sábado, 19 de octubre de 2019

Amityville: El origen de la maldición - Por José Blanco Jiménez

La noche del 13 de noviembre de 1973 Ronald DeFeo Jr. mató con un fusil a su padre, su madre y sus cuatro hermanos mientras dormían. Trató de construir una coartada, pero al final admitió sus crímenes asegurando que había sido obligado por unas voces que procedían de la casa.

Los hechos ocurrieron en el número 112 de Ocean Avenue de Amityville, una localidad del Estado de Nueva York. La casa fue comprada muy barata en 1975 por el matrimonio formado por George y Kathy Lutz, junto a los tres hijos de esta última, más el perro Harry. De inmediato habrían comenzados hechos paranormales, que los obligaron a abandonarla. Ante el revuelo periodístico, Jay Anson escribió y publicó en 1977 el libro El horror de Amityville: Una historia verdadera, que dio origen a la película Aquí vive el horror (The Amityville Horror, de Stuart Rosenberg, 1979), cuyos protagonistas eran los Lutz.

Según sus testimonios, el sacerdote, que había ido a bendecir la casa, oyó una voz siniestra y sufrió extrañas enfermedades. Además, se escuchaban ruidos extraños y descubrieron una misteriosa habitación roja en el sótano. Salía barro negro del WC y ectoplasma (según los parapsicólogos) de color verde de las paredes. No duraron un mes en la casa y, en el libro, Anson relató que los indios shinnecock abandonaban en ese terreno a los moribundos (lo que fue desmentido por ellos) y que la mansión la habría construido un cierto John Catchum, fugitivo de la mismísima Salem por acusación de brujería. Él habría realizado rituales satánicos, siendo más tarde enterrado en el sótano.

A la novela siguieron 14 películas, entre las que se cuentan – además de la ya citada - Amityville II: The Possession (de Damiano Damiani, 1982), Amityville III: The Demon (de Richard Fleischer, 1983), The Amityville Horror (de Andrew Douglas, 2005) y Amityville: el despertar (Amitityville: The Awakening, de Franck Khalfoun, 2017). Incluso, los famosos expertos Ed y Lorraine Warren participaron en una sesión de espiritismo en 2012 y está descrita en El conjuro 2 (The Conjuring 2, de James Wan, 2016) con sus resultados desastrosos: allí aparece la monja Valak, que anuncia la muerte de Ed.

Daniel Farrands quiso dar un relato creíble, que mezcla hechos reales con presuntas manifestaciones paranormales: éstas se presentan como percepciones del atribulado protagonista. Hubo actividad mafiosa, un tema de dinero robado y, además, Ronald junto con su hermana Dawn ejecutaron ciertos actos de espiritismo, que fueron un peligroso aditivo para el consumo de drogas. De hecho, la joven, en la película, después de una conversación con su abuela, vuelve a la casa sabiendo que va a morir. Se cierra así un ciclo de abuso doméstico, con un padre violento y un claro desorden familiar.

Todo esto me parece más coherente que la utilización editorial y cinematográfica de los execrables asesinatos.

(The Amityville Murders. USA, 2019)

jueves, 17 de octubre de 2019

Maléfica, dueña del mal - Por José Blanco Jiménez

Para ser sinceros, no recuerdo quién empezó con esta tendencia de mostrar a los presuntos buenos como malos y a los presuntos malos como buenos. Está claro, sin embargo, que se ha superado el maniqueísmo de Hollywood y que se ha aprendido a desconfiar de todo el mundo. De allí que esta película – para mí – tenga un mensaje subliminal que tiende a generar odiosidades con un suave barniz sentimental.

La bella durmiente del bosque es una fábula europea antiquísima, anterior quizás a la Saga völsunga, un texto islandés de mediados del siglo XIII en el que Brunilde cae en un sueño encantado, como más tarde la princesa Zellandine en el Roman di Percefort (1340) y retomado en el Pentamerone di Giambattista Basile (1634). Son historias con fuertes componentes sexuales, que incluyen violación y necrofilia. Charles Perrault (1697) y los Hermanos Grimm (1812) propondrán versiones adaptadas para los niños.

Pero en nuestro ambiente, la que bate todos los récords es la de Walt Disney (Sleeping Beauty, 1959) con música de Chaikovski, que presentaba a una bruja malvada y terrible, capaz de transformarse en dragón: Maléfica.

Es ella misma la que protagonizó la película homónima (Maleficent, de Robert Stromberg, 2014), que rescataba al personaje presentándolo como un hada traicionada y humillada por el padre de Aurora. Su primer deseo había sido la venganza, pero después la había transformado en su hija adoptiva. Y esta segunda parte comienza cuando se opone al matrimonio de la doncella con el príncipe Philip, porque las hadas no deben mezclarse con los humanos.

El subtítulo de la película (“Dueña del mal”) es un cazabobos porque la verdadera malvada es la madre del príncipe (interpretada por Michelle Pfeiffer) como se verá de inmediato. Y la acompaña un siniestro personaje andrógino (Jenn Murray), que mientras suena el órgano despliega el polvo mágico que liquida a las hadas.

Simpáticos personajes como Diaval (Sam Riley), el siervo transformado en cuervo, y efectos especiales impecables completan una película que es un verdadero “pastiche” sentimental y de aventuras. Pero que me recuerda también el espíritu beligerante de los estadounidenses y el rechazo del que es diferente, que desemboca en la xenofobia. Sin dejar de lado el rol del integrado que encabeza la represión: en este caso, es el general encarnado por el afro Chiwetel Ejiofor, que ya sufrió 12 años de Esclavitud en la película de Steve McQueen (12 Years a Slave, 2013).

(Maleficent: Mistress of Evil. USA, 2019)

Maléfica, dueña del Mal - Por Juan Pablo Donoso

Lejos del encanto preciso y delicado de la primera Maléfica de 2015.

Aquella tenía un guion excelente de Linda Woolverton, experta en cuentos de hadas (El Rey León - La Bella y la Bestia - Alicia en el País de las Maravillas, etc.).

Al parecer, los productores queriendo explotar más la veta comercial le impusieron a Woolverton dos guionistas adicionales: Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster.

El resultado fue un exceso de parafernalia que sólo recargó la bella y simple historia de amor principal, complicándola.

Llena de personajes agregados, que poco aportan, grandes batallas y un gigantesco despliegue de efectos especiales para abultar un conflicto que, en el fondo, se reduce a una pelea de celos entre dos suegras: Maléfica (Angelina Jolie) y la Reina Ingrith (Michelle Pfeiffer).

El personaje en disputa es nuevamente la dulce princesa Aurora (Elle Fanning) quien ahora quiere casarse con el Príncipe Felipe. Esto desata la rivalidad entre su hada madrina, Maléfica, y la Reina Ingrith quien se opone a la alianza con el reino de los duendes.

Maléfica, la soberana alada del Páramo mágico, conserva su carácter rencoroso y uterino, más, por amor estará siempre dispuesta a rectificarse. En cambio Ingrith será implacable en su egoísmo y tiranía. Dirigirá sus huestes bajo el lema: “El buen líder mantiene bajo miedo a sus súbditos y les inventa enemigos a los cuales odiar”. Será ella quien desate el conflicto de esta secuela de casi dos horas de duración, que cada vez se aleja más de La Bella Durmiente original creada por Charles Perrault en el siglo 17.

Con semejante presupuesto, obviamente, se lucen los escenarios palaciegos, los bosques mágicos, la utilería, vestimentas, joyas y maquillajes feéricos. Y en contraste con todo ese alarde, celebramos la presencia de Robert Lindsay II (Wimbledon - 2004) como el Rey John. Actor inglés que con carismática sencillez conquista nuestra simpatía. Al comienzo como víctima de su insoportable esposa será nuestro cómplice para celebrar el final feliz de la epopeya.

SECUELA RECARGADA Y AMPULOSA DE LA ENCANTADORA MALÉFICA DEL 2015. CADA VEZ MÁS LEJANA DE LA ORIGINAL BELLA DURMIENTE DE PERRAULT.

Ficha técnica

Título Original: Maleficient, Mistress of Evil 
Aventura, fantasía Cinecolor, Disney Studios EE.UU. - 1,58 hrs.
Fotografía: Henry Braham 
Edición: Laura Jennings, Craig Wood 
Música: Geoff Zanelli 
Diseño Prod.: Patrick Tatopoulos 
Guion: Micah Fitzerman-Blue, Noah Harpster, Linda Woolverton 
Actores: Angelina Jolie, Elle Fanning, Michelle Pfeiffer 
Director: Joachim Rønning

Luz de mi Vida - Por Juan Pablo Donoso

Hay que mirarla como una fábula íntima y minimalista. Así la disfrutaremos mejor. Quienes le pidan lógica le hallarán muchos gazapos. El meollo es la comunicación filial en una circunstancia límite.

El tema se ha tratado antes en, por lo menos, dos estupendas películas: La Carretera - 2009 de John Hillcoat con Vigo Mortensen, y Niños del Hombre - 2006 de Alfonso Cuarón con Julianne Moore.

Una pandemia ha causado la muerte de casi todas las mujeres del mundo. Un viudo huye por los montes boscosos con su pequeña hijita vestida como varón para evitar que se la arrebaten.

Como el grueso de la trama consiste en esquivar el contacto con otras personas, asistimos a largas conversaciones solitarias entre padre e hija. La educará por medio de cuentos infantiles, consejos de sobrevivencia, e ingenio para responder a difíciles preguntas existenciales de la niña.

Escrita, dirigida y protagonizada por Casey Affleck (Manchester Junto al Mar - 2016), centra su afán en los hermosos paisajes silvestres, en el encanto de la pequeña Anna Pniowsky, y en los peligrosos encuentros rumbo a una casa familiar abandonada en lontananza, lejos del mundo civilizado.

Pertenece al sub-género de filmes “ruteros” (circunstancias de un trayecto), y se apoya en la relación casi exclusiva de dos personajes. El mérito de Casey Affleck es involucrarnos en el calor amoroso de estos dos seres que luchan por sobrevivir en circunstancias rebuscadamente extremas.

Por suerte en la última secuencia hay algo más de acción y conflicto. Gracias al final abierto, y al muy acertado primer plano de la pequeña Reg, logramos - por fin - consolidar la sabiduría de las conversaciones, y la lección de experiencias vividas a lo largo de casi dos horas de película.

AMOROSA RELACIÓN ENTRE PADRE E HIJITA, EN SITUACIÓN APOCALÍPTICA. REALIZADA CON CARIÑO, TALENTO Y BELLEZA VISUAL. VALORES POSITIVOS PARA ENFRENTAR LA VIDA.

