Recomendación: vea y disfrute la película; después que lea mi análisis. Así la apreciará doblemente.
La vida misma es un relato de corte sentimental, con personajes simpáticos que viven existencias paralelas y que el espectador sabe que terminarán por cruzarse, a pesar de que algunos están en Estados Unidos y otros en España.
En realidad, el núcleo y la clave semiótica de la película están en la tesis escrita por Abby (una irresistible Olivia Wilde) y rechazada por sus profesores: no existe un narrador confiable, porque cada uno modifica los hechos según su perspectiva o conveniencia. Y ella se confirma antes de que comience la película propiamente tal: el mismísimo Samuel L. Jackson, en un cameo, rechaza filmar el relato que le han ofrecido: un joven abandonado por su esposa en cura terapéutica, cuya psiquiatra muere arrollada por un autobús. Todo esto, que parece casi un gag, tendrá su explicación más adelante.
Además de la historia, que es en sí agradable a pesar de sus momentos tristes (en realidad, la única certeza que tenemos es la muerte), el filme es una clase de semiótica sobre todo en cuanto a la diégesis, ese concepto que Platón y Aristóteles opusieron a mímesis, porque se expresa a través de un narrador que presenta un mundo ficticio, pero verosímil que difiere del mundo real.
Muchas veces he explicado a mis alumnas y alumnos la clasificación que Genette hace de los narradores y aquí están todos: extradiegético o heterodiegético, que no participa en los hechos, es el director Dan Fogelman; intradiegético u homodiegético, que es personaje o testigo
Tenemos también un narrador autodiegético, interpretado por Antonio Banderas en un monólogo que creo va a constituir un clásico de la cinematografía. Y no falta el metadiegético, que entrega una narración de segundo grado, como cuando Isabel (Laia Costa) cuenta su verdad acerca de la elección que hizo como mujer, dejando en claro que en la vida no todo es como los demás creen.
Toda esta variedad de perspectivas confluye en un personaje que es el vértice de la construcción narrativa y, además, la piedra de toque de todo el universo sentimental que la película presenta.
Para nada cerebral, complace verla por su transparencia.
(Life Itself. USA, 2018)
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sábado, 9 de mayo de 2020
La vida misma - Por José Blanco Jiménez
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