miércoles, 23 de julio de 2014

La Danza de la Realidad - Por Juan Pablo Donoso

Este último filme de Alejandro Jodorowski abunda en méritos:
El primero de ellos es haber conseguido un presupuesto de US$ 3.000.000 de dólares para realizar una superproducción en Chile. Y el dinero fue bien aprovechado.

La cinta tiene universo poético propio, y el autor lo ha mantenido en todas sus películas a lo largo de muchos años.
El relato es fluido y coherente para el espectador.

Como estructura narrativa es una epopeya, plagada de episodios, en que los personajes se van turnando en el protagonismo.
La obra deja sensaciones e imágenes en el recuerdo; lo que revela que fue concebida desde una creatividad orgánica, honesta, y con sólida visión de mundo.

Las alegorías – por muy caprichosas o impactantes que parezcan en un comienzo – son pertinentes como síntesis poéticas cuando se ha recibido el relato completo.

A diferencia de otras creaciones cinematográficas plagadas de metáforas y alegorías – que resultan crípticas y sólo comprensibles para sus autores – en este caso, por fantasiosas o escatológicas que se vean a primera vista, son siempre claras y pertinentes con el proyecto total.

El autor se da el gusto de hacer intervenciones personales que podrían parecer sólo afanes de impresionar, o de figurar en las imágenes; sin embargo resultan livianas y facilitan el flujo de la historia.

Si bien vemos el relato desde los ojos y la sensibilidad del niño nacido y criado en Tocopilla (el mismo Jodorowski en su infancia), el protagonista será siempre el padre – quien pasa de una brutal tiranía hacia su familia a convertirse en un ser dolorosamente humano, cuando vive en carne propia las consecuencias de sus impulsos e ideologías totalitarias. 

La madre – muy eróticamente idealizada por el niño – en vez de hablar, sólo se expresa cantando operáticamente.

“Cuando mi madre – desnuda - se pintó entera de negro dejé de temer a la oscuridad”, dice Jodorowsky.

En todos sus filmes incorpora personas con extremidades mutiladas, que gravitan con fuerza en la trama. ¿Será esto algún resabio subconsciente de su niñez?

Esta vez incluye recursos del teatro Butoh, hasta el punto de contar con la colaboración de Ítalo Tai, máximo exponente de esa expresión físico-teatral en nuestro país.

SURREALISMO AUTOBIOGRÁFICO CLARO, CONMOVEDOR Y AMENO, CON EL SELLO PERSONAL Y MADURO DE JODOROWSKY. 

Ficha técnica

Director y Guionista: Alejandro Jodorowsky
Actores: Brontis Jodorowsky, Pamela Flores, Jeremías Herskovits, Bastán Bodenhöfer, Axel y Adán Jodorowsky
Chile – Francia – 130 minutos

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