jueves, 14 de diciembre de 2017

La Fiesta de la Vida - Por Juan Pablo Donoso

Quienes disfrutaron con Amigos Intocables (2011) volverán a reír y pensar con esta nueva comedia de sus mismos realizadores.

Todo ocurre en 24 horas. Los acaudalados novios Pierre y Helena arriendan un castillo francés del siglo 17 para celebrar la boda. Como todo deberá ser elegante y grandioso contratan los servicios de Max Angely, de los más caros y prestigiados banqueteros de Europa.

Desde la mañana de aquel día seremos testigos de cómo cada detalle es preparado y previsto minuciosamente: sus ayudantes, el vestuario barroco de los garzones, los licores finos y hors d´ouevres, el personal de cocina, el DJ con su orquesta exclusiva, el fotógrafo de celebridades, y hasta los expertos en fuegos artificiales para culminar la noche de gala.

Son muchos los subalternos y enorme la vorágine de trabajo. A medida que pasan las horas vamos conociendo a los ayudantes y empleados, con sus temperamentos, amoríos, torpezas y desencantos.

Lo que prima es la velocidad y el rigor con que Max conduce este guirigay.

El reloj seguirá avanzando y cuando ya el evento esté en todo su esplendor, comenzarán a producirse accidentes y giros inesperados que culminarán, al amanecer, cuando el mensaje de cordura de los realizadores remache esta demencia.

La película es ágil, graciosa, variada por la cantidad de personajes y llena de sorpresas y contratiempos. Inteligente y minucioso guión; una dirección de actores en que hasta los más secundarios son frágiles y sensibles.

Y en medio del caleidoscopio se destaca Jean- Pierre Bacri, como Max, quien desde la primera escena nos cautiva con su histrionismo y perfecto dominio de la comedia, como también del drama que siempre subyace en toda buena farsa.

Sin duda, años atrás, ese rol lo habría hecho al fallecido Louis de Funes: prodigio de hilaridad, ritmo vertiginoso y absoluta falta de lógica. Esta comedia pareciera concebida para él. Pero, providencialmente, contaron con Bacri: también calvo, feo, edad mediana, mal genio, y expuesto a los chascos más imprevistos. Si bien con De Funes habría sido desternillante de comienzo a fin, el mérito de Jean-Pierre Bacri es la faceta dolorosa que oculta detrás de todo el desquicio. Con este actor fue más notoria la tragicomedia y el mensaje final.

El título en francés – Le Sens de la Fete (El Sentido de la Fiesta) - es más elocuente que su traducción al español. Porque las secuencias finales nos invitan a reflexionar sobre el verdadero “sentido” de una fiesta, lo que en verdad importa en una celebración, y cómo, a pesar de todo el dinero invertido y del calvario del prestigioso banquetero, lo más valioso será que los invitados, gracias a lo imponderable, descubrirán el encanto íntimo de la luz de las velas.

Y por eso comprendemos que el banquetero se anime a seguir adelante con su torturante oficio, por muy masoquista que parezca.

UNA OSTENTOSO BANQUETE QUE SE DESCALABRA PARA FELICIDAD Y TERAPIA DE TODOS SUS COMENSALES.

Ficha técnica


Títutlo Original: Le Sens de la Fete 
BFDistribution 
Comedia Francia, Canadá, Bélgica – 1,57 hrs 
Fotografía: David Chizallet 
Edición: Dorian Rigal-Ansous Música: Avishai Cohen 
Diseño Prod.: Nicolas de Boiscuillé 
Actores: Jean Pierre Bacri, Jean-Paul Rouve, Gilles Lellouche 
Guionistas y Directores: Olivier Nakache y Eric Toledano

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