miércoles, 1 de agosto de 2018

Los oportunistas - Por Carlos Correa

Este interesante relato del director italiano Paolo Genovese tiene una puesta en escena íntima y minimalista. Lo que está filmado transcurre al interior de un bar llamado “The Place”, sin embargo la acción no se remite solo a dicho lugar y aquello es parte fundamental de la magia que tiene la cinta.

Partimos de una premisa que es enigmática e inquietante. Un hombre -Valerio Mastandrea- se sienta todo el día en la misma mesa y recibe la visita de diversas personas, todas con algo en común: quieren hacer realidad un sueño, piden un milagro o algo que ven muy difícil de conseguir como por ejemplo la recuperación de una enfermedad terminal, ser más bella, volver a tener fe, encontrar un botín, reanimar un rutinario matrimonio o salvar a un hijo de una muerte inminente. Este hombre promete cumplir el deseo siempre y cuando quien lo solicita realice algo a cambio y esta petición no es nada de fácil. Asesinar, robar, perpetrar un atentado, violar a alguien, golpear a un desconocido, pero también cuidar a un niño de ser violentado. No hay explicación, solo un deseo por persona y la condición de hacer algo específico a cambio.

En una dinámica teatral, Genovese filma un juego de ajedrez mental. Las piezas, difusas e inconexas, a veces cuadran como un perfecto juego de Tetris y otras veces toman rumbos de acción que obligan a modificar los planes iniciales. Si hacemos un paralelo con el fútbol, acá hablamos de la táctica fija, la jugada preparada y el análisis de cada uno de los movimientos, algo que funciona en la teoría pero que en la práctica sin duda puede fallar.

El relato nos lleva a imaginar los entornos y lo que hace cada una de las personas que acuden a este extraño “hombre” para cumplir su encargo. Él pide detalles y a través de aquello vamos construyendo una historia que transcurre mucho más en nuestra imaginación que en las imágenes que visualizamos.

Uno de sus requirentes le dice que “lo que hace es alimentar monstruos”, sin embargo la réplica no tarda: “siempre hay alguien dispuesto a hacerlo”. Y allí está la clave, pues el corazón humano tiene la disponibilidad de hacer algo -aún perverso- por una motivación fundamental y vital. Los valores se trastocan, se pueden incluso invertir y la moralidad pasa a ser totalmente subjetiva. Los ejemplos que la película entrega son extremos y obligan a una reflexión profunda.

No es fácil sostener una cinta de este tipo ni menos darle vuelo a nuestra imaginación como espectadores utilizando tan pocos elementos. Genovese lo logra al plantear este enigma y a través de sus conexiones y códigos. Es un notable trabajo, bien filmado, bien actuado y que se sitúa como un punto alto dentro de una cartelera que no se despega de las súper historias y de los súper héroes.

En esta película que data del año 2017 y que recién llega a nuestro país, lo único que podríamos reprocharle es que no mantenga el título original. Su nombre en español no tiene nada que ver con la historia, ni con el relato ni con nada. El título es “The Place”, que no es solo el nombre del bar sino que representa efectivamente lo que es su centro: es, efectivamente, “el lugar”.

Ficha técnica

Título original: The Place
Año: 2017
Duración: 105 minutos
País: Italia
Productora: Leone Film Group / Lotus Productions
Género: Drama
Guion: Paolo Genovese, Isabella Aguilar
Música: Maurizio Filardo
Fotografía: Fabrizio Lucci
Reparto: Valerio Mastandrea, Marco Giallini, Alessandro Borghi, Silvio Muccino, Alba Rohrwacher, Vittoria Puccini, Sabrina Ferilli, Silvia D'Amico, Rocco Papaleo, Giulia Lazzarini, Vinicio Marchioni
Dirección: Paolo Genovese

No hay comentarios.:

Publicar un comentario