Ficha técnica

Título Original: Light of My Life 
Drama rutero y familiar Cinetopia EE.UU. - 1,59 hrs. 
Fotografía: Adam Arkapaw 
Edición: Dody Dorn, Christopher Tellefsen 
Música: Daniel Hart 
Diseño Prod.: Sara K. White 
Actores: Anna Pniowsky, Casey Affleck y Elizabeth Moss 
Guionista y Director: Casey Affleck

Amityville: el origen de la maldición - Por Juan Pablo Donoso

Este sería el origen de una masacre familiar verdadera, ocurrida en Long Island en noviembre de 1974.

Desde 1979 se han filmado 7 secuelas de la famosa casa embrujada, y del tormento de cada familia que la habitó.

Como ya el tema se explotó tanto, sólo quedaba remontarse al asesinato inicial, y suponer sus causas.

Nos muestran a un padre termocéfalo (Paul Ben-Victor), vinculado a la mafia, que golpea a su esposa, y trata cruelmente a sus 4 hijos. El mayor de ellos Butch (John Robinson), de 20 años, comienza a desarrollar síntomas esquizo-paranoicos. Junto a su hermana Dawn, y algunos amigos, invocan a los espíritus ancestrales del territorio. Y estos fantasmas responden invadiendo gradualmente la casa.

Butch escuchará sus voces ordenándole poner fin al sufrimiento por medio de la matanza de cada uno de sus miembros. Será la única forma de liberarlos a todos del dominio despiadado del padre.

Asistimos al desarrollo de este proceso, y de cómo su madre, sus hermanas y hermanos menores, son testigos de su trastorno.

¿Serían reales los fantasmas o sólo producto de su locura? ¿Influyó la situación política del país - renuncia de Nixon y Vietnam - con los negocios turbios del padre y el abuelo?

Somos testigos del maltrato y de la sumisión impotente. Hay algo muy perverso en el ambiente de esos días. Solo la hija mayor, Dawn (Chelsea Ricketts), decide escapar a Nueva York y refugiarse en casa de la abuela (Lainie Kazan) quien, descubrimos que también esconde secretos impuros.

La película se hizo con bajo presupuesto, y se nota, especialmente en los efectos climáticos, y en el montaje de momentos fantasmagóricos. Se agradece que en vez de los odiosos “screamers”, por medio de la música se logre mayor sugerencia siniestra.

La actriz Diane Franklin que en 1982 interpretó a una de las jóvenes víctimas, es ahora Louise, la acongojada madre.

Los méritos de esta recreación son recordar un holocausto que fue verdadero, a sus víctimas culpables e inocentes, en una atmósfera proclive al desquicio, y a una sucesión final de imágenes fotográficas de los auténticos mártires de esta carnicería.

PRECUELA DE UNA MASACRE VERDADERA, CUYAS CAUSAS OSCILAN ENTRE LA CRUELDAD PATRIARCAL, LA LOCURA Y LOS ESPÍRITUS DEMONÍACOS.

Ficha técnica


Título Original: Amityville Murders 
Crimen, horror Warner Bros. EE.UU. - 1,37 hrs. 
Fotografía: Carlo Rinaldi 
Edición: Dan Riddle 
Música: Dana Kaproff 
Diseño Prod.: Billy Jett 
Actores: John Robinson, Chelsea Ricketts, Paul Ben-Victor 
Guionista y Director: Daniel Farrands

Luz de mi vida - Por José Blanco Jiménez

¿Qué tenía en la cabeza Casey Affleck cuando resolvió hacer esta variante de La carretera (The Road, de John Hillcoat, 2009)? Si quiso mostrar un mundo post-apocalíptico con pocas esperanzas de reproducción para la especie humana, ya lo hizo Alfonso Cuarón con Los hijos del hombre (Children of Men, 2006) y la idea de la fuga hacia la nada tratando de sobrevivir está bastante trillada.

Si lo hizo para presentar a una nueva actriz, esto es la niña Anna Pniowsky, consiguió plenamente su objetivo. Canadiense, nacida el 4 de septiembre de 2006, con pequeños roles televisivos, se revela como una gran actriz. De hecho, me recuerda una jovencita que vi hace casi 20 años en Lazos de sangre (Winter’s Bone, de Debra Granik, 1990) y que también fue para mí una revelación: Jennifer Lawrence.

El argumento es simple. No hay ruinas materiales, pero sí muchas ruinas morales. La Tierra ha sido asolada por una peste que ataca sólo a las mujeres y, como en los más obscuros tiempos medioevales, son eliminadas como perros rabiosos. Habiendo perdido a su esposa por esta enfermedad, el protagonista trata de salvar a su hija de 11 años haciéndola pasar por un niño.

El suspenso deriva de esta fuga perenne, que se enriquece por la relación de amor entre ambos: incluso dentro de la carpa parecen estar en un útero materno. Pero también da lugar a algunas reflexiones.

La primera tiene que ver con la tendencia actual al femicidio en todo el mundo, que se está expresando en una misoginia irracional. La segunda el drama del migrante, que debe ir de un lugar a otro sin poder detenerse ni echar raíces en parte alguna. Como dice la niña, debe considerarse como un viaje permanente y tal vez de placer.

Resulta claro que, si la especie humana sobrevivirá, será por el género femenino.

(Light of My Life. USA, 2019)

miércoles, 16 de octubre de 2019

Ema - Por Carlos Correa

La última cinta del director chileno Pablo Larraín nos recuerda algunos rasgos característicos de su estilo. Desde luego su producción nunca ha sido condescendiente, y si bien sus trabajos anteriores, “Neruda” y “Jackie”, distan de la incomodidad de “El Club” y “Post mortem”, con “Ema”, Larraín vuelve a sellos ya explorados en “Tony Manero” y “Fuga” -su ópera prima-, donde el punto principal es la sensación de desazón que transmite a la audiencia lo largo de toda la película. 

Ema -Mariana Di Girolamo- es una joven bailarina y profesora de baile en un colegio, casada con Gastón -Gael García Bernal- coreógrafo de la compañía donde ambos participan. La pareja está en crisis pues han devuelto al SENAME -Servicio Nacional de Menores- al hijo adoptado por ellos; no pudieron, tal vez no fueron capaces y fueron superados por las conductas con que Polo los puso a prueba. Ema quiere seguir adelante, Gastón recrimina; Ema siente que aún es la madre de Polo, Gastón anhela la familia que no se pudo consolidar; Ema escapa, busca, improvisa, Gastón se sumerge en sí mismo y en sus actividades; están cada vez más distantes pero un vínculo los mantiene enlazados a pesar de ser un matrimonio que se está separando.

Pablo Larrain y su equipo logran provocar con una incómoda propuesta. El guion escrito por el mismo director junto a Guillermo Calderón y Alejandro Moreno parece un constante deambular, una improvisación dotada de características difíciles de ordenar, sin forma aparente y con finos detalles apreciables en cada escena y en cada secuencia. El oficio del director es mayúsculo, especialmente en los seguimientos que hace con la cámara y los primeros planos con los que retrata a sus protagonistas. Las luces del puerto de Valparaíso, los colores de su característico cielo, el espectáculo de baile de la compañía, gran producción escénica y telón de fondo de los primeros minutos del metraje, hablan de un amplio dominio visual con un desarrollo en el que banda sonora de Nicolas Jaar es un acierto.

“Ema” -y aquí se abre un espacio totalmente subjetivo- nos revela a un Larrain que explora el protagonismo femenino en forma opuesta al trabajo realizado anteriormente con “Jackie”, el 2016. Esta vez se trata de una mujer inserta en una comunidad de artistas, que tiene diversos intereses, amistades y círculos que si bien son especiales no están fuera de una realidad común. No se trata de una estrella ni menos de un “personaje”. Ema es una mujer qué transita, que experimenta, que busca su identidad y también su lugar en el mundo en el que se encuentra. Ella tiene una historia que no conocemos, solo accedemos a algunas luces sobre su vida que se van revelando en la medida que interactúa con su entorno. Ema lleva el peso de la cinta y Mariana Di Girolamo lo sabe. Larrain basa su expresión de feminismo en los más mínimos detalles de la actuación de la protagonista quien logra una desenvoltura expresiva que va más allá de cualquier directriz. La búsqueda y exploración de Ema, afectiva, emocional, sexual y cognitiva nos puede dejar exhaustos pero en ningún caso indiferentes. Hay un ser inquieto que se abre paso entre moldes clásicos y con ello desequilibra cualquier estereotipo preconcebido.

Aún después de unas horas procesando la experiencia aún me cuesta descubrir los puntos más profundos del trabajo de Pablo Larrain. Intento apreciar las capas del relato, el objetivo de esas desconexiones y si son aparentes o de fondo. Asimismo, trato de entender los movimientos y especialmente las motivaciones intrínsecas que tiene la protagonista, qué la hace actuar así, tomar los caminos y riesgos que decide emprender. Hay una gran cuota de misterio y acá, no es novedad, el director no nos de pistas sino que nos obligue a hacer nosotros el ejercicio intelectual.

Aún dicho lo anterior, hay dos elementos de esta cinta que todavía me dan vuelta. El primero tiene que ver con las numerosas preguntas que la cinta entrega y que por cierto no son respondidas. ¿Debemos esperar más tiempo para digerirla y procesarla? ¿O bien, sencillamente, no se puede someter a un análisis racional sino que debe ser eminentemente una experiencia? Como segundo punto, me asalta una duda que puede ser de fondo o tal vez solo una impresión. En el transcurso de la cinta percibo escenas llenas de detalles y con un dramatismo dotado de gran realidad. Sin embargo, me ha costado unir esas secuencias. Por momentos, incluso, me ha parecido que las escenas han sido rodadas sin un conocimiento cabal de los actores del guion integral. Esta carencia de conexión emocional, de peso específico y de gradualidad, en algunos casos, me lleva a dudar sobre la forma de la realización más que de su fondo, es decir sobre la percepción que podemos tener los espectadores de lo que observamos linealmente. Y como el arte no tiene necesariamente una forma definida, esto no sería un problema, en absoluto, porque la paleta de herramientas es amplia y está para ser usada y descubierta a cada instante. Por ello esta duda se va disipando mientras escribo estas líneas porque Pablo Larrain, una vez más, me desafía a concentrar mi foco en la emoción más que en la razón.

Ficha técnica  

Título original: Ema
Año: 2019
Duración: 102 minutos
País: Chile
Productora: Fabula
Género: Drama | Familia. Adopción
Guion: Guillermo Calderón, Alejandro Moreno, Pablo Larraín
Música: Nicolas Jaar
Fotografía: Sergio Armstrong
Reparto: Mariana Di Girolamo, Gael García Bernal, Santiago Cabrera, Giannina Fruttero, Catalina Saavedra, Eduardo Paxeco, Mariana Loyola, Paola Giannini, Antonia Giesen, Josefina Fiebelkorn, Susana Hidalgo
Dirección: Pablo Larraín

martes, 15 de octubre de 2019

La odisea de los Giles - Por Carlos Correa

Basada en la novela de Eduardo Sacheri -el autor de “El Secreto de sus ojos”- titulada “La noche de la Usina” (2016), esta cinta relata los años de la crisis económica argentina y el emblemático “corralito” desde una perspectiva única. Un grupo de vecinos de un pequeño pueblo del interior de la Provincia de Buenos Aires deciden emprender una cooperativa para revertir la alicaída situación económica imperante, recuperando un antiguo negocio abandonado.

