Esta torpe película tenía ingredientes para ser interesante en su género de terror psicológico.
Sin embargo, optaron por lo fácil y comercial, arruinándola.
Se farrearon a Shay Mitchell como protagónica (Enredadas pero Felices – 2016) y un ámbito escénico propicio para crear una atmósfera alienante.
La joven ex policía Megan, recién rehabilitada por consumo de drogas luego de una experiencia traumática, necesita recuperar su coraje profesional.
Acepta ser nochera en la morgue de un hospital de Boston. Muy pronto notará misteriosas manifestaciones paranormales. Al comienzo las aborda con racionalidad. Pero gradualmente se convertirán en un infierno, acarreando asesinatos y demonios.
Como todos pensaban que aún estaba convaleciente de su neurosis, incluyéndose ella misma, cabía la posibilidad que los extraños fenómenos fueran producto de su imaginación.
La mezcla de esta sospecha con las manifestaciones fantasmales debió ser el meollo del argumento. La lucha entre lo psicológico y lo paranormal habría dado para un conflicto digno de nuestra compasión por ella y del terror ante lo inexplicable.
Más, optaron por introducir inútiles escenas de posesión demoníaca (Exorcista), manidas hasta el cansancio, y a partir de la segunda mitad desatar un catálogo de clichés burdos y grotescos.
DESPERDICIO DE UN BUEN TEMA Y DE UNA PROMISORIA ACTRIZ JOVEN.
Ficha técnica
Título Original: The Possession of Hannah Grace
Terror, misterio, suspenso
Andes Films - Sony EE.UU. – 1,25 hrs.
Fotografía: Lennert Hillege
Edición: Stanley Kolk, Jake York
Música: John Frizzell
Diseño Prod.: Paula Loos Guion: Brian Sieve
Actores: Shay Mitchell, Grey Damon, Kirby Johnson
Director: Diederik Van Rooijen
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