lunes, 13 de julio de 2020

Secretos de Estado - Por Carlos Correa

Disponible en Amazon Prime.

Inicios del año 2003 y la invasión a Irak es inminente. Las maniobras políticas de Estados Unidos y Gran Bretaña se suceden y cobra relevancia una nueva votación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es con este trasfondo que el papel de Katharine Gun -Keira Knightley- surge como fundamental. Katharine trabaja como traductora en el GCHQ -Cuartel General de Comunicaciones-, uno de los tres servicios de inteligencia del gobierno británico. Su tarea es recopilar información clasificada por lo que la recepción de un e-mail que solicita un trabajo de espionaje no le es ajeno. Sin embargo, a quiénes se debe espiar es lo realmente preocupante; urge encontrar información específica que permita presionar a los miembros del Consejo de Seguridad para forzar la resolución y hacer viable la guerra.

Katharine, que sigue con atención el desarrollo de los hechos a través de la prensa, tiene muy claro que ir a la guerra no es una buena idea. Duda de la información oficial y descree que las razones que se enseñan públicamente sean verídicas. La instrucción recibida no hace más que ratificar su pensamiento y decide filtrar la comunicación. Es un acto arriesgado pero su conciencia no le permite una opción distinta. Acusada de traición por violar el Acta de Secretos Oficiales y arriesgando pena de cárcel, Katharine debe emprender una lucha por sus principios y por la defensa de lo que considera una situación injusta e inaceptable.

La cinta, inspirada en hechos reales, está basada en el libro “The Spy Who Tried to Stop a War” de Marcia y Thomas Mitchell. Dirigida por Gavin Hood, “Official Secrets” plantea temas muy interesantes de analizar. En primer lugar, la decisión de la protagonista de filtrar información secreta. Este acto implica un dilema valórico y moral. Katharine está sujeta a normas y ha comprometido lealtad con una agencia de inteligencia, sin embargo la instrucción que recibe le genera una contradicción vital. ¿Se puede justificar una guerra en base a mentiras y presiones? El viejo dilema de si “el fin justifica los medios” se presenta una vez más y con letras mayúsculas.

Un segundo elemento de la reflexión se dirige hacia la prensa. La filtración de la información clasificada tiene como destino que ésta sea publicada. Para cumplir este objetivo, la cadena de transmisión no es sencilla pues se trata de una materia secreta donde los involucrados en la operación arriesgan sanciones no menores. La cinta retrata este pedregoso camino a través de Martin Bright -Matt Smith-, reportero de “The Observer”, y abarca desde la recepción del documento, su compleja validación y posterior publicación, poniendo mucho énfasis en las discusiones respecto a las diversas opiniones que genera, las definiciones editoriales y la materia de interés público que representa la información descubierta.

Luego de la filtración y una vez que Katharine asume su responsabilidad, se desencadena un tercer elemento que resulta inquietante. Las presiones que comienza a recibir, sin ser acusada formalmente, la persecución a su marido -extranjero, con una situación migratoria en suspenso y al borde de la deportación-, la casi nula posibilidad de defenderse y la discriminación que sufre, ahogan y ponen en jaque sus ideales. Las dudas de Katharine se hacen mayores y la incertidumbre se incrementa. ¿Vale la pena arriesgar tanto por defender principios?

Un cuarto aspecto que la cinta aborda es la defensa jurídica de Katharine. Por ser parte de un régimen especial producto de su trabajo en inteligencia gubernamental, su posibilidad de ejercer acciones legales es muy limitada. No obstante, una agencia de Derechos Humanos le brinda ayuda logrando construir una estrategia que adquiere importantes características. El abogado a cargo, Ben Emmerson -Ralph Fiennes-, presenta una tesis de argumentación que se basa en la ilegalidad de ir a la guerra y el interés nacional -necesidad- de evitar dicha acción. Es muy interesante este elemento pues, a la luz de lo sucedido, resulta fundamental para las decisiones finales.

“Secretos de estado” es un thriller que funciona perfectamente en sus 112 minutos de duración. Logra combinar intriga, hechos públicos, política, situaciones personales, trabajo periodístico, investigación y elementos legales, entregando con ello una amplia variedad temática. En lo principal, se centra en valores y principios que se cuestionan desde la privacidad, el secretismo y lo público, dejando preguntas abiertas para posteriores reflexiones. La honestidad, el coraje y la valentía de la protagonista son valores puestos a prueba. La lealtad, la prudencia y el respeto a la norma, por otra parte, son otros valores cuestionados en aras de un bien mayor. Un dilema ético-moral tremendamente interesante y debatidle que no tiene en esta cinta un punto final.

Ficha técnica

Título original: Official Secrets
Año: 2019
Duración: 112 minutos
País: Reino Unido
Productora: Distribuida por Entertainment One. Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Clear Pictures Entertainment, Raindog Films, Screen Yorkshire
Género: Thriller. Drama | Basado en hechos reales. Espionaje. Política. Guerra de Iraq
Guion: Gregory Bernstein, Sara Bernstein, Gavin Hood (Libro: Marcia Mitchell, Thomas Mitchell)
Música: Paul Hepker, Mark Kilian
Fotografía: Florian Hoffmeister
Reparto: Keira Knightley, Matt Smith, Ralph Fiennes, Matthew Goode, Indira Varma, Tamsin Greig, Conleth Hill, Kenneth Cranham, Lee Byford, Dave Simon, Jeremy Northam, Rhys Ifans, Adam Bakri, MyAnna Buring, Hattie Morahan, John Heffernan, Monica Dolan, Jack Farthing, Peter Guinness, Angus Wright
Dirección: Gavin Hood

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