lunes, 15 de agosto de 2016

Juventud - Por Carlos Correa

Una semana ha pasado desde que vi “La giovinezza”, de Paolo Sorrentino y recién ahora siento que puedo expresar algunas ideas sobre la película. El mismo creador de “La gran belleza”, ganadora del Óscar 2013, nos entrega una cinta que explora sobre emociones, recuerdos y actualidad de dos amigos “sub 90” que pasan una temporada de vacaciones en un hotel de los Alpes. Sus historias tienen mucho en común pero son en esencia distintas: Fred Ballinger -Michael Caine- compositor y director de Orquesta ya retirado de los escenarios parece tener claro que ha emprendido un viaje sin retorno. La nostalgia de ello está presente, sin embargo parece asumida su condición y tránsito hacia una vejez física mas no mental. Mick -Harvey Keitel- ejerce aun como director de cine y está terminando su última película con la que pretende dejar un legado, un testimonio y una marca en la historia.

La dinámica de estos dos entrañables amigos es especial. Sus conversaciones están impresas por diferentes visiones de lo que fue su vida, de la relación con sus hijos (Lena -Rachel Weisz-, la hija de Fred, casada con el hijo de Mick acaba de ser abandonada por él) y por las todas las experiencias vividas en común, con un puntos de convergencia, la salud, la amistad y el presente que están viviendo, con sus físicos deteriorados pero con mentes activas, creativas y aun llenas de juventud.

Sorrentino dibuja un paisaje emocional que es comparable a la espléndida fotografía que Luca Bigazzi nos regala. El entorno de los Alpes sugiere altura de miras, una etapa superior donde se mira hacia atrás con perspectiva y sabiduría. La anécdota de la visita del emisario de la Reina Isabel para que Fred vuelva a la actividad en un concierto para el príncipe Felipe, requerimiento al que Fred se niega rotundamente, se contrapone a la esperanza desmedida que Mick tiene en su cinta testimonial con Brenda Morel -Jane Fonda- como protagonista. Mick Boyle, un joven actor que es interpretado por Paul Dano, es una fina contraparte para ambos; pone de manifiesto las dudas, los caminos y decisiones y finalmente las opciones. La presencia en el lugar de la Miss Universo -Poppy Corby-Tuech- es otra voz adicional que que confronta las etapas de la vida, un contrapunto emocional, físico y nostálgico al baúl de los recuerdos de Mick y Fred, también representado por una joven masajista a quien no le gusta conversar y cuyo mundo interior es misterioso y desafiante, voz marcada también por una caricatura de "maradoniana", de un ex futbolista latinoamericano con evidente sobrepeso y problemas respiratorios que vive solo de su pasado.

La cinta es reflexiva, por momentos desordenada y llena de metáforas que no pueden leerse en forma lineal. Las capas presentes -y algo ocultas- en el tono de comedia en que se desarrolla el metraje permiten el lucimiento del gran Michael Caine, en un papel que parece diseñado a su medida y que le calza perfecto. Todo gira en torno a su mirada, sus movimientos, su disposición a escuchar y sus diálogos cortos, precisos y con un filo que desnuda un interior que si bien está asumido, esconde una historia familiar difícil que apenas se deja divisar en su real dimensión.

En “Juventud” la trama no es lo sustantivo en un guión inteligente, y concentrado. Lo que destaca en la descripción de Paolo Sorrentino es el transcurso, el recorrido y el movimiento de la vida representada por diferentes estados, matices y formas. Tal vez es lo más cercano a una descriptiva sinfonía de colores que representa etapas, vivencias y relaciones que van formando la experiencia y que permiten ver al mundo desde otras perspectivas; ni buenas ni malas, solo diferentes. El director tiene la libertad y la osadía de permitir que cada uno de nosotros, los espectadores, rellene con sus experiencias, emociones y racionalidades, el centro del relato. En lo que nosotros fijemos la atención encontraremos propuestas y sugerencias, no certezas ni respuestas y aquello es un valor innegable de un cine diferente, que por momentos aspira a mayores alturas y que sin embargo con lo que ofrece cumple perfectamente las expectativas que genera.

“Las emociones están sobrevaloradas” dice Mick, “sin embargo es lo único que tenemos”. Una frase que durante esta semana me ha rondado permanentemente y que en mi reflexión se transforma en el foco en el que he puesto la mayor atención. Ciertamente, para alguien racional, lo emocional representa un desafío importante pues no es lo más cercano, lo seguro o el espacio de confort. Sorrentino parece saberlo y lo explota sustancialmente. Y acá me gustaría conocer más desde la vereda de enfrente. Todo aquello que esta cinta transmite a una persona emocional. Tal vez el resultado de ambas reflexiones sea muy similar a lo representado en la cinta lo que reflejaría un arte mayor en este trabajo. Qué interesante sería debatirlo y analizarlo desde esas perspectivas. la invitación está abierta, y este espacio también.

Ficha técnica

Título original: Youth - La giovinezza
Año: 2015
Género: Drama, vejez, mistad
Música: David Lang
Fotografía: Luca Bigazzi
Duración: 118 minutos
Actores: Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Paul Dano, Jane Fonda, Tom Lipinski, Poppy Corby-Tuech, Madalina Ghenea, Emilia Jones, Mark Kozelek, Anabel Kutay, Rebecca Calder, Ian Keir Attard, Roly Serrano
Productora: Coproducción Italia-Suiza-Francia-Reino Unido; Indigo Film / Medusa Film / C-Films / Bis Films / Pathé / Number 9 Films
País: Italia
Guión: Paolo Sorrentino
Director: Paolo Sorrentino

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