viernes, 27 de noviembre de 2020

El Agente Topo - Por Carlos Correa

La misión es ultra secreta. Se trata de descubrir si una residente del hogar de ancianos “San Francisco” en la comuna de El Monte, la señora Sonia Pérez, es víctima de malos tratos o recibe efectivamente la atención que le corresponde. Su hija, muy preocupada -y también muy ocupada al parecer-, contrata a la agencia de Rómulo Aitken para llevar a cabo una investigación que requiere un “especialista”. Surge, entonces, la idea de un infiltrado, un “agente”, un “topo”, que pueda internarse en el hogar y comprobar, desde adentro, la verdad de las cosas. 

La idea de poner un aviso en el diario buscando “un adulto mayor hombre, de 80 a 90 años, buena salud, autovalente, discreto, con manejo de la tecnología y disponibilidad para vivir fuera de su casa por tres meses”, da resultado. Los postulantes, con las más variadas características, son numerosos, sin embargo Sergio Chamy se destaca entre ellos. De 83 años, viudo hace muy poco, contextura delgada, animoso, con hijos y nietos, resulta elegido para llevar a cabo el mentado y osado plan.

Maite Alberdi nos regala un trabajo profundamente humano, realizado con cariño, preocupación y esmero. La historia atrapa desde su título, porque se trata de un tema actual al que que la directora añade elementos de thriller que generan expectativa y curiosidad. ¡Y vaya resultado!

Las imágenes hablan por si solas. La cámara de Alberdi es una ventana al interior del hogar. Desde la llegada de Sergio, el registro de lo cotidiano, las conversaciones, miradas y gestos, son captados por su lente con precisión única. La directora filma los detalles con gran calidad. Sus encuadres entregan diferentes perspectivas y no hay una toma similar a otra. El trabajo de sonido es excepcional, escuchamos perfecto cada uno de los diálogos entre los presentes. No es sencillo conseguir naturalidad cuando las personas filmadas se enfrentan a un equipo de rodaje. Maite Alberdi, al igual que en “La Once” y en “Los Niños”, lo consigue y lo hace parecer en extremo natural. Esa es la espontaneidad que brota de la pantalla y nos aborda, porque somos nosotros los que estamos ahí, mirando, escudriñando, sintiendo. La realización de Alberdi es prístina, se transforma en un imán que nos atrae cada vez más en la medida que avanzan los minutos. ¡Entrañable!

La cinta deja al descubierto lo que es importante a la edad de los protagonistas. El cariño, el cuidado, la compañía, la contención y la salud, son trascendentes cuando asoma la vulnerabilidad, la desprotección, la despreocupación, la tristeza, el abandono y el olvido. ¡Qué bien retrata esta cinta cada uno de los aspectos mencionados! ¡Nos remece, nos conmueve!

Aun más interesante resulta ser el viaje de su protagonista, nuestro infiltrado Sergio, “el agente topo”. Sin duda la investigación le llama la atención desde un comienzo y, aunque no es ducho en lo tecnológico, acepta el desafío con bastante buen humor y sobre todo deseos de superar las pruebas. Su carácter es fuerte, se nota desde su primera entrevista para el trabajo, aunque lo disimula bien. La misión lo rejuvenece porque Sergio está de duelo. Han pasado solo tres meses desde el fallecimiento de su mujer, pero no se bajonea, al contrario, parece buscar en qué distraerse y este encargo le viene como anillo al dedo.

Sergio tiene herramientas emocionales para enfrentar a su misión. Lo observamos en su trato, en lo generoso de su amistad, en lo acogedor que es y en el vínculo que logra crear con sus pares. Mientras avanza en su investigación debe enviar informes y eso es como escribir un diario. Son tres meses en los que debe seguir cualquier pista, cualquier indicio, algo sobre lo que pueda existir alguna duda razonable. Pero la investigación finalmente se torna sobre él; se descubre a si mismo, reconoce su propia situación. La misión le permite sentirse útil, sentirse vivo, valorizar su condición actual, reconocer a su familia y por supuesto reflexionar sobre su vida.

¿Estamos en presencia de una realidad o una ficción? Por momentos, la respuesta puede resultar equívoca. El hogar es real, quienes residen allí son adultos mayores reales, Sergio es real, la investigación es real, las conversaciones son reales pero, ¿la historia es real? No lo sabemos. ¿Importa acaso? Tal vez, desde lo formal. Ficción y realidad se funden en este trabajo de Maite Alberdi. Los límites entre un género y otro son difusos pero no confunden. Al contrario, yo diría que agregan valor a una obra cuyo centro es visibilizar un tema que tal vez relegamos a un segundo plano. Al relevarlo, Alberdi nos impulsa a reflexionar desde la emoción que nos provoca lo que observamos. Al conmovernos, nos involucra y realmente nos interpela. Y al retratarlo, con delicadeza y finos trazos, nos hace sentir parte y así nos convoca.

La revelación que hace “El Agente Topo” va mucho más allá del mensaje de una cinta que emerge de una pantalla grande, mediana o chica; es la pantalla de nuestra propia vida la que tenemos delante; por eso resulta imprescindible.

Ficha técnica

Título original: El agente topo
Año: 2020
Duración: 90 minutos
País: Chile
Productora: Coproducción Chile-Alemania-España-Países Bajos (Holanda)-Estados Unidos; Micromundo Producciones, Motto Pictures, Sutor Kolonko, Volya Films, Malvalanda
Género: Documental | Vejez
Guion: Maite Alberdi
Música: Vincent van Warmerdam
Fotografía: Pablo Valdés
Reparto: Documental (intervenciones de: Sergio Chamy, Rómulo Aitken, Marta Olivares, Berta Ureta, Zoila González, Petronila Abarca, Rubira Olivares)
Dirección: Maite Alberdi

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