lunes, 13 de enero de 2014

El lobo de Wall Street - Por Carlos Correa

La nueva cinta del director Martín Scorsese es un desenfreno total. Son tres horas intensas, sin tregua, donde los protagonistas parecen estar poseídos permanentemente. La historia es real y la protagoniza Jordan Belfort -interpretado por el histriónico y notable Leonardo DiCaprio-, un joven y ambicioso agente de la bolsa que luego de hacer sus primeras armas, recibir los consejos de un gurú del área, Mark Hanna -Matthew McConaughey-, y ser testigo presencial del lunes negro de octubre de 1987, crea su propia empresa -Stratton Oakmont- para hacerse millonario gracias a dinero invertido en empresas de poca monta y de dudosa reputación.

Lo que parece ser el sueño americano se degrada y termina siendo una verdadera pesadilla. Belfort, siguiendo los consejos obtenidos, no duda en consumir todo tipo de drogas, pagar por hermosas mujeres y estirar el elástico a más no poder con tal de conseguir dinero, poder; más dinero y más poder, en una carrera que parece no tener fin. Es cierto, Belfort tiene un talento único para los negocios, para convencer a cualquiera que debe invertir en la mejor oportunidad que sin duda es la que él recomienda. Pero no todo lo que brilla es oro ni es legal. El apodo bien ganado, "lobo de Wall Street”, lo hace inmediatamente famoso y junto a su "manada” de agentes, realmente son verdaderos animales dentro del ya impersonal mundo bursátil.

Scorsese, quien pensaba originalmente en un corte de 4 horas para la cinta, no duda en mostrar un ambiente turbio lleno de excesos y con fuerte contenido explícito, tanto sexual como inmoral y antivalórico. Parece que quisiera, a través de una cierta admiración de la conducta de los protagonistas, cansar, agotar y finalmente lograr rechazar aquello que muestra con tanto glamour y vehemencia. En otras palabras, aquello que puede ser lo más apetecido, lo más soñado, aquello que el dinero compra con mucha facilidad, todo ello se transforma finalmente en algo insostenible, algo que, al carecer de valor real y sentido, se esfuma y pasa a ser sólo una caricatura, una cortina de humo que al menor traspié se desvanece y deja de existir. Todo es desechable, incluso la vida humana, en pos de obtener el éxito fácil, la ganancia abundante, mujeres y drogas exclusivas. ¿Quién puede vivir así? ¿Quién soporta y resiste vivir así sin destruirse asimismo por fuera y por dentro? Tal vez el protagonista no responde estas preguntas pero nos da una luz de alerta en un mundo cada vez más complejo y donde la realidad en ocasiones como esta y tal vez en muchas otras, supera ampliamente a la ficción.

Es notable el manejo de recursos en el relato. Un guión que no tiene puntos bajos, aunque algo repetitivo, nos deja perfectamente claro lo que se quiere conseguir y demostrar. La actuación de Di Caprio es realmente notable, capaz de incluir en su caracterización a muy diversos “Jordan” y “Belfort”, todos excepcionales. Y los roles que lo acompañan también están a su altura. Sus socios -destaca Jonah Hill como Donnie Azoff-, y sus esposas, son el complemento perfecto a una cinta que aunque está llena de personas y elementos es, finalmente, una historia de un hombre solitario que creyó conquistar el mundo, que logró el tan apetecido éxito, que transó todo lo que pudo -incluso delatando a sus amigos-, que finalmente fue derribado y luego de sólo 22 meses en prisión (pudiendo o debiendo estar al menos 30 años por la gravedad de los delitos cometidos) se gana actualmente la vida con charlas motivacionales acerca de su historia para pagar -algún día- los US 110 millones de dólares a los que fue condenado.

Ficha técnica

Titulo Original: The Wolf Of Wall Street
Distribuidor: Diamond Films
Calificación: 18
Duración: 180 minutos
Género: Acción
Año: 2013
País: Estados Unidos
Elenco: Leonardo DiCaprio, Matthew McConaughey, Kyle Chandler, Jonah Hill, Joanna Lumley y Spike Jonze.

Director: Martin Scorsese

No hay comentarios.:

Publicar un comentario