miércoles, 6 de febrero de 2019

Beautiful Boy - Por Juan Pablo Donoso

Tema siempre interesante lesionado por un guion errático y majadero.

Aunque director y actores quisieron darle humanidad y juegos de edición, quedó pesada, larga y poco efectiva como relato.

EL TEMA

La drogadicción juvenil, en su escalada desde la marihuana a la metanfetamina.

¿¨Cómo ayudar a mi hijo”? se pregunta el padre (Steve Carell) en su calvario por salvarlo de la autodestrucción.

¿A quién culpar de esta esclavitud? El adolescente Nic Sheff (Timothée Chalamet), teniendo una hermosa familia, rodeado de cariño, inteligente y con medios económicos declara: “Siento un vacío negro dentro de mí”.

Dice hacerlo por “rebeldía” y para “fugarse”… ¿de quién y de qué? …quiere escapar de la “realidad”, ¿de cuál si la suya es mil veces mejor que tantas otras? Se aman mucho con su padre, su madrastra y hermanitos.

Vendrán múltiples rehabilitaciones estériles. Quien haya tenido un adicto en la familia sabe de este tormento, y se identificará con la historia y sus personajes. Será catártica.

En su angustia – para comprender a su hijo – el padre prueba la droga en sí mismo. Reconoce su impotencia: “Nada lo puede salvar; ignoro cómo ayudarlo”. Perder a un hijo(a) es terrible, pero dejarlo a su suerte, por agotamiento o cobardía, es aún peor.

Maravilloso testimonio de tenacidad y amor paterno.

“Yo quiero cambiar, e intento hacerlo. ¡Pero me resulta imposible!”. (Nic)

O el enfermo se vence a sí mismo, o quienes lo rodean deben presenciar cómo bebe, se inyecta, inhala o ingiere hasta matarse.

Creemos, por experiencia, que mostrarla a los jóvenes como “educativa” tendría poco efecto. Las causas son más complejas; tienen que ver con la estructura valórica de nuestra sociedad contemporánea.

LA PELÍCULA

New York Times dijo que “endulzaba la realidad”. Discordamos, pero el filme pudo ser más conciso e impactante.

Abunda en rellenos y reiteraciones. Creyeron que con una edición juguetona de “raccontos” ocultarían la carencia del ascenso progresivo, indispensable para alcanzar un clímax dramático. Queda más diluida que cercana.

Se siente monótona por el sinfín de sanaciones y recaídas.

Timothee Chalamet (Nic), Steve Carell (el padre) cumplen con excelencia. Maura Tierney (la madrastra) pudo ser mejor aprovechada (ER).

Acertada canción Territorial Pissings, de Nirvana; nos recuerda el tormento de su compositor Kurt Cobain, también drogadicto.

Por tener un guion fláccido y errático, muchas escenas suenan pretenciosas, pudiendo ser penetrantes. Se salva la secuencia entre las olas del mar: metáfora profética del padre que pierde de vista a su hijo.

Tema tratado con más éxito en PÁNICO EN NEEDLE PARK (1971) – EL HOMBRE EL BRAZO DE ORO (1955) y recientemente en REGRESA A MÍ (2018), junto a tantas otras sobre alcoholismo.

EL GRAN ERROR

Cuando los créditos finales van en la mitad, y mucho público abandonó la sala, un narrador entrega el testimonio literario fundamental: VERDADERO y MEJOR GUION sobre el cual debió hacerse esta película. Habría sido poética, poderosa y sensible. ¡Plop!

TEMA MUY CANDENTE QUE PUDO SER MÁS PRECISO Y CONMOVEDOR.

Ficha técnica

Biografía, drama Diamond Films EE.UU. -2 hrs. 
Fotografía: Ruben Impens 
Edición: Nico Leunen 
Diseño Prod.: Ethan Tobman 
Guionistas: Luke Davies - Felix van Groeningen 
Actores: Steve Carell, Timothée Chalamet, Maura Tierney 
Director: Felix van Groeningen

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