miércoles, 17 de octubre de 2018

Amor sobre ruedas - Por Carlos Correa

Esta refrescante comedia romántica francesa “Amor sobre ruedas” resulta ser una gratísima sorpresa. Escrita y dirigida por Franck Dubosc, narra la historia de Jocelyn -interpretado por el mismo Dubosc-, un exitoso hombre de negocios, picaflor empedernido y un verdadero profesional de las mentiras seductoras, que ve como su vida cambia radicalmente cuando se hace pasar por minusválido para conquistar a su nuevo reto amoroso. La película es entretenida, el guion está muy bien construido y gracias a sus chispeantes diálogos por momentos es realmente hilarante. Los enredos son tan naturales como inverosímiles y toda la acción transcurre tan suelta de cuerpo como su aparentemente despreocupado protagonista.

Este género de romance en tono de comedia permite también vislumbrar vastos elementos de un drama, porque la vida de Jocelyn claramente no es lo que él se esfuerza por representar. Una madurez que aún no ha llegado, un sin sentido del camino vital y una soledad agobiante sin lazos emocionales concretos lo están carcomiendo por dentro. Allí es cuando aparece Florence -Alexandra Lamy-, la hermana mayor de su desafío, quien sí es discapacitada. Esta incómoda sorpresa no hace más que confundir a Jocelyn, quien lentamente descubre en él, gracias a esta atractiva mujer llena de pasión y de vida, sentimientos nuevos, emociones perdidas y nuevas sensaciones que comienzan a ser incontrolables e irresistibles.

La sintonía fina y la química entre ambos protagonistas es mágica. Todo lo que les sucede se ve totalmente natural. No hay palabras de más, la simpatía entre ambos está a flor de piel y el conflicto central -la descarada mentira y el no saber cómo salir de ella- se mantiene imperturbable. Mención aparte para la protagonista que con su extrema vitalidad nos da lecciones de vida. Ella es violinista, juega tenis y además hace de solista en una gira de su orquesta. Pocas veces vemos una genuina preocupación por intentar dotar de realismo las escenas musicales, sin embargo el director se la juega por una orquesta real, tocando en vivo y Alexandra Lamy hace un muy buen trabajo, violín en mano, para ser lo más fiel posible a su papel. A todo lo anterior ojo con dos roles secundarios excelentes: Marie -Elsa Zylberstein- la joven asistente de Jocelyn junto a Max -Gérard Darmon- su mejor amigo, confidente y también su médico de cabecera.

Como corolario, en el tramo final Franck Dubosc también nos involucra a los espectadores en el relato. Llega un momento en que nos preguntamos cómo va a cerrar el relato, qué va a pasar con los personajes o de qué manera se resuelve tanto enredo. Comenzamos a buscar posibles finales y las opciones se multiplican. Parece que presenciamos una laguna narrativa, pero no es así. Dubosc nos ha engañado una vez más y la coda es tan simple y sencilla que la hace naturalmente inesperada. “Tout le monde debout” -Todos de pie- es un acierto que vale la pena ver.

Ficha técnica

Título original: Tout le monde debout
Año: 2018
Duración: 107 minutos
País: Francia
Productora: Gaumont International Television / Umedia
Género: Comedia. Romance | Comedia romántica. Discapacidad
Guion: Franck Dubosc
Música: Sylvain Goldberg, Emilien Levistre, Xiaoxi Levistre
Fotografía: Ludovic Colbeau-Justin
Reparto: Franck Dubosc, Alexandra Lamy, Elsa Zylberstein, Gérard Darmon, Caroline Anglade, Laurent Bateau, Claude Brasseur, François-Xavier Demaison
Dirección: Franck Dubosc

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