Más, por un afán de preciosismo cinematográfico, y falta de síntesis, quedo larga y diluida en su objetivo.
El guion es más autocomplaciente de lo necesario.
La premisa era poderosa: ¿cuánto puede el dolor de un paciente perturbar la psiquis de su terapeuta?
Gloria es una mujer negra, proveniente de la favela de Río de Janeiro, abusada por su padre desde pequeña, y con un hermano presidiario que, desde la cárcel, le controla la vida por medio del hampa.
Su joven psicóloga es Camila quien, sesión tras sesión, va constatando que el remedio es más político y social que clínico. Comienza a dudar de su profesión y a sentirse culpable indirecta del dolor de su paciente.
Para comprender el origen de este caso debemos saber que su guionista y directora - Lucía Murat (1949)- integró la guerrilla izquierdista brasileña en los momentos más duros de la dictadura militar (1968 – 1979). Fue arrestada y torturada brutalmente en la prisión. Y reitera esta la experiencia en cada una de sus películas. Hoy es una de las más sensibles y mordaces representantes del nuevo cine de su país.
Logra honestas actuaciones de las actrices principales. Intenta un lenguaje de “cine verdad”, recurriendo a larga tomas cercanas al “plano secuencia”. Pero se desvirtúa por inserciones de sueños y pesadillas que flirtean con recursos del surrealismo.
Resulta difícil, durante el alambicado relato, deducir lo que en verdad está “en Juego”. Sólo después de una larga reflexión descubrimos que el meollo dramático era mucho más simple y esencial.
INTENTO DE DENUNCIA PSICO/SOCIAL QUE, TRATANDO DE SER INTIMO, SE TORNA RIPIOSO
Ficha técnica
Título Original: Praça París Drama social y psicológico Brasil: 1,50 hrs.
Fotografía: Guillermo Nieto
Edición: Mair Tavares
Música: André Abujambra, Marcio Nigro
Diseño Prod: Dina Salem Levy
Guionistas: Raphael Montes, Lucía Murat
Actores: Grace Passó, Joanna de Verona, Marco Antonio Caponi
Directora: Lucía Murat
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