Con esfuerzo y tesón Fermín Perlassi -Ricardo Darín- un ex jugador de fútbol estrella en su pueblo, junto a Fontana -Luis Brandoni- y a Belaúnde -Daniel Aráoz- lideran la recolección de fondos para el negocio. Recurren a amigos y conocidos para juntar poco más de US 150.000 que guardan en una celosa caja de seguridad.

Pero aun falta dinero, por lo que Perlassi recurre al Banco del pueblo donde el gerente le ofrece un préstamo si deposita el dinero de inmediato. Es viernes, es la última opción. El protagonista confía en la palabra empeñada, sin contarle a ninguno de sus socios.

Allí viene lo peor. El gobierno impone el corralito, es decir, decreta que todos los fondos deben permanecer en las cuentas bancarias -y transformados a pesos argentinos- y no hay forma de recuperar el dinero. La impotencia que genera este hecho político-económico genera recriminaciones y las discusiones entre los amigos no se hacen esperar.

¿Qué podemos hacer, se preguntan? A poco andar se dan cuenta, además, que todo ha sido una gran estafa, pues el banquero, coludido con un oscuro personaje, Fortunato Manzi -Andrés Parra- y sabiendo que la medida de restricción venía, retiraron todos los dólares del banco ese mismo día viernes. Todo mal, pero como dice el dicho, “cada día puede ser peor”.

Sebastián Borensztein adapta la novela original y dirige esta cinta con un estilo libre y fluido. Tener a Darín en el elenco entrega un hilo conductor que no requiere presentación. La voz en off del actor nos conduce por varias de las situaciones y gracias a su reconocida personalidad entendemos muy bien la desesperación y angustia que vive producto de esta vulneración. El director pone énfasis en la palabra de origen, Gil, o sea aquella persona que cumple las reglas, que trabaja y que sin embargo es arrollada por ladrones, mentirosos y abusadores. Y acá no hay uno solo de esta clase, para el guionista son todos los protagonistas, y son retratados con una gran gama de caricaturas.

La película es ágil. El relato avanza sin tropiezos y engancha desde el comienzo. La historia además atrapa porque nos sentimos cercanos a los involucrados pues han sido abusados y ellos buscan afanosamente revertir la situación. No hay aparente maldad en ello pero claramente no es correcto; lo que traman es absolutamente ilegal. Pero, como en tantas ocasiones, empatizamos y somos comprensivos pues “el fin justificaría los medios…”

En un tono de comedia, bastante negra por momentos, la película trasluce un drama con muchas aristas. No solo tiene que ver con la denuncia económica y con las insinuaciones políticas sino con la vida misma de personas de clase media que se ven afectadas en el corazón de su intimidad. Son los oprimidos por un sistema que los agobia y que no les da salida alguna. Son pisoteados por abusadores sin escrúpulos que solo ven valor en sus propios asuntos, descartando a los demás. Pero la narración no se queda solo en ese punto, agrega otros sobre las familias, la marginación social, los avances de la modernidad, la vida de pueblo pequeño y los negocios, tan impersonales como insensibles.

Si bien el relato de “La Odisea de los Giles” puede por momentos ser previsible y contener algunos giros que podemos incluso anticipar, se las arregla para mantenernos en suspenso durante su metraje. La navegación no sufre zozobras pese a que en su medianía amenaza con extenderse más allá de lo recomendable. No obstante el timón está firme y el agudo oficio de Borensztein conduce la historia a buen puerto, casi como un vals, como el famoso “Danubio Azul” que marca el inicio de la cinta y también momentos importantes.

Ficha técnica

Título original: La Odisea de los Giles
Año: 2019
Duración: 116 minutos
País; Argentina
Productora: Coproducción Argentina-España; K&S Films / Mod Producciones / Kenya Films
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática. Comedia negra. Robos & Atracos
Guion: Sebastián Borensztein, Eduardo Sacheri (Novela: Eduardo Sacheri)
Música: Federico Jusid
Fotografía: Rodrigo Pulpeiro
Reparto: Ricardo Darín, Luis Brandoni, Chino Darín, Verónica Llinás, Daniel Aráoz, Carlos Belloso, Rita Cortese, Andrés Parra, Marco Antonio Caponi, Ailín Zaninovich
Dirección: Sebastián Borensztein

lunes, 14 de octubre de 2019

Michelangelo infinito - Por José Blanco Jiménez

Un documental biográfico suele seguir una linealidad cronológica que comienza con el nacimiento y termina con la muerte. Esta película, en cambio, presenta a Michelangelo Buonarroti junto al bloque de mármol en el que debe encontrar la escultura quitando lo que la esconde, come decía Sócrates. Por otro lado, el artista y cronista Giorgio Vasari (autor de Le vite de' più eccellenti pittori, scultori e architettori, publicada en 1550) va relatando las vicisitudes del gran escultor, pintor, poeta y arquitecto, que conoció en vida.

La cámara recorre en detalle todas sus obras y permite evaluar ciertos aspectos que rehúyen nuestra mirada cuando las apreciamos gestálticamente: por ejemplo, la juvenil Batalla de los centauros o la nublada mirada ebria del Baco.

Pero también describe la labor titánica de separar, como Dios Padre Creador, la luz de las tinieblas, de dar tridimensionalidad a la pintura y su gusto por el “non finito”. Esto último es una característica de sus obras, que no terminaba porque ya había alcanzado el punto que no quería y no por otras razones políticas o contingentes. De hecho, los esclavos inconclusos para la tumba de Julio II parecen “prisioneros” que quieren escapar de la piedra.

No quedan fuera los problemas con el clero y los señores comitentes, que exigía cada uno lo mejor en el menor tiempo posible. Y el filme se atreve también a tocar un tema que hasta hace poco era tabú: el homosexualismo, que expresa sin tapujos, como también su relación de amor platónico con Vittoria Colonna.

En suma: una hora y media de placer estético en ultradefinición, gracias al sistema 4K HDR y a la fotografía de Maurizio Calvesi.

(Michelangelo infinito. Italia, 2018)

viernes, 11 de octubre de 2019

La odisea de los giles - Por José Blanco Jiménez

“El que no afana es un gil”, dice la letra del tango Cambalache escrita por José Santos Discepolo en 1934. Pero el tramo superior es el “pelotudo”, que encarna Fermín Perlassi cuando decide sacar todos los ahorros que, junto con sus amigos, tenía guardados en dólares dentro de una caja de seguridad y depositarlos en una cuenta corriente. La idea era obtener un préstamo para reflotar una vieja cooperativa agrícola, pero resultan estafados por una de esas acciones que parecen legales y no lo son, desde el momento que quienes las cometen cuentan con información reservada.

Los hechos transcurren en 2001 y, en ese fatídico 3 de diciembre, el gobierno de Fernando de la Rúa decretó el “corralito”, que fijaba en un máximo de 250 pesos el dinero que podía retirarse de los depósitos. Además, a final de año el Estado se declaró en quiebra y, una semana después, se acabó la paridad con el dólar y hubo una devaluación de un 28%.

Aparentemente, nada podría ser peor, pero en realidad no siempre se han consumido los últimos tragos amargos. Muchos quedaron en la ruina, pero los “dateados” se hicieron millonarios, como el abogado Manzi, que se hizo “prestar” los dólares al cierre del día bancario. Además, el gerente que gestionó el préstamo apareció muerto en su hogar junto a su esposa por un escape de gas.

Para no ser un spoiler, resumo: el grupo de nuevos pobres descubre por casualidad que Manzi se consiguió el dinero y, después, que se hizo construir una bóveda en la que seguramente lo tiene escondido. Y surge un plan para recuperar lo que les pertenece.

Generalmente, en las películas de robos, el espectador se pone por el lado de los ladrones: creo que es porque no quieren ver como se pierde todo el trabajo preparado con tanto escrúpulo. Es el caso de Siete ladrones (Seven Thieves, de Henry Hathaway, 1960), Los alegres ladrones (The Happy Thieves, de George Marshall, 1961), Topkapi (Jules Dassin 1964) llegando hasta Cuenta final (The Score, de Frank Oz, 2001), que reunió a Edward Norton, Robert de Niro y Marlon Brando.

Incluso aquí, los que intentan recuperar lo que les pertenece, se sirven de un truco visto en Cómo robar un millón de dólares y vivir felices (How tho Steal a Million, de William Wyler, 1966). Y éste llevará a trastornar a Manzi que, al igual que el Tío Patilludo (Mac Pato de las versiones argentinas de Disney), vive obsesionado con el dinero y con la alarma que lo protege.

Pero la película tiene mucho más y es de una espontaneidad risueña y creíble, que me llevó a pensar en Los desconocidos de siempre (I soliti ignoti, de Mario Monicelli, 1958) por su corte ingenuo y pueblerino. Las reuniones preparatorias y los intentos preliminares provocan sinceras carcajadas, que resultan también del descontexto de algunas situaciones, como cuando se cita a Bakunin. O el tímido avance del joven “espía encubierto” que trata de obtener información de la joven secretaria. Y las interpretaciones son extraordinarias, con una fluida norma lingüística argentina, lejana del truculento lunfardo bonaerense.

Y un pequeño detalle subliminal, que no está demás. El director Sebastián Borensztein, que con ese apellido no puede ocultar su etnia, astutamente le da apellido italiano al sinvergüenza, pero lo hace interpretar por el colombiano Andrés Parra, o sea Escobar, el patrón del mal en la serie televisiva de 113 episodios, que se emitió en 2012.

Obviamente, algo queda.

(La odisea de los giles. Argentina / España, 2019)

jueves, 10 de octubre de 2019

Terror a 47 metros: el segundo ataque - Por José Blanco Jiménez

Todo empieza con una sorprendente secuencia cinematográfica en la que una joven trata de salir a la superficie desde las profundidades de un espacio acuático. Después se verá que se trata de la piscina de un colegio y que la muchacha ha sido víctima de bullying.

La vida no es fácil para Mia (Sophie Nélisse), que vive con su padre, su madrastra y la hija de ésta, Sasha (Corinne Foxx), que no la considera su hermana.

Y, justamente, para rehuir la compañía de las compañeras de clase, deciden no ir en una excursión para ver tiburones blancos, sino visitar con equipos de buceo un templo maya submarino. Para ello aceptan la invitación de dos amigas: Alexa (Brianne Tju) y Nicole (Sixtine Rose Stallone) y se disponen a visitar una caverna submarina en la que se encuentra un antiguo templo maya.

