miércoles, 16 de mayo de 2018

Mi Padre y mi Hijo - Por Juan Pablo Donoso

Una experiencia de profunda emoción. Un reencuentro con las raíces eternas del valor de la familia.

Su director y guionista turco, Çagan Irmak, demuestra ser uno de los poetas más preclaros del cine minimalista contemporáneo. Desgraciadamente sus otras realizaciones, casi todas premiadas, son aún desconocidas en nuestro país.

Hace que lo cotidiano alcance dimensiones conmovedoras. Evita magistralmente caer en el melodrama.

Cada personaje es único, pintoresco y está bien desarrollado.

En vez de simplismo, nos demuestra cómo la sencillez de un relato puede tocar la médula de la vida y de los sentimientos. Y para lograr esto hay que tener una indiscutible madurez artística.

En Estambul, un periodista viudo ha debido criar a Denys, su único hijito de 7 años, sólo ayudado por una vieja niñera. Al sentirse enfermo, víctima de pasadas torturas políticas, decide llevar al niño a la casa de sus padres en el campo, para que allí lo sigan educando los abuelos, junto a sus tíos y primos.

Vendrá un lento período de reencuentro y reconciliación con sus familiares, y de adaptación del niño a esta nueva forma de vida, y con parientes que desconocía.

Es tan cálido y gradual el proceso de acogida que, aparentemente, sólo se sostiene por el humor, la simpatía, o terquedad, de cada uno de aquellos campesinos. Con ese pulso cadencioso, y lleno de anécdotas, el autor Irmak nos va revelando el lazo inefable que cada miembro de esa comunidad aporta a la unión de todos. Y cómo, gracias a esos vínculos de amor tan férreos, logran inocular en el corazón de ese niño el consuelo para aceptar el destino con esperanza y conformidad.

Es tal la pureza y honestidad de cada personaje que, a medida que avanzan los incidentes cotidianos, sus penas y alegrías van siendo también las del espectador. Y las lágrimas que afloren en el público, de hombres y mujeres, serán el natural efecto de una convivencia noble, sin efectismos artificiales ni recurso alguno, salvo una transparente y poética humanidad.

Si bien todos los actores están muy bien elegidos, y cada uno entrega lo más sincero de sí, celebramos la ocasión de conocer a dos figuras consagradas del arte dramático turco: Humeyra, la abuela, quien sin ser físicamente agraciada, desborda histrionismo arrollador, y, Çetin Tekindor, el abuelo, que con mínimos gestos, y silencios, transmite torrentes de emoción.

Una obra maestra que hablará a todos los públicos, jóvenes y mayores, en el lenguaje sensible de cada edad.

UN TESORO DEL CINE TURCO QUE SE NOS INCRUSTA EN EL CORAZÓN. MAGNÍFICA.

Ficha técnica


Título Original: Babam ve Oglum 
Cine-Arte Galería Patricia Ready 
Tragicomedia familiar, política Turquía – 1,48 hrs. 
Fotografía: Ridvan Ülgen 
Edición: Kivanç Ilgüner 
Música: Evanthia Reboutsika 
Diseño Prod.: Murat Guney 
Actores: Çetin Tekindor, Fikret Kuskan, Hümeyra 
Guionista y Director: Çagan Irmak

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