lunes, 8 de octubre de 2018

El Insulto - Por Carlos Correa

Un incidente casi doméstico da origen a una escalada de violencia que es capaz de aumentar las heridas relaciones en Medio Oriente. Toni Hanna-Adel Karam- vive en un departamento de un sector que está siendo reparado por una cuadrilla de trabajadores. El agua del riego de las plantas y de la limpieza de su balcón, que sale por un desagüe mal colocado, moja al capataz de la obra, el refugiado palestino Yasser Abdallah Salameh -Kamel El Basha-. La discusión termina con un destemplado insulto de Yasser a Toni y lo que sigue son las consecuencias de este acto. El agredido verbalmente insiste en que el agresor se disculpe y el aludido no da su brazo a torcer. Comienza un diálogo de sordos y finalmente Toni decide llevar este incidente a la justicia, hasta las últimas consecuencias. Se transforma con ello en una bola de nieve, totalmente fuera de control.

Esta cinta del director Ziad Doueiri, participante del Festival de Venecia 2017 y nominada al Oscar como mejor película extranjera, nos proporciona un acercamiento a los conflictos que viven cotidianamente los habitantes de Medio Oriente. Hay vivencias y prejuicios que tienen larga data. La historia tiene un peso mayor en la vida de cada uno de ellos. Su origen y el contexto de su vida, es un todo que no puede separarse de sus actos, de sus reacciones, es decir, de su forma de ser y de enfrentar al mundo. El orgullo no se entiende sin el sufrimiento y la sagrada verdad que cada uno lleva consigo. Por su puesto no hay monopolio del dolor, ni una verdad única, tal vez solo se necesita respeto, pero aquello es muy difícil de llevar a la práctica.

El director entrega el énfasis de la película a los dos protagonistas y a sus entornos, a sus familias, a sus creencias, a aquello que admiran y lo que de alguna manera u otra guía su actuar cotidiano. Sin tomar partido, nos conduce por caminos que parecen no tener salida, donde el reconocimiento, el entendimiento, la comprensión y la aceptación están lejos de ser soluciones factibles. Hay infinitos detalles, finos gestos en las actuaciones y primeros planos conmovedores, en una cámara inquieta que quiere registrarlo todo para entregarnos una visión amplia.

El Insulto es una película repleta de sentimientos. Una acción provoca una reacción. ¿Desproporcionada? Tal vez. ¿Exacerbada? Es posible. ¿Legitima? Absolutamente. La negación es parte importante y medular en la forma como escala el conflicto. Las posturas son tan opuestas y radicales que cada uno niega al otro como persona, sin considerar su vida ni su historia. En esta negación nada cabe y todo se anula. La crítica es clara, la forma de superarla es aun más difusa.

Tal vez los mejores momentos de la cinta son aquellos que nos muestran el juicio ante el tribunal, porque se empieza a configurar una clave en términos racionales, no emocionales. Allí es donde protagonistas y espectadores podemos comenzar a comprender un poco más del origen de ambos antagonistas, los hechos que les han marcado profundamente -Tony por la masacre de Damour y Yasser por el Septiembre Negro- y cómo al tener esta oportunidad -por cierto obligada, difícil y confrontacional- de ir conociendo la realidad del otro va cambiando el rumbo de la historia -lentamente, paso a paso, con enorme sacrificio- hacia una luz de reencuentro y sanación.

Ficha técnica

Título original: L’insulte
Año: 2017
Duración: 110 minutos
País: Líbano
Productora: Coproducción Líbano-Francia-Bélgica; Ezekiel Films / Scope Pictures / Tessalit Productions / Rouge International / Cohen Media Group [USA] / Ciné+ / Douri Films / Centre National du Cinéma / L'Aide aux Cinémas du Monde / Le Studio Canal+
Género: Drama
Guion: Ziad Doueiri, Joelle Touma
Música: Éric Neveux
Fotografía: Tommaso Fiorilli
Reparto: Adel Karam, Kamel El Basha, Christine Choueiri, Camille Salameh, Rita Hayek, Talal Jurdi, Diamand Bou Abboud, Rifaat Torbey, Carlos Chahine, Julia Kassar
Dirección: Ziad Doueiri

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