Está claro que van a tener problemas y el relato es tan lineal como ya lo fue A 47 metros (47 Meters Down, 2017), que fue un buen éxito de taquilla para el británico Johannes Roberts. Allí dos jóvenes eran acosadas por los tiburones, la falta de oxígeno y la descomprensión dentro de una jaula submarina. Aquí, deben esquivar a escualos ciegos y luego intentar salir hacia el mar abierto con una serie de intentos fallidos.

Filmada en República Dominicana, la película sí tiene una atmósfera claustrofóbica, pero lo que no sé es si es posible hablar y oír debajo del agua con los equipos que ellas tienen. En la vida real, Sixtine Rose es hija de Sylvester Stallone y Corinne de Jamie Foxx, que –por lo visto - no tienen mayores esperanzas ni pretensiones de ser grandes actrices. Además es difícil distinguirlas bajo el agua con los equipos de buceo. La asiática Brianne Tju muestra como una persona muere ahogada por asfixia bajo el agua y Sixtine Rose es identificable por el calzoncito blanco que apenas cubre su trasero de modelo profesional.

Una película de matinée con desafío al peligro al estilo de tantas otras, pero protagonizada por jovencitas, que le dan una connotación de splatter.

(47 Meters Down - Uncaged, USA, 2019)

Michelangelo Infinito - Por Jackie O.

“Intentando crear vida, sin vivir su vida”

Un artista completo. Un artista para admirar.
Es imposible no quedarse impactado ante sus obras.

Una película donde nos muestra parte de su historia, sus obras más emblemáticas. Su soledad.

Una descripción poética hecha por Miguel Angel Buonarotti, y otro consagrado artista: Giorgio Vasari.
Michelangelo en momentos habla en voz alta y relata su vida mientras esculpe.
La cámara se posa en el detalle de sus obras, mientras una voz en off también narra sus virtudes poéticamente.
Es imposible no asombrarse de la genialidad de su mente traspasada al mármol o pintura.

A los 33 pintó el techo de la capilla papal, el génesis en forma hermosamente cronológica. A los 60 tomó el desafió de pintar “El juicio final”, el cual lo encontraron indecoroso e inconveniente. Y así se narran varias de sus obras, bellísimas.

Una película a modo de docu-ficción biográfica, que deja espacios vacíos en cuanto de vida y experiencia de este artista se trata. Sabemos que era minuciosos, detallista, ambicioso, egocéntrico, soberbio, talentoso, y una lista enorme de virtudes y defectos.
Pero queremos saber más de él. Como imagina sus obras… De donde nace esa genialidad… y cuando nombra a sus dos grandes amores. Cómo vivió ese amor artísticamente…
Hay preguntas que no son respondidas. Solo resta admirar sus obras y conocer detalles de algunas de ellas, pues las imágenes son asombrosas, el movimiento de cámara y la luz te impactan.

La película es apta para todo público, en especial a quien le guste la historia, el arte en general.
Y a pesar de ser una película que le falta algo de audacia para mostrar a un “grande”, y sentir que faltó más que relatar, el tiempo fue suficiente. Suficiente para que esos pequeños instantes en que la cámara se despliega en sus obras sean fascinantes.

Ficha técnica

Biografía, arte, semidocumental Arcadiafilms Italia, Ciudad del Vaticano - 1,37 hrs. 
Fotografía: Maurizio Calvesi 
Edición: Sara Zavarise 
Música: Matteo Curallo 
Diseño Prod.: Francesco Frigeri 
Guionistas: Cosetta Lagani. Emanuele Imbucci Actores: Enrico Lo Verso, Ivano Marescotti 
Director: Emanuele Imbucci

La Odisea de los Giles - Por Juan Pablo Donoso

Estupenda tragicomedia argentina. Bien escrita, bien dirigida, excelentes actores, y con un drama social que hizo historia.

Se inspira en el lema: el que roba a un ladrón tiene 100 años de perdón.

Basada en la novela La Noche de la Usina, de Eduardo Sacheri, (Premio Alfaguara 2016). Antes, le conocimos por su guion de El Secreto de sus Ojos - Oscar a la mejor película extranjera en 2009, dirigida por Juan José Campanella

Esta vez, el ya consagrado director Sebastián Borenzstein (Un Cuento Chino - 2005), nos instala en un insignificante pueblito argentino donde cinco hombres sencillos invierten todos sus ahorros para formar una cooperativa agrícola. Comprarán una usina abandonada para convertirla en una bodega de trigo.

La crisis económica del 2000 dará origen al famoso “corralito”, que dejó a millones de personas sin acceso a sus fondos bancarios, cayendo la mayoría en extrema pobreza.

Por casualidad, nuestros protagonistas se enteran que un sagaz abogado (Andrés Parra) en concomitancia con un gerente bancario - sabiendo de antemano que venía la crisis - retiraron los dineros en dólares y los escondieron bajo tierra.

Se confabulan para hallar el tesoro, recuperar sus ahorros y beneficiar con el resto del dinero a todos los buenos pueblerinos que fueron estafados.

De ahí en adelante los acompañamos en la riesgosa odisea de hallar el escondite y, burlando las medidas de seguridad del ladrón, tratar de recuperar lo que les pertenecía.

Narrada en primera persona por Fermín Perlassi (Ricardo Darín) hace una clara diferencia entre ser ladrones y “giles”- hombres simplotes y buenos. Ante la dolorosa circunstancia optan por evitar ser “pelotudos”, y emprenden la aventura sólo con el ingenio y los medios a su alcance.

En todo momento deseamos verlos triunfar. Cada personaje está diferenciado y conquista nuestra simpatía. Compartimos con ellos sus temores, desalientos y esperanzas.

Un guion elaborado con talento de joyería, y diálogos graciosos por lo coloquiales, auténticos y espontáneos.

La mayoría de los actores son de larga y exitosa trayectoria. Y los jóvenes, como Chino Darín y Ailín Zaninovich (Florencia), también auguran buen futuro.

TRAGICOMEDIA ARGENTINA LLENA DE MÉRITOS, BASADA EN UN DRAMA REAL, QUE SERÁ UN DELEITE PARA TODO ESPECTADOR. MUY RECOMENDABLE.

Ficha técnica


Tragicomedia, suspenso y delito. 
Warnes Bros. Argentina - 1,56 hrs. 
Fotografía: Rodrigo Pulpeiro 
Edición: Alejandro Carrillo Penovi 
Música: Federico Jusid 
Diseño Prod.: Daniel Gimelberg 
Guion: Sebastián Borensztein, Eduardo Sacheri 
Actores: Ricardo Darín, Luis Brandoni, Rita Cortese 
Director: Sebastián Borensztein

Proyecto Géminis - Por Juan Pablo Donoso

A costa de un argumento trillado invirtieron millones de dólares para aplicar técnicas avanzadas de filmación.

El magnate productor Jerry Bruckheimer - (Armagedon - Piratas del Caribe - Duelo de Titanes) - para calcular sus ganancias elaboró la siguiente lista:

Director - ANG LEE: El Tigre y el Dragón 2000- El Secreto de la Montaña 2005 - Una Aventura Extraordinaria 2012, etc.

Protagonista: WILL SMITH: - Hancock 2008 - Hombres de Negro - Muhammad Ali 2001 - Aladdín 2019.

Guionista principal: DAVID BENIOFF: - Game of Thrones - X-Men orígenes - Wolverine - Troya, etc.

Fotografía: DION BEEBE - Chicago 2001 - Geisha (Oscar 2005) - Nine 2009 - Retorno de Mary Poppins 2012, etc.

Efectos Especiales y Ópticos: 298 técnicos

Locaciones: EE.UU. - Cartagena de Indias - Budapest y otras.

Además de una larga lista de actores secundarios y otra enorme de sonidistas y asistentes de Producción.

RESULTADO: Intrigas, persecuciones y crímenes de organismos secretos internacionales.

Para ocultar un error táctico, ordenan sacrificar a uno de sus más eximios francotiradores: Henry Brogan (Will Smith), y darle funeral de héroe.

Más, como es imposible atraparlo, envían a un clon suyo, más joven - gestado en laboratorio - y con idénticas habilidades para exterminar enemigos.

Será la carrera sin cuartel, por diversos países, de un sicario adulto perseguido por otro “sí mismo” menor, de quien ignoraba el origen y la existencia.

Como guion es convencional. Sus diálogos son elementales. Las locaciones son hermosas. Y los combates, ya superados en otros filmes, sin novedad. Hasta el remache final es blandengue.

¿Cuáles son entonces, los aportes de esta superproducción?
Fue filmada en 3D+. Es decir, en vez de 24 fotogramas por segundo, se hizo en 120 fps, y es proyectada a 60 fps para generar una sensación más vívida y clara para el ojo humano.
Will Smith debe luchar, dialogar y departir con sus clones más jóvenes. Para ello, mediante un arduo proceso técnico, utilizaron imágenes antiguas del actor, de películas muy anteriores, para que se integre a las escenas como “sí mismo” 30 o más años antes.
En un buen cine, la proyección en 3D también resulta superada en nitidez y cromatismo.

SUPERPRODUCCIÓN DE AVENTURAS CONVENCIONALES SÓLO PARA LUCIR MEJORES AVANCES TECNOLÓGICOS.

Ficha técnica


Título Original: Gemini Man 
Acción, drama, ciencia ficción 
Andes Films, Paramount China, EE.UU. - 1,57 hrs. 
Fotografía: Dion Beebe 
Edición: Tim Squyres 
Música: Lorne Balfe 
Diseño Prod.: Guy Hendrix Dyas 
Guion: David Benioff, Billy Ray Darren Lemke 
Actores: Will Smith, Mary Elizabeth Winstead, Clive Owen 
Director: Ang Lee

Michelangelo-Infinito - Por Juan Pablo Donoso

Uno de los recorridos más completos, hermosos y detallados de las obras de Miguel Ángel a lo largo de su vida.

Un semi-documental (porque incluye actores y reconstituciones) que, con razón, ganó el Premio David Donatello 2018, y fue nominada por Mejores Efectos Especiales.

A través de sus estatuas y pinturas nos internamos más en su espíritu creador que en aspectos personales de su vida. Y eso ya es suficiente.

Ningún turista podría acceder con tal minuciosidad - y antecedentes - al volumen de su obra esparcido por tantos lugares distintos de Italia y el mundo.

Dos actores italianos se encargan de ser nuestros guías: Ivano Marescotti (Bentornato Presidente - 2019) y Enrico Lo Verso (Alatriste - 2006).

Marecotti encarna al famoso arquitecto Giogio Vasari - (s.16) quien en su libro La Vite escribió la primera biografía de Buonaroti, cuando aún estaba vivo.

