miércoles, 1 de agosto de 2018

Animal - Por Juan Pablo Donoso

El tema de este filme argentino es el instinto animal de SOBREVIVENCIA.

A diferencia de los relatos de aventura – este ocurre en un medio “civilizado” de burguesía.

El título alude al Animal Humano que pierde lo “humanitario” cuando está al borde de la muerte, y es extorsionado por “in-humanos” depravados e inescrupulosos.

Cuando Antonio Decuod (Guillermo Francella), devoto padre de familia y ejecutivo de un importante matadero en Mar del Plata, se entera que las diálisis ya son insuficientes para sus riñones, inicia la búsqueda angustiosa de algún donante.

El único candidato dispuesto a venderle uno de los suyos es un vagabundo drogadicto (Federico Salles) que se aprovecha de la situación para extorsionarlo hasta el extremo.

Y el tejido de estos extremos es el tormento que deberá vivir Antonio arrastrando consigo a toda su familia.

La idea del argumento es muy buena. Permite una patética construcción de personajes que avanzan hacia un clímax difícil de predecir.

Se requerían actores talentosos y carismáticos. Y los tuvieron.
Sin embargo, los guionistas – Bo y Giacobonne – carecieron de síntesis. Con diálogos más precisos y menos obvios, habrían ganado en sutileza. La trama y las motivaciones de los personajes, menos explícitos, ya eran lo suficientemente claras.

Este mismo equipo de guionistas obtuvo un Oscar por BIRDMAN en 2014. Y aquella película, al igual que esta, con sus méritos de factura, adoleció también de un exceso de elementos narrativos que, por recargados, debilitaban la médula dramática.

La falta de rigor al editar las escenas, hace que este filme quede más largo y pesado de lo necesario. Por algo los europeos, especialmente franceses, recurren a escritores especialistas en “diálogos”, para fortalecer el discurso integral de la acción.

La insistencia en bañar toda la pantalla con mares de sangre, y a ratos con imágenes interiores de las arterias, pudo ser un símbolo eficaz, pero su abuso bordeó lo guiñolesco sin aportar mucho tampoco.

La publicidad la anuncia como de humor negro. Es más bien una reflexión sobre la ausencia de moralidad cuando se llega a situaciones límites de impotencia.

Hay una buena idea, con oficio audiovisual, buenos actores (algunos nuevos muy promisorios como Mercedes de Santis y Federico Salles), vago coqueteo con el humor negro (especialmente al final), y temas musicales eclécticos que son oportunos sólo en ciertos momentos.

El director, Armando Bo III, es nieto del homónimo que cuando niño protagonizó el clásico PELOTA DE TRAPO (1948) y, años después, como director fue más famoso por lucir a su mujer, Isabel Sarli, desnuda que por la riqueza de sus argumentos.

PUDO SER MÁS IMPACTANTE CON MAYOR RIGOR SELECTIVO. INNECESARIAMENTE LARGA. DE DULCE Y DE AGRAZ.

Ficha técnica


Drama, suspenso 
BFDistribution Argentina – España – 1,52 hrs.– 
Fotografía: Javier Juliá 
Edición: Pablo Barbieri Carrera 
Música: Pedro Onetto 
Diseño Prod.: Pablo Bordenabe, Carlos Carnota 
Guionistas: Armando Bo II, Nicolás Giacobone 
Actores: Guillermo Francella, Carla Peterson, Gloria Carrá 
Director: Armando Bo III

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