miércoles, 25 de noviembre de 2020

Pájaros de Verano - Por Jackie O.

“Familia, tradición y narcotráfico”.


La película dice que se basa en un hecho real que ocurrió entre las décadas de 1960 y 1980.

Tiene lugar en una región donde la autoridad estatal es débil y corrupta, en una región gobernada por los propios idiomas de las tribus y sus reglas. Un drama criminal que sigue específicamente a una familia de la tribu Wayúu de La Guajira en el norte de Colombia. En una época donde el auge del comercio de marihuana entre Colombia y EEUU se contraponen con el honor y la ambición, las cuales amenazan con desbordarse en balas y sangre.

Todo comienza cuando Rapayet pide la mano de Zaida, quien proviene del orgulloso linaje Pushain liderado por la madre de la niña, Úrsula. Pero él no es muy querido, por lo que le exigen una dote casi imposible, pero Rapayet tiene buenas habilidades para hacer negocios, y con la ayuda de un amigo de raza negra, comienzan a comercializar cannabis. Un clan la cultiva y cosecha, y el otro clan la comercializa. Ambos se benefician económicamente.

En la cinta, como era de esperarse, nace la desconfianza, la codicia y por sobretodo el crimen que un miembro de una familia, Leonidas, quien por estupidez, efectúan sobre la otra familia con la cuales son socios, un hecho criminal haciendo que los conflictos crezcan destruyendo su viejo mundo.

La película mantiene escenas fantásticas de baile al comienzo, durante la cual se observan algunas costumbres y rituales. Coloridos trajes tradicionales, música y lenguaje le dan atmosfera poética. El colorido mundo espiritual de los Wayúu, con canciones y sueños poéticos, lucha constantemente con una influencia oscura, violenta y modernizadora que llegó para quedarse.

La mezcla de mixturas que se contraponen logran un buen resultado en diseño de arte principalmente. El uso del idioma wayúu que, en casi toda la cinta predomina al español, le da un buen toque.

Interesante ver, o no ver, los típicos escenarios de los narcotraficantes llenos de excesos.

Los escenarios de desierto en su mayoría, se contrastan con lo verde. Identifica a cada clan, uno siembra y cosecha, y el otro la vende. Peligro y desolación.

Vemos mucho drama, algo de romance, mucha ira y codicia, y a pesar de que la historia es muy buena se pudo haber trabajado muy bien un estilo gansteril por el tema de las disputas de clanes y el tráfico. Se fue por la parte más reflexiva, o más bien una canción, porque todo se divide en canciones (mantiene 5 cantos, como 5 capítulos contándonos la historia).

Estas canciones que nos cuenta sobre el destino de la familia, la cual es cantada por un pastor indio.

Como ven tiene muchas situaciones que dan pie para verla. Pero tiene, según yo, algunas situaciones que pueden aminorar su interés; es una cinta muy larga y lenta que hace que la trama sea muy aletargada en momentos. Y no trabajaron bien la parte tipo gansteril que mencioné en su momento, habría sido un recurso muy bueno si lo hubieran sabido explotar, habría dado tensión y el clímax que a veces faltó. 

Interesante cinta para ver.

Disponible desde el 26 de Noviembre en Cine Arte Normandie.

Ficha técnica

Dirección; Ciro Guerra y Cristina Gallego

Guion Ciro Guerra

Música Leonardo Heiblum

Fotografía David Gallego

País Colombia Año 2018

Género: Drama Duración: 125 minutos

Distribuye: Arcadia Films

Reparto:

Carmiña Martínez - Úrsula

Natalia Reyes - Zaida

José Acosta - Rapayet

John Narváez - Moisés

José Vicente Cotes - Peregrino (El Palabrero)

Juan Bautista - Aníbal

Greider Meza - Leonidas

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