Enrico Lo Verso encarna al genio en plena labor, expresando sus sentimientos, anhelos, angustias e ideales religiosos. Si bien lo encarna con honestidad, luce tal vez demasiado atractivo en comparación con el rostro poco agraciado del verdadero escultor.

El mismo Miguel Ángel nos va mostrando sus obras y compartiendo las circunstancias históricas de cada una de ellas. Nos cuenta cómo siendo aún muy joven, un compañero mediocre de academia, llamado Torrigiano, tal vez por celos, ofensa o venganza, le quebró la nariz para siempre… siendo esa la única escultura exitosa de su agresor.

Vemos trabajos poco conocidos, en especial de sus primeros años. Y junto al detalle minucioso del fresco de la Capilla Sixtina, se toman su tiempo para describir, sin apuro, las referencias dantescas del Juicio Final.

La fotografía, los museos e iglesias, el vestuario y, muy en especial, la iluminación nos permiten acercarnos hasta los detalles más íntimos de muchas obras que hoy sólo pueden admirarse de lejos.

Recomendamos dejarse fascinar por sus imágenes, y escuchar el relato por boca de sus propios testigos.

En algún momento de su vejez dijo: “Maldito yo por haber querido ser como Dios, intentando darle vida al mármol, en vez de cuidar la mía propia”. Y agregó: “¿Para qué sirvió esta inmensa labor?”. Y Georgio Vasari responde: ““Ahí donde puso la mano resucitó lo que estaba muerto (el mármol), otorgándole vida eterna”.

“Todas las obras de Miguel Ángel están tan oprimidas por la angustia, que parecen querer romperse a sí mismas. De viejo llegó, en verdad, a romperlas. El arte no lo contentaba. Él quería el infinito”. Augusto Rodin

UNA JOYA IMPERDIBLE SOBRE EL GENIO DE MIGUEL ÁNGEL BUONAROTI.

Ficha técnica

Biografía, arte, semidocumental Arcadiafilms Italia, Ciudad del Vaticano - 1,37 hrs. 
Fotografía: Maurizio Calvesi 
Edición: Sara Zavarise 
Música: Matteo Curallo 
Diseño Prod.: Francesco Frigeri 
Guionistas: Cosetta Lagani. Emanuele Imbucci Actores: Enrico Lo Verso, Ivano Marescotti 
Director: Emanuele Imbucci

Terror a 47 metros: el segundo ataque - Por Juan Pablo Donoso

Torpezas adolescentes para angustiar a los aficionados al género de terror.

¿Qué podemos esperar cuando 4 muchachas escolares deciden bucear en un pozo profundo para conocer las ruinas de una ciudad maya sumergida?

Hallarán viejas columnas y altares de sacrificios humanos, una fauna marina de peces ciegos por falta de luz y, para asustarnos, enormes tiburones blancos ávidos de comida.

Las paredes se derrumbarán, quedarán atrapadas, acosadas por los escualos, y con cada vez menos oxígeno en sus tanques de reserva.

Del matonaje escolar pasan a divertirse - sin permiso de sus padres - en este infierno submarino.

El 80% de la película transcurre bajo el agua en las tinieblas del pozo. Su mayor mérito: filmar en esas condiciones (con o sin efectos especiales).

Al cabo de 45 minutos, a pesar de la angustia de las niñas, el relato va perdiendo suspenso debido a la cadena incansable de catástrofes y amenazas. Faltan momentos de distensión. El conflicto se debilita por falta de antagonistas pensantes (salvo que le concedamos inteligencia a los tiburones y a las ruinas que se desmoronan).

Debemos acumular golpe tras golpe de terror - y claustrofobia - para saber en qué termina esta pesadilla tan sádica y artificiosa.

ELABORADA REALIZACIÓN DE UNA CATÁSTROFE PROVOCADA POR LA TORPEZA DE 4 MUCHACHITAS INMADURAS. PUDO TENER PERSONAJES MÁS INTERESANTES.

Ficha técnica


Título Original: 47 Meters Down: Uncaged 
BFDistribution Aventuras, terror 
Inglaterra, EE.UU., República Dominicana - 1,30 hrs. 
Fotografía: Mark Silk 
Edición: Martin Brinkler 
Música: Tomandandy 
Diseño Prod.: David Bryan 
Guion: Ernest Riera, Johannes Roberts 
Actores: Sophie Nélisse, Corinne Foxx, Brianne Tju 
Director: Johannes Roberts

martes, 8 de octubre de 2019

Guasón - Por José Blanco Jiménez

Arthur Fleck se disfraza de clown para hacer publicidad callejera y es víctima de la violencia de Ciudad Gótica, que ya presenta una realidad poco agradable con la presencia de ratas enormes. Vive con su madre enferma, que escribe cartas desesperadas al magnate Thomas Wayne para el que trabajó como sirvienta, pidiéndole ayuda. Pero, además de su aspecto insignificante, Arthur sufre de una lesión cerebral que lo hace reír sin motivo alguno. Y eso molesta a la gente, que se imagina que se está riendo de ella. Y eso a pesar de que afirma con dolor: “Es tan difícil estar Feliz todo el tiempo”.

Un compañero de trabajo le entrega una pistola y llegará un momento en que no soportará más agresiones y matará a tres individuos que lo agreden en el metro. De allí para adelante, la figura del “clown killer” se transforma en el símbolo del vengador de la prepotencia de los ricos y – cuando tendrá la oportunidad de presentarse en televisión – aprovechará la ocasión para desatar toda su amargura contra la sociedad maligna que lo ha humillado.

¡Pero, atención! No todo lo que se ve existe realmente, sino que puede ser lo que Arthur se imagina, como cuando – la primera vez - se ve en el programa televiso de Murray Franklin (Robert DeNiro) o expresa sus efusiones amorosas con su vecina Sophie (Zazie Beetz).

Todd Phillips entrega algunas pistas, sobre todo cuando muestra las conversaciones entre el Guasón y una asistente social. De hecho, la película es el mundo visto desde la perspectiva del psicópata, que se transforma de víctima en victimario. Pero sí parece conocido el mundo del “talk show” televisivo, incluso con una psiquiatra que participa como opinóloga.

Por el momento, no tiene un gran antagonista, pero se anuncia en el niño Bruce Wayne, cuyos padres serán asesinados por los vociferantes desadaptados, que ven en el “clown killer” al líder que expresa todas sus frustraciones y favorece su catarsis.

Excelente actuación de Joaquin Phoenix, que supera con creces a los otros guasones (partiendo por el caricaturesco televisivo de César Romero) tal vez con la única excepción de Heath Ledger que, bajo la dirección de Christopher Nolan, delineó un personaje más creíble y menos historietístico. Porque el cómic quedó atrás: ¡esto es sociopatía pura!

(Joker. USA, 2019)

domingo, 6 de octubre de 2019

Por Gracia de Dios -Por José Blanco Jiménez

Todo empieza cuando Alexandre Guérin, que vive en Lyon con su familia, descubre que un sacerdote que abusaba de él en el grupo de los scouts, todavía está en contacto con niños. Se trata de Bernard Preynat, que fue denunciado a las autoridades eclesiásticas, pero éstas nunca intervinieron. De hecho, el cardenal arzobispo Barbarin estuvo siempre en conocimiento y nunca hizo nada. Alexandre decide efectuar una denuncia en la policía, pero después no quiere seguir adelante, porque no quiere perjudicar a su Iglesia, puesto que es católico practicante, junto a su esposa y sus cinco hijos. En un encuentro con Preynat, es obligado a rezar el Padre Nuestro y el Ave María con su antiguo agresor, que ahora tiene más de 70 años y no se arrepiente de nada.

Sin embargo, como en una carrera de postas, la bandera de la denuncia va pasando de mano en mano. Los documentos que avalan la denuncia llevan a la policía a buscar a otra víctima, François Debord, que primero no quiere colaborar y después se transforma en el adalid de un movimiento que da origen a un sitio web para denunciar los abusos. Entran así en contacto con él un médico, Gilles Perret, y después Emmanuel Thomassin, un epiléptico cuya vida ha sido toda una frustración: padres separados, matrimonio fracasado, nueva pareja celópata. En los otros casos, todos tienen el apoyo incondicional de sus cónyuges; él lo encuentra en su madre.

Los que recuerdan la excelente investigación periodística de Spotlight (de Tom McCarthy, 2015) tal vez echen de menos un cierto suspenso. Lo más probable es que esperen malas noticias cuando suena un teléfono o teman un accidente en motocicleta o un suicidio. Nada de eso ocurre, porque en Francia los acontecimientos todavía están “en desarrollo” y los ritmos de vida son diversos a los de las películas norteamericanas. Y la Iglesia Católica Apostólica Romana “no tiene apuro”.

Es por ello también que François Ozon no realizó un documental ni una ficción panfletaria, como Pedro Almodóvar con La mala educación (2004). Al cardenal se le escapa un “gracias a Dios, todo está prescrito” y es reprobado de inmediato por un periodista presente en la conferencia de prensa, que interpreta la frase como “afortunadamente, está todo prescrito”. En realidad, resulta evidente que la jerarquía eclesiástica cree más en una imperfecta justicia laica que en una verdadera justicia divina. Es así como Preynat se considera “enfermo” e informa sin tapujos que sus superiores siempre han sabido de sus inclinaciones.

Lo que interesa al director es mostrar que los niños se consideraron siempre “culpables” y no “víctimas”, no encontrando además un ámbito familiar en el cual confiar. ¿Suena conocido?

(Grâce à dieu. Francia, 2019)

sábado, 5 de octubre de 2019

Guasón - Por Jackie O.

“¿Violencia? Sí, pero psicológica.” 

No es una película de comics convencional. Es un drama. Es una locura. Es cruda. Es incómoda. Es angustiante.

Esta cinta nos muestra a personas enfermas, y a una sociedad en general enferma. Una sociedad que abandona a los desfavorecidos y lo difícil de aceptar lo diferente. Una sociedad egoísta.

No hay palabras para elogiar la actuación de Joaquín, quien se mete en su personaje. Su caracterización tanto física como mental está sumida en el personaje, a él lo perdemos y eso es lo maravilloso de una actuación.

Su vestuario es impecable al igual que su maquillaje, donde te provoca miedo y empatía. Dualidad que no puedes evitar.

Un excelente estudio del personaje.

Tenemos a una ciudad Gótica que está sumida en la riqueza y miseria, donde las clases sociales están muy marcadas. Una ambientación oscura humanamente, una ciudad destruida, llena de ratas y acumulación de basura (creo, este dato nos puede ambientar a fines de la década del 60 y comienzo de los 70, donde existió una huelga de los recolectores de basura en Nueva York, y muchas otras protestas). Ahí, en medio de todo eso vive un hombre atormentado con su madre.

