Título original: Prometheus
Distribuidor: FOX
Calificación: 14
añosDuración: 124 min
Género: Suspenso - Ciencia
Ficción
Año: 2012
País: USA
Director: Ridley
Scott
Elenco: Noomi
Rapace, Michael Fassbender, Guy Pearce, Idris Elba, Logan Marshall-Green y Charlize
Theron.
José Astorga @signiscinechile @aracnus7
La mitología griega
plantea que Prometeo, hijo de los Titanes, creó a la humanidad y que luego esta
se esparció por toda la tierra (Gustav Schwab, Las más bellas leyendas de la Antigüedad clásica).
Sir Ridley Scott,
director de las afamadas Alien el octavo
pasajero (1979) y Blade Runner
(1982), da un nuevo vistazo a la leyenda de sus magistrales criaturas "xenomorfas"
creadas por el suizo H. R. Giger. Sin embargo, el vistazo no es directo sobre
los parásitos extraterrestres mismos, sino sobre los space jockey, seres humanoides gigantes vistos en la primera
entrega de Alien como un simple fósil
en el decorado de la escena y que planteaba la interrogante que abría la
narración: ¿qué los habrá matado?
Prometheus (Prometeo en Latinoamérica), considerada como una precuela de Alien, promete más de lo que entrega.
Los vistosos
decorados naturales del inicio del filme –parajes de España, Islandia e
Inglaterra–, dan paso a la irrupción de un elemento que entrega tensión, una
sombra gigantesca que avanza por estos pacíficos paisajes... Lo que pasa
después es una serie de picoteos histológicos y análisis filosóficos de la
vida, Dios, fe; creencias contra ciencia; empresa, vida, vida artificial... El
tema central, el posible origen de los aliens
que hicieron sudar la gota gorda a Sigourney weaver, se diluye tal como se disolvía
el metal bajo la viscosa saliva de las criaturas y pasa a ser una serie de
propuestas teóricas y un tanto forzadas sobre la creación-Creación, la fe en
oposición a la incredulidad.
Los momentos de
tensión que se esperan en este tipo de cinta son pocos, la magnificencia natural
impresionante y el discurso constante sobre la teoría darwiniana, diluyen el
suspenso que sólo se atisba en la espera de cuándo y cómo aparecerá el protagonista
real, estos arquitectos de la humanidad o el codiciado prealien, y cómo pondrá
en aprietos a estos humanos incautos cuyos roles quedan relegados a un segundo
plano al ser simples estereotipos sin mucha profundidad psicológica, exceptuando
al androide David, fan de Lawrence de
Arabia e imitador del personaje encarnado por Peter O'Toole en la magistral
obra de David Lean (1962), en su intento de parecerse a los humanos no porque
desee ser humano, sino por simple programación, por simple ciencia, calculadora,
pura y fría.
En suma, una
reflexión sobre los orígenes de la vida que entrega demasiadas posibilidades a
la interpretación –al ¿qué quiso decir con lo que está diciendo?–, que en esa
búsqueda del creador deja de lado el núcleo de su narración, su alienígena
principal, abriendo puertas para análisis filosóficos más allá de lo puramente cinematográfico
y que al final transforman a su Prometheus
en una débil propuesta de la magnífica Alien de1979, sin dejar de lado, eso sí,
que los arquitectos tiene un arquitecto mayor, y que, en definitiva, la ciencia
tiene, necesariamente, un Creador.