sábado, 26 de mayo de 2018

Pablo, Apóstol de Cristo - Por Juan Pablo Donoso

Sin ser beatífica es profundamente humana, histórica y espiritual.

Narra los últimos días de San Pablo (Saulo de Tarso) en la cárcel Marmentina de Roma.

Su antiguo amigo y compañero de apostolado, el evangelista Lucas, al saber que Pablo se hallaba prisionero y condenado a muerte, aprovechando su condición de médico, logró visitarlo muchas veces y escribir su biografía en el Nuevo Testamento.

Bajo el imperio de Nerón los cristianos eran sacrificados en el Coliseo o quemados en las calles como antorchas vivientes. Cuando Nerón incendió Roma acusó a los cristianos de hacerlo y, en especial, a Pablo como instigador.

La película, filmada en Malta, acontece en escenarios muy similares a los de la época. Hay todavía construcciones, calles, túneles y jardines bien conservados. Y la fidelidad visual se extiende a los vestuarios y a la iluminación con antorchas y claroscuros interiores.

A diferencia de otras súper gestas bíblicas, en esta abundan los diálogos por sobre las acciones. Pero son tan inteligentes y sensibles que mantienen el interés y provocan reflexión. Si bien exhiben ámbitos en que los cristianos se mantenían hacinados y sucios en hogares humildes, además de escenas callejeras y salones palaciegos, en todo momento se respira el aire de intimidad y pavor de ser perseguidos y capturados.

Por carecer de glamour, está más cerca de un “film-noir” (de antihéroes) que de una hazaña heroica comercial. Así, logra un objetivo aún más noble: seducir por medio de la emoción humilde y el coraje de la fe en el legado de Jesús.

Las actrices responden a sus roles con realismo muy femenino, tanto las pobres y desarrapadas como las damas de la nobleza. Y los actores secundarios se integran con naturalidad al ambiente poco sofisticado y casi insalubre de las calles.

El peso del drama lo llevan los tres personajes principales: Lucas (Jim Caviesel – Jesús en La Pasión de Cristo 2004), Pablo (James Faulkner – Game of Thrones y Downtown Abbey) y el oficial romano Mauricius (Olivier Martínez – carismático actor francés poco conocido entre nosotros).

Cabe destacar la partitura musical del polaco Jan A.P. Kaczmarek (Oscar 2004 por Descubriendo la Tierra de Nunca Jamás), que combina la indefensión de esos aterrados cristianos con la omnipotencia del Imperio.

¿Cómo habrían sido los futuros cristianos sin el aporte de Pablo quien, víctima de las torturas, mantuvo su fe demostrando que la gran Maldad sólo puede combatirse con una mayor Bondad? Y cuánto debemos a Lucas por haber documentado sus últimos días en los Hechos de los Apóstoles.
Es lamentable la poca publicidad para este filme en comparación con las grandes fantasías futuristas. Entre el público de la sala había más juventud de la esperada. Y a pesar de todo el pop-corn consumido, fue sorprendente verlos aplaudir emocionados al final. La siguieron con atención, captaron el mensaje y salieron enriquecidos con un tipo de cine diferente y poderoso.

UNA GRAN PELÍCULA: SABIA, AUTÉNTICA E INSPIRADORA. LAMENTABLEMENTE MAL PROMOVIDA.

Ficha técnica

Título Original: Paul, Apostle of Christ 
Sony Drama, historia, religión EE.UU. – 1,48 hrs. 
Fotografía: Gerardo Madrazo 
Edición: Scott Richter 
Música: Jan A.P. Kaczmarek 
Diseño Prod.: Dave Arrowsmith 
Guionistas: Terence Berden, Andrew Hyatt 
Actores: Jim Caviezel, James Faulkner, Olivier Martínez 
Director: Andrew Hyatt

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