Él solo desea hacer reír a los niños y al público en general como “standapero”, pero también su risa es angustiosa, dolorosa, resentida y triste (sufre del síndrome de crisis gelástica). Donde debe soportar las burlas, decepciones y agresiones físicas.

Su dolor por las injusticias vividas lo lleva a manifestar esa locura existente, ya no más miedo. Él es caos y “el símbolo de lucha” que muchos buscaban.

Las tomas en planos generales nos insertan en este mundo y vemos esa ciudad detalladamente, los primeros y primerísimos planos nos muestra sus ojos y expresión en general de este Guasón, y el resto de los personajes.

Incluso podemos entenderlo: “Ya no quiero sentirme tan mal”, un grito de auxilio que no es escuchado.

La ambientación es maravillosa. Luces y sombras reflejan los momentos vividos, sus movimientos y diálogos reflejan sus estados de ánimos.

La banda sonora ayuda a construir la historia.

Su narrativa es totalmente coherente, no puedes dejar de mirar y escuchar. Estás ahí, participas.

¿Violenta? Sí y mucha, pero de la psicológica, donde vemos a un hombre desmoronarse día a día.

Es un criminal demente. El payaso más aterrador.

¿Pero qué es lo más aterrador de la cinta?:

Es que no sabemos de qué lado estar. ¿Y si los Wayne son los villanos y Guasón la víctima?

Es la mejor película que he visto este año, digna candidata a todos los premios que vienen a Joaquín Phoenix por su genial trabajo.

Películas así da gusto ver, donde se ve un trabajo bien hecho en equipo. Maravillosa, extraordinaria... No sé qué más decir, solo aplaudir.

Datos de comics que puedo resaltar:

Ciudad Gótica, Vemos a los Wayne, y el hospital psiquiátrico Arkham donde ha estado Harley Quinn y Harvey Dent.

Ficha técnica

Joker. Guasón
Dirección: Todd Phillips
Producción: Todd Phillips, Bradley Cooper y Emma Tillinger Koskoff.
Guion: Todd Phillips y Scott Silver
Basada en: Joker por Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Lawrence Sher
Montaje: Jeff Groth
Vestuario: Mark Bridges
Protagonistas: Joaquin Phoenix, Zazie Beetz, Bill Camp, Frances Conroy, Brett Cullen, Robert De Niro, otros.

viernes, 4 de octubre de 2019

Guasón - Por Carlos Correa

Me encanta la historia de Batman desde pequeño, en las historietas y en las películas. Reconozco las magistrales caracterizaciones del Guasón, el archivillano del superhéroe, realizadas por Heath Ledger en “El Caballero de la noche”, de Christopher Nolan- y de Jack Nicholson en “Batman”, de Tim Burton. Pero esta versión de “Joker” no me la esperaba. Me ha dejado sin aliento, impactado y en shock, hasta ser los últimos en salir del cine el día de su estreno.

“Joker” es una película extraordinaria, como pocas del último tiempo. Sorprende, porque es impensado un drama de esta magnitud en un personaje del universo de los superhéroes. Corresponde a una jugada arriesgada de la alianza DC Comics y Warner Bros, una apuesta que supera cualquier expectativa incluso conociendo algunos detalles antes ver la película. La pregunta que nace es por qué sorprende e impacta. La respuesta no tiene una sola voz o un solo resultado. En general se trata de una suma de factores que se alinean para dar forma a un proyecto que cautiva y emociona. Y acá, en “Joker”, hay muchos; complementarios, sinérgicos, sensibles, enérgicos y también mágicos.

Arthur Fleck -Joaquin Phoenix cautivante y magistral- trabaja como payaso en promociones y actos. Cuida a su madre enferma, Penny -Frances Conroy- en el pequeño departamento donde viven juntos. Arthur aspira a ser comediante de “Stand Up” -ella le ha inculcado desde pequeño que debe hacer reír e incluso le llama “Happy”- y admira el show televisivo de Murray Franklin -Robert De Niro-, pero nada le resulta como desea y pasa de frustración en frustración. En su trabajo en la calle es objeto de burlas y agresiones; sus presentaciones en solitario no consiguen risas; su condición, carcajadas incontrolables en situaciones de apuro y angustia, son incomprendidas y la ayuda que recibe del servicio social de Ciudad Gótica lo tiene abrumado, cansado y para colmo se va a cerrar por rebajas presupuestarias en la alcaldía. Sophie Dumond, -Zazie Beetz- una madre soltera que vive en su mismo piso, es su amor platónico, pero es una figura tan lejana que a pesar de vivir a metros un abismo les separa. El escenario no puede ser más negativo y pesimista para una persona que se siente ignorada, invisible, pisoteada y humillada por todos quienes le rodean. ¿Qué sigue para él entonces? ¿Cuál es su esperanza, si es que aun existe?

Ver a Joaquin Phoenix interpretar al personaje resulta indescriptible. Joaquin Phoenix ES Arthur Fleck. Su actuación es sublime y tiene tanta profundidad que es difícil adentrarse en un análisis sin adelantar situaciones que cada uno debe descubrir por sí mismo. Phoenix debió bajar 23 kilos, debía parecer flaco y demacrado porque el personaje lo requería. Sus huesos se notan, su espalda y sus hombros muestran una delgadez extrema, al borde de desaparecer, tal como él mismo se siente, ignorado, invisible, inexistente.

Todd Phillips dirige y configura un relato que impacta de principio a fin. No hay cuadro dejado al azar ni detalle descuidado. Todo tiene un especial y agudo sentido. El guion escrito por él mismo junto a Scott Silver tampoco tiene puntos bajos. El trabajo de edición es de excepción y le da fluidez a una cámara que sorprende con su movimiento en cada encuadre, en cada primer plano y en cada secuencia como si fuera un verdadero descubrimiento. La música de Hildur Guðnadóttir es inquietante y oscura, apropiada para cada momento, con muchas terceras menores y quintas justas, una composición de estilo muy modal. Esta partitura se alterna también con canciones y el resultado es una banda sonora que potencia las imágenes y secuencias con una sincronía precisa y apasionante.

Como reflexión final sobre una película que recordaremos por mucho tiempo me queda el tema de la violencia. La vida de Arthur Fleck es tan miserable, con antecedentes de precariedad y abuso infantil, ausencia paterna, falta de cariño, carencia de autoestima y gran vulnerabilidad, que la transformación que presenciamos no es tan sorprendente. Más bien podría ser una respuesta esperada e incluso natural. Viene a ser un mecanismo de defensa, prácticamente una última capa de resistencia, ante una existencia que para él mismo no merece ser vivida. La fuerza que brota de su interior, inexplicable, y que se abre paso como un volcán, es la que produce nuestra cercana empatía, pero luego surge la violencia, el fanatismo y el caos. ¿Sucede solo como una respuesta? ¿Es lícito responder así, en una escalada que crece y crece, y a poco andar ya está fuera de control? ¿El fin justifica los medios? ¿Abordar esta temática, así crudamente, incita a más violencia?

Tenemos elementos interesantes para preguntarnos y reflexionar como sociedad. Viene a mi mente la recordada “Taxi driver” y otras cintas que abordan temáticas similares. Mientras más daño causamos a los más vulnerables, más fuerza tendrá una respuesta en masa, emocional, descontrolada y desquiciada. Esto es, en si mismo, un punto de inflexión vital que no está resuelto, porque como sociedad no tenemos aun las respuestas y estamos bastante lejos de poder generarlas.

Ficha técnica

Título original: Joker
Año: 2019
Duración: 118 minutos
País: Estados Unidos
Productora: DC Comics / DC Entertainment / Warner Bros. / Village Roadshow / Bron Studios / Creative Wealth Media Finance / 22 & Indiana Pictures. Distribuida por Warner Bros.
Género: Thriller. Drama | Crimen. DC Comics. Cómic. Payasos
Guion: Todd Phillips, Scott Silver
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Lawrence Sher
Reparto: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Frances Conroy, Zazie Beetz, Brett Cullen, Dante Pereira-Olson, Douglas Hodge, Jolie Chan, Bryan Callen, Shea Whigham, Brian Tyree Henry, Mary Kate Malat, Glenn Fleshler, Marc Maron, Bill Camp, Josh Pais, Leigh Gill, Adrienne Lovette, Sharon Washington, Mandela Bellamy, David Iacono, Matthias Sebastiun Garry, Mick O'Rourke, Evan Rosado, Caillou Pettis, Sondra James, Gary Gulman, Kim Brockington, Jamaal Burcher, John Cashin, Ryan Funigiello, Annie Pisapia, Ray Iannicelli, Tony D. Head, Scott Martin, Dj Nino Carta, Mark Lotito, Jason John Cicalese, Keith Buterbaught, Ray Rosario, Rose Maria Wilde, Ben Heyman, Emmanuel Rodriguez, Vincent Cucuzza, Celeste Pisapía, Marko Caka, Alexandra López Galán, Bob Leszczak, Rich Petrillo, Thomas W. Stewart
Dirección: Todd Phillips

jueves, 3 de octubre de 2019

Ad Astra - Por Carlos Correa

En un futuro cercano, observamos a Roy McBride -Brad Pitt- como un experimentado ingeniero espacial. Su labor es reconocida, su templanza es a toda prueba y su experiencia rebasa los límites de lo conocido. Después de un accidente en una base orbital que casi le cuesta la vida, Roy es llamado por su alto mando -el U.S. Space Command- para concretar una misión de gran envergadura. Desde hace un tiempo, ondas de poder llamadas “sobrecarga” acechan el espacio exterior, ya alcanzan la Tierra y están poniendo en riesgo toda forma de vida en nuestro planeta. El desafío al que se enfrenta el Mayor McBride implica viajar al límite de nuestro Sistema Solar para saber que sucedió con el “Proyecto Lima” -una exploración visionaria para encontrar vida inteligente fuera de nuestros confines- liderado por su padre, el famoso astronauta H. Clifford McBride -Tommy Lee Jones-. Hace años no se tiene noticias de la misión pues toda comunicación se terminó al cabo de 16 años.

El viaje tiene varias etapas. Primero un vuelo comercial a la Luna, luego un transporte especial a Marte y finalmente el viaje a Neptuno para investigar lo que acontece. Hay sospechas fundadas que la “sobrecarga” puede ser producto de “Lima”, e incluso manipulada por el desaparecido padre de Roy. Las interrogantes abundan y el Mayor Roy McBride tiene la misión de develar esos secretos y contener la manifiesta y mortífera amenaza.

Con el espacio como telón de fondo, el director James Gray filma un relato íntimo y reflexivo. Todo el amplio universo se vuelca hacia el interior del protagonista que debe hacer un viaje introspectivo y profundo que tiene su centro en la relación con su padre. La historia entre ambos se remonta a la adolescencia de Roy y al abandono abrupto por la partida de su mentor a una misión de la que no retorna. Ahora, transformado en héroe, la figura de su padre se agiganta y las consecuencias pasadas se perciben intensamente, en un conflicto existencial tan vasto como la interioridad del protagonista.

