miércoles, 28 de agosto de 2019

Boda sangrienta - Por José Blanco Jiménez

Hace ya muchos años que intenté definir el cine de horror para distinguirlo del cine de misterio y de los géneros splatter ygore. En síntesis, me interesa recordar que su principal característica es la de producir situaciones que estremezcan al espectador, lo hagan saltar en su butaca y le ericen los cabellos. Para conseguir esos efectos, debe haber una atmósfera de pesadilla y situaciones irracionales, producidas por personajes inquietantes y/o monstruosos.

Si no se cumple con estos requisitos, se corre el riesgo de producir una comedia de terror y la mejor comparación se encuentra en el Frankenstein de James Whale (1931) y la reinterpretación Frankenstein Junior de Mel Brooks (1974).

La película tiene dos directores que, por desgracia, no hacen uno: Tyler Gillett y Matt Bettinelli-Olpin. Su labor tiene gusto a televisivo, acentuando ciertos aspectos rayanos en lo risible, como insistir con la música de 1812 de Tchaikosky o de otros temas clásicos que no vienen al caso. Sin olvidar una vieja canción dedicada al juego del escondite (Hide and Seek), que es la base de la temática de la película.

En resumen: Grace, una rubiecita que va para los 30 años, se casa con el joven componente de una familia millonaria y debe someterse a un rito antes de partir a vivir con su esposo. Los suegros y cuñad@s se comportan de manera extraña y aun más extraño es el rito, que consiste en sacar un naipe de una caja misteriosa, que ha sido heredada de un inquietante antepasado y que indica el juego que se deberá llevar a efecto.

A la jovencita le sale la carta “Hide and Seek” y deberá jugar al escondite. Sólo que, si la encuentran, la matarán. Es nada más que el comienzo de la película. De ahí para adelante, la joven será “cazada” por el resto de la familia, a pesar de la oposición del flamante marido.

Similar a otras películas por el estilo, no consigue el suspenso de clásicos como La mansión siniestra (House on Haunted Hill, de William Castle, 1959) y ciertos episodios – que deberían ser trágicos, como la muerte de las sirvientas – mueven a risa. Pero se supone que no es una comedia, a pesar de lo inverosímil.

La protagonista es la australiana Samara Weaving, que tuvo un rol secundario en 3 anuncios por un crimen (Three Billboards Outside Edding, Missouri, de Martin McDonagh, 2017), es sobrina de Hugo (el Agent Smith de Matrix) y tiene el mismo “look” de Amanda Seyfried o de Emma Stone. Y ya que de “look” hablamos, creo que Andie MacDowell (que hace lo que puede con el papel de la “suegra”) con su aspecto hará dudar a más de alguna espectadora si hizo bien en usar los cosméticos que publicitaba hace algunos años.

(Ready or Not. USA, 2019)

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