miércoles, 6 de febrero de 2019

Beautiful Boy - Por Carlos Correa

Difícil película y con un contenido aún más complejo. Basada en la historia real de Nic Scheff que es relatada por su padre David en el libro “Beautiful Boy: A Father's Journey Through His Son's Addiction”, narra la visión de un padre desesperado por la adicción de su hijo a las metanfetaminas.

Dirigida por Felix Van Groeningen y con un guion escrito por Luke Davies, la cinta da cuenta del drama de manera implacable. Es densa y también extensa, no tiene ventanas ni posibles salidas; es un golpe duro como un ladrillo, con un peso que abruma durante todo su metraje. El ritmo de la filmación tampoco ayuda a poder soltar un poco la extrema tensión de las circunstancias que describe con lujo de detalles.

Steve Carrel interpreta a David con mucho oficio y solidez. Logra compenetrarse. Verlo construir un personaje muy distinto a los que nos ha tenido acostumbrados es fascinante, aunque la ausencia de matices podría ser extraño para un actor tan versátil y talentoso. Es posible que el condicionamiento lo haya tenido demasiado comprimido y por ello enfocado en una menor diversidad y más en demostrar estamos de ánimo. David es periodista y por ello el relato fluye, sin embargo mucho del texto del guion es dejado en manos de largas tomas que más que transmitir emociones lo que hacen es reducir el impacto dramático.

Timotheé Chalamet está muy bien en su papel de Nic. Su desplante natural colabora muchísimo a la configuración de la personalidad cambiante del joven. Más que mal, el drama es justamente lo que le sucede a este adolescente adicto, su lucha interior, su lucha exterior y todo lo que dificulta la comprensión del estado vital en que se encuentra, los peligros que enfrenta y lo difícil que resulta intentar superar una condición de esta naturaleza.

Hay algo que la cinta consigue mostrar muy claramente. Es el gran dilema parental frente a un caso de esta magnitud donde no solo está en juego la vida del adicto sino también los ambientes en los que normalmente es acogido y también cuando no lo es. El proceso de rehabilitación es ingrato. Las recaídas son violentas y por ello surgen los cuestionamientos por el curso de la vida que se ha elegido, las decisiones tomadas, las responsabilidades y el acompañamiento brindado. En todo ello la película es muy clara, ilustrativa e incluso aleccionadora. Sin embargo, un exceso de elementos descriptivos y pasivos no le permiten al relato posicionarse con más brío. Decae y diluye la atención y ese peso que describimos en las primeras líneas se hace muy difícil de sobrellevar.

“Beautiful Boy” tiene una excelente factura, sin embargo lamentablemente falla en su construcción. Aun reconociendo lo difícil que es abordar el tema, queda al debe en lo más importante que es la empatía con los protagonistas y la historia. A pesar de vernos representados como padres -o hijos- no logra superar las dos capas iniciales y aquello frustra las expectativas que se postergan hacia un final que podemos deducir o anticipar en algunas de sus posibles versiones. Una lástima, pues sin duda se aprecia que podría haber sido diferente sobre todo al leer y escuchar el texto final que cierra -y encuadra- naturalmente la historia.

Ficha técnica 

Título original: Beautiful Boy
Año: 2018
Duración: 111 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Big Indie Pictures / Plan B Entertainment / Starbucks Entertainment / Amazon Studios
Género: Drama | Drogas. Adolescencia
Guion: Luke Davies, Felix Van Groeningen (Memorias: David Sheff, Nic Sheff)
Fotografía: Ruben Impens
Reparto: Steve Carell, Timothée Chalamet, Maura Tierney, Amy Ryan, Christian Convery, Kaitlyn Dever, Oakley Bull, Amy Forsyth, Stefanie Scott, Julian Works, Jack Dylan Grazer, Kue Lawrence, Marypat Farrell, Mandeiya Flory
Dirección: Felix Van Groeningen

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