El guion es magnífico y la puntuación que tiene el relato es emocionante. El ritmo que posee el metraje es por momentos inquietante. Se podría asociar a una larga cadencia musical que se extiende y amplía sin concluir. Ayuda muchísimo la partitura compuesta por Max Richter con su sello característico; acordes largos, secuencias y pequeñas variaciones que entregan una tensa solemnidad a la banda sonora.

En este viaje Roy McBride no está solo a pesar de la gran cantidad de minutos que aparece en solitario en pantalla. Una breve participación del Colonel Pruitt -Donald Sutherland-, viejo amigo de su padre y también participante del “Proyecto Lima” le ayuda a comprender la dimensión de su misión. Luego, entre recuerdos y añoranzas, es parte de tripulaciones que resaltan su autocontrol y tranquilidad hasta descubrir que la imagen de su padre no ha dejado nunca de estar presente y le acompaña permanentemente. Por ello es tan importante saber de él y encontrarlo, vivo o muerto; saber qué sucedió y de alguna manera sanar esta relación para poder seguir adelante.

“Ad Astra” es un viaje al interior de un hombre que busca reencontrarse con su padre. Me llega tan de cerca el sentido profundo de este anhelo que empatizo personalmente con la extrema profundidad de la reflexión. Brad Pitt consigue representar aquella búsqueda de reconciliación y sanación que cada hijo, a su manera, con las fortalezas y debilidades producto de lo vivido, aspira lograr. La sensibilidad me queda a flor de piel y la cinta cala intensamente en el recuerdo de mi propio padre, con nuevos sentimientos y emociones.

Ficha técnica

Título original: Ad Astra
Año: 2019
Duración: 122 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Coproducción Estados Unidos-Brasil-China; Plan B Entertainment / Regency Enterprises / Keep Your Head Productions / MadRiver Pictures / 20th Century Fox Film Corporation / New Regency Pictures / RT Features / Bona Film Group. Distribuida por 20th Century Fox
Género: Ciencia ficción. Drama. Thriller | Aventura espacial. Supervivencia
Guion: James Gray, Ethan Gross
Música: Max Richter, Lorne Balfe
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Reparto: Brad Pitt, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, Ruth Negga, Liv Tyler, John Finn, Kayla Adams, Kimmy Shields, Bayardo De Murguia, Bobby Nish, Sasha Compère, Afsheen Olyaie, John Ortiz, Greg Bryk, Kimberly Elise, Loren Dean, Alyson Reed, Anne McDaniels, Ravi Kapoor, Lisa Gay Hamilton, Halszka Kuza
Dirección: James Gray

Rambo: Last Blood - Por José Blanco Jiménez

Sylvester Stallone se ha dedicado a replicarse con películas que reproponen a sus antiguos personajes, como Rocky Balboa, y tiene un público cautivo que lo sigue. Pero, justamente, por ser una réplica, se repite en situaciones ya conocidas.

Este Last Blood (recuerdo del First Blood, de Ted Kotcheff, que introdujo al personaje Rambo en 1982) empieza con un prólogo que tiene mucho de Riesgo total (Cliffhanger, de Renny Harlin, 1993) y, en toda su primera parte, se desarrolla como el Búsqueda implacable (Taken, de Pierre Morell), que protagonizó Liam Neeson en 2008.

Aquí los malos y secuestradores no son árabes traficantes de blancas, sino mexicanos, que aparecen como una violenta y terrible amenaza para Estados Unidos: son casi todos malos (con excepción de una periodista interpretada por Paz Vega), falsos amigos, sin sentimientos y sádicas aves de rapiña. El espectador sabe que se va a llegar a una matanza brutal de la que puede ver la esmerada preparación punto por punto. Y va a sentir satisfacción por el destino que espera a los criminales.

Rambo es un personaje creado por David Morrell, que – al igual que los protagonistas de El Francotirador (The Deer Hunter, de Michael Cimino, 1978) – ha sido marcado por la Guerra de Vietnam y que reacciona con inusitada violencia cuando ponen en peligro su supervivencia, pero deben esparcir “la primera sangre”. En Rambo II (Rambo: First Blood Part II (de George Pan Cosmatos, 1985) volvió a Vietnam “por su patria”, dejando en claro cuál era la política de Ronald Reagan (que, entre paréntesis, es la misma de los vaqueros contra los pieles rojas). En Rambo III (de Peter MacDonald, 1988) luchó contra los soviéticos para liberar a los afganos que, paradójicamente, después habrían de ponerse contra los norteamericanos. En el Rambo del mismo Stallone (2008), estuvo en Thailandia para rescatar a las víctimas de una crisis humanitaria provocada por un régimen criminal.

Este Rambo envejecido representa ahora los ideales del gobierno de Donald Trump, pero ha agregado otros elementos a su personalidad, que recuerdan a Benicio del Toro en Sicario (de Denis Villeneuve, 2015) o al Robert McCall de Denzel Washington en El justiciero (The Equalizer, de Antoine Fuqua, 2014). Es decir, primero se deja golpear por una turba de delincuentes, después penetra en su guarida para ajusticiar al jefe responsable y atrae a los enemigos hacia su fin haciéndoles sentir toda su función de némesis cargada de odio exterminador.

Un epílogo repasa los episodios anteriores, suscitando la nostalgia del presente. ¿Será un adiós o un simple “¡Hasta la vista!”?

(Rambo 5. USA, 2019)

Perro Bomba - Por Jackie O.

“Y verás cómo quieren en Chile, al amigo cuando es forastero”

El presente filme tiene como protagonistas en un 90% a personas haitianas. Y muestra una realidad que no debemos ignorar: convivir con las comunidades de otros países, y las precarias condiciones en que muchos de éstos deben estar para poder escapar de un país donde vivieron en malas condiciones o la economía los devastó.

Cuenta la historia de Steevens, un haitiano que lleva 6 años en Chile viviendo con parte de su familia, y esperan que sigan llegando de a poco otros familiares.

Steevens lleva una vida tranquila, según su relato no mantiene problemas en Chile y se siente a gusto. Su situación económica junto a su familia es aceptable, está tranquilo. Y le enseña a su hermano menor que no habla español y recién llego al país algunas cosas, como palabras típicas y el racismo que hay de parte de los chilenos hacia ellos, pero que no le importe ya que ganará mucho dinero.

Su vida trascurre sin problemas, hasta que se ve envuelto en un problema judicial por defender a su pariente. Y es marginado de la sociedad viviendo un calvario.

En cuanto a la participación chilena se puede destacar a, Alfredo Castro como el jefe de construcción, un sujeto muy racista, pero su participación es muy breve. A Blanca Lewin, quien es una abogada de inmigrantes que trata de “ayudar” a este joven. Y otros actores con participación breve que sirven para que prosiga la historia de este joven, y por lo general son los malos de la película.

La película tiene una doble lectura, en primera instancia muestra a la mayoría de los chilenos como personas racistas, aprovechadoras y delincuentes versus los extranjeros, en este caso haitianos, quienes serían personas buenas, tranquilas y trabajadoras.

Puede que así sea dirán algunos, pero en la realidad es mitad y mitad.

Pero para fines cinematográficos, deben exagerar y hacer un nuevo antihéroe que lucha por su estancia en este país tan lejano a su hogar.

También es una denuncia social, ¿cuantos extranjeros más recibirá Chile? ¿Cuál es el fin de recibirlos? ¿Fines humanitarios? ¿Para vivir hacinados y en malas condiciones muchos de ellos? ¿Existen los recursos suficientes en el país para proteger tanto a chilenos como extranjeros?

La historia de nuestro antihéroe que deambula por la ciudad de Santiago con buenas y malas compañías para sobrevivir no acaba.

Debe vivir sin el apoyo de su familia que es lo primordial, y saber sobrevivir en esta jungla llamada Chile.

Interesante propuesta para ver, de una realidad que no hay que ignorar.

Guasón - Por Juan Pablo Donoso

Gran candidata al Oscar por su tema, actuación, tratamiento y música.

En torno a la figura de un payaso enfermo nos internamos en una ciudad de apariencia civilizada, pero invadida por ratas gigantes que se alimentan de la basura amontonada en los callejones.

Soledad y enajenación colectiva se ocultan tras la fama, el dinero y la propaganda.

Inteligencia, crueldad y perspicacia para calar tan hondo en la dimensión psíquica del Guasón.

Fueron innecesarios los demás personajes DC de Batman. Los antecedentes y motivaciones del Guasón son, de por sí, poderosos y TRÁGICOS.

Si bien el ámbito - ciudad Gótica - los colores y vestuarios, evocan el lenguaje del comic, la denuncia es real y el Guasón es intrínsecamente patético.

Paralelos constantes con el sentido profundo de lo que es COMEDIA (SMILE), el llanto encarcelado en las RISAS, con o sin motivo, (alegoría de tristeza, dolor, ira, venganza y terror ocultos en la figura del payaso).

Sociología contemporánea de lo que son el humor y los comediantes, incluyendo el rostro hipócrita oculto tras la farándula televisiva y sus monarcas comunicadores “estrellas” - aparentemente - todopoderosos (Robert De Niro).

Elocuente imagen de ese niño atraído por la magia, huérfano súbito, de pie, solo, en un callejón de desperdicios junto a sus padres millonarios recién asesinados.

Carece de respuestas fáciles a las denuncias medulares de una sociedad en decadencia. Realidad difícil de asumir.

Joaquin Phoenix se supera en cada nuevo personaje. Sin duda será candidato al Oscar. Se sumerge entero hasta desaparecer como actor. Aquí su drama es de IDENTIDAD.

Un hombre enfermo, del cuerpo y la mente, que sólo anhela hacer reír a niños y adultos, y a quien la sociedad castiga por eso mismo.

Empatizamos con un sicópata incapaz de empatizar con los demás, cuyo dolor es tan profundo que sólo nos inspira compasión.

Tiene dos máscaras: la que usa a diario para su trabajo de payaso, y otra que nunca puede quitarse: la de un hombre incomprendido y emocionalmente dañado que intenta sin éxito ser parte del mundo que lo rodea. Cuando la gente se burla de él y de su entorno, despiertan lo peor de su corazón.

¿Cuántos son los guasones anónimos camuflados entre las multitudes urbanas, que sólo pueden matar para saber, por fin, quiénes son? Por ello, sin proponérselo, al final se convierten en símbolos del terror y del caos social.

Las epopeyas comerciales carecen de personajes tan complejos como éste. Por eso su exhibición para adolescentes ha sido cuestionada en muchos países.

Ahora comprendemos mejor las tragedias arcanas de los diversos guasones de Batman.

