jueves, 7 de noviembre de 2019

Midsommar - Por Juan Pablo Donoso

Una obra inmensa, y poéticamente perturbadora.

Por estas razones se recomienda sólo a espectadores muy selectos.

Si un público masivo quiere pasar un rato agradable, y la resiste entera, saldrá molesto y desconcertado.

En lo visual es muy hermosa. Y también en su ambientación. Cada personaje tiene motivaciones claras y sufre un destino inesperado.

Repleta de niveles de lectura; con símbolos que sugieren una larga exploración antropológica.

Queda en el recuerdo como una cantata coral siniestra o sublime, según cómo se la descifre.

Nos mantiene tensos, al borde del asiento, durante las 2, 27 horas de duración, y ya viene con 30 minutos recortados.

Su tema es la transculturización. En este caso, del enfrentamiento súbito - y violento - que dos culturas muy distintas ejercen en la psiquis y valores de cuatro jóvenes contemporáneos.

Dani (Florence Pugh), joven universitaria estadounidense, cuya hermana bipolar se suicidó, acarreando la muerte de sus padres, para calmar su neurosis acepta la invitación de su novio y amigos de viajar a Suecia.

Visitarán la región rural de Pelle (Vilhelm Blomgren), uno de los compañeros, y serán acogidos por la comunidad de sus familiares.

Participarán de una fiesta folclórica milenaria llamada “midsommar”, en que sus habitantes celebran el solsticio de verano. Y esta vez, como cada 90 años, los ritos ancestrales vikingos alcanzarán su mayor solemnidad y trascendencia.

Las vacaciones que comienzan con una grata diversión con otros jóvenes y muchachas campesinas, compartiendo alucinógenos, los conducirá al centro bucólico de la ceremonia principal.

Allí compartirán, junto a los adultos y ancianos, sabrosos banquetes en largas mesas instaladas a pleno sol en la pradera. Escucharán sus cantos, oirán sus alocuciones, bailarán con hermosas muchachas de blanco adornadas con flores, y sentirán en el aire la invitación erótica de aquellas virginales adolescentes. 

Mas, con el fluir de la fiesta se irán desplegando otros antiguos rituales vikingos que - gradualmente - adquirirán contornos de salvajismo místico. Ante el estupor de los visitantes, los anfitriones justificarán sus acciones comparándolas con crueldades mucho menos compasivas de nuestro mundo supuestamente civilizado.

La estructura del guion es la de una espiral ascendente. Carece de conflicto antagónico. A pesar de los horrores, avanza sin cesar hacia un clímax que desconocemos.

Durante el dantesco desarrollo del relato nos preguntamos qué nos quiere comunicar su guionista y director Ari Aster (Heredity) con esta sucesión de esperpentos tan ajenos a nuestros valores morales.

Pero si hemos acompañado a la sufriente Dani por este averno, comprenderemos la sonrisa con que nos despide en la última imagen del filme: hay dolores del alma que sólo otras civilizaciones, muy remotas, nos pueden curar.

UN POEMA ANTROPOLÓGICO EN QUE LA BELLEZA Y EL HORROR SE COMBINAN PARA CONFIRMAR VERDADES ETERNAS DEL ALMA HUMANA.

Ficha técnica


Terror, drama - 2,27 hrs. 
EE.UU., Suecia, Hungría - 2,27 hrs 
BFDistribution 
Fotografía: Pawel Pogorzelski 
Edición: Lucian Johnston 
Música: The Haxan Cloak 
Diseño Prod.: Henrik Svensson 
Actores: Florence Pugh, Jack Reynor, Vilhelm Blomgren 
Guionista y Director: Ari Aster

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