Esta película, ambientada entre las décadas de 1960 y 1980, narra la historia de una familia Wayúu en el desierto de Guajira, Colombia. Rapayet -José Acosta-, pide la mano de la joven Zaida -Natalia Reyes-. La matriarca del clan de los Pushaina, Úrsula -Carmiña Martínez-, exige una dote prácticamente impagable; treinta cabras, veinte reses, dos mulas y cinco collares. Rapayet, contra todo pronóstico, logra conseguir el pago gracias al incipiente y lucrativo negocio que inicia con su primo Moisés -John Narváez-; la venta de marihuana a los Estados Unidos.
Una vez producida la unión de las familias, el negocio prospera. Contactos con otro clan permiten ampliar el horizonte, crecen los embarques y los cargamentos. Pero esta bonanza acarrea consecuencias. La riqueza y el poder traen conflictos. La competencia por el control del tráfico se agudiza y los pasos en falso se pagan con la vida. La familia no está en paz, el peligro acecha y esta modernidad rivaliza con sus ancestrales tradiciones.
Ciro Guerra y Cristina Gallego dirigen un guion escrito por Maria Camila Arias y Jacques Toulemonde que se cocina a fuego lento, sin prisa pero sin pausa. El inicio es difícil. Es necesario dar contexto a la forma de vida y a las costumbres nativas. Sin embargo, a los 45 minutos todo cambia gracias a un golpe que nos saca de la ensoñación. Desde ese momento, la escritura es intrigante, va de menos a más, crece la tensión, comprendemos la dirección del relato.
La configuración de la narrativa es poética, con imágenes y entornos que forman dibujos que nos llevan poco a poco hacia la contemplación. Hablada mayoritariamente en lengua Wayúu, cada capítulo de la cinta -sus cinco Cantos-, resuena con su propia e incesante voz.
El foco en las tradiciones y los valores se contrapone con el cambio de condiciones materiales producto de los mayores recursos económicos. La importancia de la tierra, sus raíces, sus creencias, y la lucha por el bienestar de la familia, hacen que los clanes disputen su prevalencia en la zona. La ambición por nuevos negocios y la prosperidad que brinda el dinero no son suficientes para una disputa de poder que no da tregua y que se ve incrementada al estar en juego el honor. Una afrenta tiene el deber de ser vengada, a como de lugar, incluso tomando la ofrenda de la vida.
“Pájaros de verano” es una cinta reflexiva, profunda, en especial por la intervención de la que da cuenta. Refleja un cambio cultural, una colisión entre las tradiciones y los cambios que acarrea la modernidad. Queda como anécdota el “anticomunismo” de los compradores extranjeros y el “capitalismo” de los nuevos empresarios, pero sin duda, es un tema de fondo.
Basada en una historia real -no sabemos cuánto es verdad y cuánto es ficción-, la cinta se interna en la humanidad de las familias protagonistas, sus sueños, sus ambiciones y también sus temores. Deja muy claro los efectos de una guerra motivada por el odio. La venganza se transforma en sinónimo de devastación. La metafórica presencia de las bandadas de pájaros, mira desde lejos y revela lo más profundo del sentido de pertenencia, las raíces y la cultura de este pueblo. La vida ya no es la misma, los valores se ven trastocados y en estos nuevos tiempos, es la supervivencia lo principal.
Ficha técnica
Título original: Pájaros de verano
Año: 2018
Duración: 125 minutos
País: Colombia
Productora: Coproducción Colombia-Dinamarca-México; Ciudad Lunar Producciones, Blond Indian Films, Pimienta Films, Snowglobe Films, Films Boutique, Ibermedia
Género: Drama | Drogas. Mafia. Familia. Años 60. Años 70
Guion: Maria Camila Arias, Jacques Toulemonde
Música: Leonardo Heiblum
Fotografía: David Gallego
Reparto: Carmiña Martínez, José Acosta, Natalia Reyes, Jhon Narváez, Greider Meza, José Vicente Cote, Juan Bautista Martínez
Dirección: Ciro Guerra, Cristina Gallego
Una vez producida la unión de las familias, el negocio prospera. Contactos con otro clan permiten ampliar el horizonte, crecen los embarques y los cargamentos. Pero esta bonanza acarrea consecuencias. La riqueza y el poder traen conflictos. La competencia por el control del tráfico se agudiza y los pasos en falso se pagan con la vida. La familia no está en paz, el peligro acecha y esta modernidad rivaliza con sus ancestrales tradiciones.
Ciro Guerra y Cristina Gallego dirigen un guion escrito por Maria Camila Arias y Jacques Toulemonde que se cocina a fuego lento, sin prisa pero sin pausa. El inicio es difícil. Es necesario dar contexto a la forma de vida y a las costumbres nativas. Sin embargo, a los 45 minutos todo cambia gracias a un golpe que nos saca de la ensoñación. Desde ese momento, la escritura es intrigante, va de menos a más, crece la tensión, comprendemos la dirección del relato.
La configuración de la narrativa es poética, con imágenes y entornos que forman dibujos que nos llevan poco a poco hacia la contemplación. Hablada mayoritariamente en lengua Wayúu, cada capítulo de la cinta -sus cinco Cantos-, resuena con su propia e incesante voz.
El foco en las tradiciones y los valores se contrapone con el cambio de condiciones materiales producto de los mayores recursos económicos. La importancia de la tierra, sus raíces, sus creencias, y la lucha por el bienestar de la familia, hacen que los clanes disputen su prevalencia en la zona. La ambición por nuevos negocios y la prosperidad que brinda el dinero no son suficientes para una disputa de poder que no da tregua y que se ve incrementada al estar en juego el honor. Una afrenta tiene el deber de ser vengada, a como de lugar, incluso tomando la ofrenda de la vida.
“Pájaros de verano” es una cinta reflexiva, profunda, en especial por la intervención de la que da cuenta. Refleja un cambio cultural, una colisión entre las tradiciones y los cambios que acarrea la modernidad. Queda como anécdota el “anticomunismo” de los compradores extranjeros y el “capitalismo” de los nuevos empresarios, pero sin duda, es un tema de fondo.
Basada en una historia real -no sabemos cuánto es verdad y cuánto es ficción-, la cinta se interna en la humanidad de las familias protagonistas, sus sueños, sus ambiciones y también sus temores. Deja muy claro los efectos de una guerra motivada por el odio. La venganza se transforma en sinónimo de devastación. La metafórica presencia de las bandadas de pájaros, mira desde lejos y revela lo más profundo del sentido de pertenencia, las raíces y la cultura de este pueblo. La vida ya no es la misma, los valores se ven trastocados y en estos nuevos tiempos, es la supervivencia lo principal.
Ficha técnica
Título original: Pájaros de verano
Año: 2018
Duración: 125 minutos
País: Colombia
Productora: Coproducción Colombia-Dinamarca-México; Ciudad Lunar Producciones, Blond Indian Films, Pimienta Films, Snowglobe Films, Films Boutique, Ibermedia
Género: Drama | Drogas. Mafia. Familia. Años 60. Años 70
Guion: Maria Camila Arias, Jacques Toulemonde
Música: Leonardo Heiblum
Fotografía: David Gallego
Reparto: Carmiña Martínez, José Acosta, Natalia Reyes, Jhon Narváez, Greider Meza, José Vicente Cote, Juan Bautista Martínez
Dirección: Ciro Guerra, Cristina Gallego
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