Sus niveles de lectura exceden cualquier historieta de comic.

El relato y sus protagonistas se nos meten bajo la piel y nos dejan con ganas subconscientes de llorar.

ES MÁS UN DESGARRADOR ESTUDIO PSICOLÓGICO QUE OTRA AMENA PELÍCULA DE SUPERHÉROES. EXTRAORDINARIA.

Ficha técnica

Título Original: Joker Crimen, drama, suspenso 
Warner Bros. EE.UU., Canadá - 2,02 hrs. 
Fotografía: Lawrence Sher 
Edición: Jeff Groth 
Música: Hildur Guðnadóttir 
Diseño Prod.: Mark Friedberg 
Guionistas: Todd Phillips, Scott Silver 
Actores: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz 
Director: Todd Phillips

Perro Bomba - Por Juan Pablo Donoso

Su tema es la DIGNIDAD, en especial de los inmigrantes de color.

Película chilena que se interna en la comunidad de haitianos que desde algunos años viven entre nosotros anhelando un mejor nivel de vida.

Con tratamiento semi documental su director y guionista Juan Cáceres nos permite escuchar sus diálogos en creole, conocer sus costumbres familiares, acompañarlos en su religiosidad, y presenciar su música y bailes autóctonos.

Es una comunidad respetuosa. Saben que con esfuerzo y sacrificio, aunque ejerciendo oficios menores, sus hijos tendrán un estatus económico superior al que tenían en su país.

Pero, ¿estamos los chilenos preparados mentalmente para compartir con ellos nuestras labores y vida diaria?

En la práctica, ¿somos capaces de integrarlos con su color de piel, su dialecto, su sensibilidad y sus costumbres? ¿Somos el “asilo contra la opresión”?.

El conflicto se desata cuando llega desde Haití el hijo adulto de una familia que ya estaba asentada en Santiago de Chile.

Lo que en un comienzo fue una grata y cálida acogida, se vio alterada cuando Steevens, el muchacho, reaccionó ante la insolencia del dueño de la fábrica de ladrillos donde ingresó a trabajar.

Hizo notoria la discriminación que sus compatriotas soportaban con discreta conformidad. Y los puso a ellos en peligro.

Al quedar cesante debió buscar otras tareas y lugares donde vivir. Fue vendedor callejero de chocolates, víctima de explotadores que se aprovechan para otorgarles míseros porcentajes de las ventas.

Ni siquiera pudo librarse de la seducción de una asistenta social que, bajo el cariz de maternal hospitalidad, dio paso a su morbo erótico.

Muy buena cámara y fotografía nocturna de calles e interiores. Admirable actuación de haitianos y haitianas reales muy bien escogidos para lograr realismo.

El castigo a la rebeldía del muchacho será largo y humillante. Sólo hallará consuelo en la hermandad de otros, en condiciones similares a la suya, para enfrentar un destino incierto.

Sin ser predicante - con la pura evidencia audiovisual - nos invita a mirarnos, reflexionar y cuestionar nuestros prejuicios.

¿Fueron tan duros los primeros tiempos de inmigrantes anteriores - como árabes, españoles, judíos, italianos - que, al reproducirse, se amalgamaron exitosamente en la sociedad chilena?

¿Se incuban en nuestros recelos las semillas para una inevitable delincuencia?

En la bondad básica de estas personas vemos la génesis de una nueva etnia que se incorpora a nuestra patria. Dependerá de nosotros aprovechar sus virtudes, o lamentar sus efectos dañinos producto de la xenofobia, del abuso a la honra, o a la explotación.

HONESTO Y SENSIBLE RETRATO DE LA COMUNIDAD HAITIANA EN CHILE. DENUNCIA SOBRIA Y BIEN REALIZADA. GANADORA DE VARIOS PREMIOS INTERNACIONALES.

Ficha técnica


Drama social Chile, Francia - 1,20 hrs. 
Story Board Media 
Fotografía: Valeria Fuentes 
Edición: Andrea Chignoli, Diego Figueroa 
Diseño Prod.: Constanza Chacana 
Actores: Steevens Benjamín, Alfredo Castro, Blanca Lewin 
Guionista y Director: Juan Cáceres

Buenos Vecinos - Por Juan Pablo Donoso

Tragicomedia islandesa sobre fatal convivencia.

Aunque tenemos pocas oportunidades de ver películas de ese país, poco nos sorprende el humor negro - y visión pesimista - propios de las creaciones escandinavas.

Los conflictos entre vecinos se han tratado muchas veces en el cine, teatro, TV y literatura. Y su cumbre máxima fue NEIGHBOURS (Vecinos) de Norman McLaren, corto de 8 minutos premiado con el Oscar 1952.

La acción tiene lugar en un suburbio de Reykjavik. Su co-guionista y director Sigurðsson supo escoger buenos actores, y darle un ritmo ágil e irónico al conflicto.

La relación entre 2 familias vecinas se va complicando hasta alcanzar niveles catastróficos.

El motivo es que el árbol del jardín de una de ellas da sombra a la terraza de la otra.

Nos vamos enterando de los pormenores internos de cada familia.

Conocemos sus duelos mal resueltos, sus queridas mascotas, el embarazo de la nueva y más joven esposa del vecino, la crisis matrimonial de uno de los hijos, que lo obliga a vivir donde sus padres en una carpa del jardín.

A medida que avanzan las disputas, van también agudizándose las ofensas verbales y los daños a las propiedades: neumáticos pinchados, flores pisoteadas y traspasos de excrementos.

Nadie está dispuesto a ceder. Por el contrario, se enardecen las afrentas y crecen los recelos y venganzas.

Lo que se supone es vida civilizada, con gente de clase media de buen pasar, va permeando los instintos más primitivos e irreconciliables.

El relato es tan gracioso como aterrador. En especial por la seriedad con que los personajes se dejan arrastrar por el orgullo y la estulticia.

El carácter de cada integrante está muy bien diferenciado, y este es el factor que enriquece la anécdota.

Es lo prolijo y entramado del guion, y de sus “normales” ciudadanos, lo que escurre como bencina por el suelo expuesta a inflamarse con la menor chispa.

AMENA TRAGICOMEDIA DE UN CONFLICTO VECINAL ENRIQUECIDO POR LA CALIDAD DE SUS ACTORES.

Ficha técnica


Título Original: Undir Trénu 
Tragicomedia, conflictos familiares Islandia, Polonia, Dinamarca, Alemania, Francia - 1, 29 hrs. Cine-Arte Patricia Ready 
Fotografía: Monika Lenczewska 
Edición: Kristján Loðmfjörð 
Música: Daníel Bjarnason 
Diseño Prod.: Anna Maria Tomasdottir 
Guion: Huldar Breiðfjörð, Hafsteinn Gunnar Sigurðsson 
Actores: Steinþór Hróar Steinþórsson, Edda Björgvinsdóttir, Sigurður Sigurjónsson 
Director: Hafsteinn Gunnar Sigurðsson

miércoles, 2 de octubre de 2019

Perro Bomba - Por Carlos Correa

Esta cinta escrita y dirigida por Juan Cáceres retrata crudamente el fenómeno de los migrantes haitianos en Chile. Y la verdad, no es una temática fácil de describir pues aunque algo conocemos, algo hemos escuchado, leído e incluso vivido, muy distinto es observarlo en pantalla y descubrir o confirmar lo que sospechamos sucede en múltiples ambientes: un racismo que muestra su peor cara cuanto más vulnerable sea la persona que lo sufre.

Steevens Benjamin vive junto a su familia y son migrante en Chile. Han sido acogidos y su vida es bastante estable. Steevens tiene trabajo y no pasa sobresaltos mayores, sin embargo la llegada de su hermano Junior provoca un cambio radical. Steevens lo lleva a trabajar con él a su trabajo, pero Junior comienza a ser objeto de las bromas y burlas de su jefe, caracterizado por Alfredo Castro. La defensa de Steevens es inmediata; una agresión que se viraliza rápidamente. El protagonista pierde el apoyo de la comunidad de haitianos residentes que repudian esa actitud violenta porque ven que les perjudica a todos. El joven se ve aún más marginado, la justicia está tras sus pasos, la expulsión del país se ve cerca y ni siquiera puede quedarse en una humilde pieza arrendada porque su nombre y rostro está en boca de todos.

La película funciona como denuncia y seguramente la realidad es aún más dura. Acá no solo esta la barrera del idioma sino que se agudiza la exclusión por el color de la piel. Steevens solo logra comprensión al acudir a una corporación de ayuda donde una mujer -Blanca Lewin- le anima y apoya para buscar una solución a sus problemas.

Las situaciones descritas son dramáticas. No solo hay discriminación sino que existe un abuso permanente que es claramente delictual. Pero, ¿a quién le pueden reclamar los migrantes? La mayoría indocumentados y desesperados, sólo aceptan lo que viene, sobreviven al día y sueñan con un futuro mejor que se ve cada vez más difuso.

La cámara de Cáceres es cercana. Por momentos incluso es documental y testimonial. La carencia de este rodaje está en el guion porque, si bien sitúa la realidad que quiere mostrar, entrega pocos elementos para permitir un desarrollo cinematográfico mayor. El argumento prácticamente no dota de mayor caracterización a sus personajes, solo se vale de planos y secuencias para enlazar la historia y algunos de sus protagonistas se presentan de manera superficial, pensando qué tal vez es suficiente mostrar gestos, actitudes, defensas, burlas o bromas de mal gusto.

El mérito que tiene “Perro bomba” es documentar el tema haitiano en Chile, las vivencias de estos migrantes y las reacciones que tienen los chilenos que interactúan con ellos. Pero mucho de aquello no avanza mucho más allá de crear otro estereotipo. Esta realidad afecta diferentes ámbitos de la sociedad chilena actual por el aumento exponencial del fenómeno migratorio en los últimos años. Así y todo, la cinta entrega claves importantes a tener en cuenta. Los precarios trabajos a los que acceden los indocumentados, el negociado del comercio ambulante y tantas otras situaciones que son abusivas y denigrantes hacia una persona humana desvalida y vulnerable. La cinta es un baño de realidad más que cine propiamente tal. Por supuesto sirve para avanzar en la dirección correcta, es decir, la toma de conciencia de situaciones que independientemente de dónde provengan y a quienes afecte, no podemos aceptar ni tolerar.

Ficha técnica

Título original: Perro bomba
Año: 2019
Duración: 80 minutos
País: Chile
Productora: Coproducción Chile-Francia; Infractor Films / Pejeperro Films / Promenade Films
Género: Drama
Guion: Juan Cáceres
Fotografía: Valeria Fuentes
Reparto: Daniel Antivilo, Junior Benjamin, Steevens Benjamin, Alfredo Castro, Blanca Lewin, Erto Pantoja, Gastón Salgado
Dirección: Juan Cáceres