jueves, 6 de octubre de 2016

Psycho Raman - Por Juan Pablo Donoso

Una obra de arte indiscutible. 

Retrato íntimo de un asesino en serie (41 crímenes) y testimonio visual del policía desquiciado que lo persigue. ¿Quién es más brutal, la presa o el cazador?       
                                                 
Pesadillesca y desagradable, pero con el extravío fascinante de los cuadros de Bosch o de Brueghel.          
                                                               
Mientras soportamos el filme, resulta a la vez admirable en su forma y  fondo. 

Iluminación penumbrosa, casi siempre nocturna, ambientada en rincones, como los recodos siniestros de la mente de sus protagonistas, y quizás a veces de la nuestra.                                                       

Música perfecta, que toma presencia justo cuando es necesaria, y pasa desapercibida, sólo subliminal y atmosférica, cuando así se lo requiere la trama.  

En cada toma, aun la que parece más  insignificante, hay miedo, miseria subyacente, y acierto visual.  Lejos de cualquier película convencional  de terror.

El director y guionista Anurag Kashyap se declara admirador de Tarantino y Aronovsky, y con esta obra demuestra ser un discípulo capaz de emular las virtudes de sus maestros, y al mismo tiempo narrar con voz propia.

Es uno de lo filmes más poderosos del mundialmente conocido Bollywood, sin las inoportunas concesiones coreográficas de aquellas, pero al mismo tiempo insertando la música para potenciar el dramatismo del discurso.

Aunque al comienzo anuncia que es ajena al verdadero Raman Raghav, su espíritu está presente en cada fotograma. 

Con sus monólogos, el asesino nos desliza por los vericuetos de su mente, escuchando la motivación de sus crímenes, y cómo auto-justifica su sangre fría.   

El sádico proceso es la urdimbre para llegar, finalmente, al encuentro climático de los antagonistas. Un diálogo de antología, cuando ambos criminales abren sus almas llevándonos a pensar que, en el fondo, son una misma monstruosa criatura habitando dos cuerpos. Y donde el más despiadado podría ser el menos perverso y bestial.    

El actor Nawazzuddin Siddiqui exuda verdad en cada segundo, como si fuera un documental. Logró tal transparencia en la interpretación de su personaje, que llegó a enfermarse y alucinar mientras balbuceaba sus textos durante la filmación. Otro tanto, equivalente en su gestualidad, consigue Vicky Kaushal el corrupto policía drogadicto.  

Lo incómodo del tratamiento audiovisual es deliberado y mérito artístico del filme. Carece en absoluto de “glamour”.    

De ninguna manera es aconsejable para quienes van al cine a pasar un rato agradable, o a salir inspirados por las bondades del alma humana.

UNA OBRA MAGISTRAL PROFUNDAMENTE PERTURBADORA.

Ficha técnica

Crimen, drama, “cine-noir”
India – 133 minutos
Fotografía: Jay Oza
Música: Ram Sampath
Edición: Aarti Bajaj
Cinetopia
Guionistas: Vasan Bala y Anurag Kashyap
Actores: Nawazuddin Siddiqui, Vicky Kaushal, Sobhita Dhulipala 
Director: Anurag Kashyap

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