domingo, 26 de mayo de 2019

1945 - Por Juan Pablo Donoso

Punzante testimonio de cómo el peso de la conciencia, y el remordimiento, pudo enloquecer a casi todos los habitantes de una aldea húngara rural.

Sucede en menos de un día: el 12 de agosto de 1945. Alemania acaba de rendirse. Todavía pululan soldados soviéticos por la región.

Se hacen los preparativos para el matrimonio del hijo del alcalde. Pero el ambiente de alegría y fiesta se congela con una noticia inesperada.

A la estación llegan dos judíos ortodoxos, sobrevivientes del holocausto: un anciano y su hijo adulto. Traen cajones de madera cerrados para llevar al pueblo. Se apellidan Herman.

¿A qué vienen estos judíos desconocidos? ¿Quieren recuperar propiedades confiscadas?

Cunde el pánico general. Durante la guerra, los nazis apresaron a una familia Pollak cuya farmacia pasó a manos del ahora alcalde. Los delatores de aquellos comerciantes fueron los mismos habitantes de la comarca. Suponían que nunca iban a regresar, que serían exterminados.

Por ser “sabbath”, padre e hijo hebreos van silenciosos, de a pie, tras la carreta desde la estación hasta el pueblo.

Todos, incluso el cura párroco, se sienten culpables, temen perder lo expropiado, y les remuerde la conciencia.

Poco a poco, van emergiendo terribles secretos de traición, engaño y cobardía. Se agitan las relaciones entre los habitantes que se culpan mutuamente. Mientras, los visitantes sólo actúan por presencia al avanzar en silencio por las calles rumbo al cementerio.

La sola marcha digna, y muda, de estos dos forasteros desató la debacle espiritual de aquella comunidad dejando consecuencias irremediables.

La inesperada nobleza con que culmina este pandemónium demuestra que las opciones humanitarias, la memoria y la moral son importantes. Que el egoísmo y la complicidad política llevan a la desintegración social. Como escribió C.S.Lewis, lo único que salva a la humanidad de la cadena interminable de venganzas es el perdón.

Fotografía de Elemér Ragályi en bellísimo blanco y negro para evocar los grandes filmes de los años 60. Admirable conjunción de actores principales y secundarios, en un guion sutil y ascendente, bajo la dirección inspirada de Ferenc Török (Estambul 2011 - Plaza de Moscú 2001).

FASCINANTE RELATO EN QUE LA DIGNIDAD Y LA NOBLEZA SE CONTRAPONEN A LA TRAICIÓN Y A LA CODICIA.

Ficha técnica

Drama bélico y social Arcadia Films Hungría - 1,31hrs. 
Fotografía: Elemér Ragályi 
Edición: Béla Barsi 
Música: Tibor Szemzö 
Diseño Prod.: László Rajk Guion: Gábor T. Szántó, Ferenc Török 
Actores: Péter Rudolf, Bence Tasnádi, Tamás Szabó Kimmel 
Director: Ferenc Török

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