge como “realismo mágico” llevado al cine.

Aclamada en el Festival de Cannes 2018.

“Después de todo este desastre los sueños ya nada dicen y el viento borró las huellas de estas tríbus ancestrales” (anciano narrador).

ELEGÍA PARA UNA CULTURA ANCESTRAL DESTRUIDA POR LA DROGA. UNA GRAN PELÍCULA COLOMBIANA. 

Ficha técnica  

Crimen, drama, folclore
2019 Colombia, Dinamarca, México, Alemania, Suiza, Francia - 2,05 hrs 
Fotografía: David Gallego 
Edición: Miguel Schverdfinger 
Música: Leonardo Heiblum 
Diseño Prod.: Álvaro Vásquez 
Guion: María Camila Arias, Jacques Toulemonde Vidal
Actores: Carmiña Martínez, José Acosta, Natalia Reyes 
Directores: Cristina Gallego, Ciro Guerra

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