jueves, 25 de julio de 2019

Comedores de Acero - Por Juan Pablo Donoso

Desgarrador documental que denuncia la esclavitud que aún existe en nuestros días.

Al norte de la República de Bangladesh los campesinos viven de las plantaciones de arroz. Más, en la temporada de monzones las cosechas son imposibles y sobreviene el hambre.

Por ello los campesinos deben emigrar durante 6 meses al sureste a realizar trabajos manuales como jornaleros. Y enviar los sueldos a sus familias del norte.

Tiempo atrás, encalló un barco en la bahía de Shilatour, en la región de Chittagong. Un poderoso empresario compró la nave e inició el desguace para vender sus partes como fierro al resto del país.

Como fue un buen negocio, compró más naves viejas para traerlas a la bahía de Chittagong. Ante la demanda de chatarra empezó a contratar a una mayor cantidad de campesinos cesantes que requerían trabajo.

Este documental, realizado por el bangladino Shaheen Dill-Riaz (KoranKinder- 2009), se instala en el astillero desde que los campesinos abandonan a sus pobres familias del norte, incluyendo a los adolescentes, y se incorporan a las tareas de desarmar los enormes buques, acumulando toneladas de piezas y planchas metálicas oxidadas.

Carecen por completo de gremio o sindicato. Viven hacinados, en condiciones miserables, ganando salarios mínimos, y expuestos al barro y accidentes laborales. Están bajo la tutela de “contractores”, obreros antiguos que reclutan jóvenes en sus aldeas de origen, quienes a su vez obedecen a “capataces”, supervisores mejor pagados y ociosos, que rinden humillante pleitesía a los millonarios dueños del astillero.

Los realizadores del filme acompañan a estos obreros durante todo el periodo de su estancia en el lugar. Registran sus conversaciones y testimonios de dolor. El trabajo se realiza primordialmente “a mano”, debiendo cargar pesados cables y planchas metálicas en medio de la mugre y sólo con maquinarias indispensables.

Además de abundar los accidentes y mutilaciones, hay carencia de médicos y remedios. Para, finalmente, escuchar de boca del magnate propietario la frase: “al menos tienen la satisfacción de sentirse útiles” (¡!).

Como remache, cuando termina la temporada, les quedan debiendo más de la mitad del salario. Y en esas condiciones vuelven a sus arrozales de origen.

Como espectadores nos parece increíble que, al año siguiente, vuelvan allá mismo a trabajar. Pero los capataces, inmutables, mirando a la cámara declaran su plena certeza de que la necesidad de sobrevivencia de sus familias los traerá de regreso y, además, agregando nuevos contingentes.

DOLOROSO TESTIMONIO DE EXPLOTACIÓN HUMANA EN NUESTROS DÍAS. ¿DÓNDE ESTÁN LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS…?

Ficha técnica

Título Original: Eisenfresser Documental humanitario 
Goethe Institut Alemania - 1,25 min. 
Guionista y Director: Shaheen Dill-Riaz

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