sábado, 21 de noviembre de 2020

Camaleón - Por José Blanco Jiménez

Película asfixiante, que recuerda más de un thriller norteamericano, pero con personajes estéticamente chilenos y situaciones consonantes con nuestra realidad. Para recibir visitas, habrá un antes y un después. 


No tengo idea del por qué Jorge Riquelme Serrano decidió intitular Camaleón a su largometraje, pero me lo imagino.

Así como el pequeño lagarto cambia de color, también un individuo puede cambiar su manera de actuar según se dan las circunstancias. Y un aparentemente pacífico e inocuo jovencito puede convertirse en un sujeto de alta peligrosidad.

Paulina (Paulina Urrutia) es despertada en su lujosa casa de la playa por su amiga Paula (Paula Zúñiga) después de una fiesta que duró hasta avanzada la noche y en la que corrió el alcohol. Poco a poco, el espectador se percata que existe una relación lésbica entre ambas y será evidente con lo que va a ocurrir después.

Tocan a la puerta y aparece un joven (Gastón Salgado) que viene a devolver dos copas que un amigo suyo se llevó para la casa. Sinceramente, tiene aspecto de jugador de fútbol y analfabeto. Es de pocas palabras y despierta una cierta simpatía en Paulina, que lo invita a tomar asiento y a conversar.

Ello provoca una reacción de celos en Paula, que empieza a emborracharse y a soltar su lengua acerca de temas privados como el uso anal de un vibrador. Denuncia también a Paulina sobre su adicción a los fármacos.

En la medida que avanza la trama (y no voy agregar nada más) es posible empezar a armar un rompecabezas cuyas primeras piezas se entregan antes de los créditos de inicio con una fugaz aparición de Alejandro Goic. También es importante las imágenes de los espejos.

La atmósfera se vuelve asfixiante y se hace evidente la naturaleza del visitante.

Con excelentes actuaciones, podría pasar por un thriller norteamericano si no fuera por la “chilenidad” del aspecto de los intérpretes y por la situación escenográfica. Y creo que allí está su fuerza. Nada de estridencias ni de sobreactuación. Todo fluye de manera inquietante y creíble.

Muchos ahora lo pensarán dos veces antes de dejar entrar a un desconocido, aunque haya estado en la fiesta de la noche anterior. Y un detalle: la diversidad sexual no es nefasta en sí, pero puede abrir puertas que son nefastas: ¡recuerden la muerte de Pier Paolo Pasolini!

Disponible en www.ondamedia.cl

(Camaleón. Chile, 2016)

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