jueves, 30 de noviembre de 2017

Detroit Zona de Conflicto - Por Carlos Correa

“Detroit” es desgarradora. La directora Kathryn Bigelow es capaz de transmitir, con una fidelidad que asombra, la impotencia y la crudeza brutal de un hecho que marcó la historia aquel 25 de Julio de 1967 en la ciudad de Detroit, Michigan, en Estados Unidos. Una breve presentación animada nos pone rápidamente en contexto. La población afroamericana -principalmente de color- comienza a quedar aislada en verdaderos compartimentos en el centro de la ciudad. Los conflictos escalan de tal forma que el gravísimo incidente del Motel Algiers deja como resultado el aterrador saldo de tres muertos y siete que fueron golpeados arbitrariamente por la policía.

Hay confusión. Observamos un comienzo incierto que sin embargo nos pone de inmediato en alerta. Los disturbios van creciendo en cantidad e intensidad. Se percibe un clima de enfrentamiento donde la menor provocación detona una reacción violenta y decidida. Es por ello que el incidente del motel comienza casi como un juego. Un grupo de amigos que se está divirtiendo provoca una reacción policial desproporcionada y que va complicándose cada vez más en la media que avanzan los hechos.

El relato de Bigelow no da respiro. Su filmación, ya característica, es intensa y golpea directamente. No hay concesión alguna. La narración produce un recogimiento que no se puede ignorar, pues el guión de Mark Boal es nervioso y profundo. Los protagonistas logran transmitir la impotencia de la agresión injustificada. No hay caricaturas ni estereotipos. Todo luce tremendamente real. Es incómodo, agresivo y la verdad es que uno desea que el sufrimiento termine pronto.

Kathryn Bigelow y Mark Boal, con un trabajo detallista y fino, logran una obra que resulta impactante. Cuesta tanto imaginar lo que deben haber sufrido todos quienes fueron violentados en estas revueltas, tal vez de las más grandes en la historia de Estadios Unidos. El ejército en las calles, la policía enfrentada a los manifestantes; clima de guerra. No hay espacio o lugar donde no se viva el conflicto. Y la tragedia es inminente, inmanejable, tal vez imparable.

Sin duda “Detroit” es una de las mejores cintas del 2017 y tiene méritos suficientes para ser candidata a varios premios. Su honestidad es tal, que se presenta casi como un documental sobre un racismo que aun sigue siendo tema en pleno siglo XXI. En el centro del relato hay también una búsqueda de justicia. Se logra percibir también un claro homenaje a las víctimas de los sucesos, por quienes perdieron la vida y también por aquellos que a raíz de lo acontecido vieron truncados sus sueños e ilusiones. Esta película tiene que tener un espacio de reflexión y su tiempo para ser asimilada. Cada minuto es importante y trascendente. No podemos ser indiferentes después de ver “Detroit” y aquello es porque somos conducidos para verlo y sentirlo por nosotros mismos. Esa compenetración del relato con el espectador es perturbador y en mi opinión es el logro más importante de este filme.

Ficha técnica

Título original: Detroit
Año: 2017
Duración: 143 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Annapurna Pictures / First Light Production
Género: Drama | Basado en hechos reales. Años 60. Racismo
Guión: Mark Boal
Música: James Newton Howard
Fotografía: Barry Ackroyd
Reparto: John Boyega, Algee Smith, Will Poulter, Jack Reynor, Ben O'Toole, Hannah Murray, Anthony Mackie, Jacob Latimore, Jason Mitchell, Kaitlyn Dever, John Krasinski, Darren Goldstein, Jeremy Strong, Chris Chalk, Laz Alonso, Leon Thomas III, Malcolm David Kelley, Joseph David-Jones, Joseph David Jones, Ephraim Sykes, Samira Wiley, Peyton Alex Smith, Laz Alonzo, Austin Hebert
Dirección: Kathryn Bigelow

Viento Salvaje - Por Carlos Correa

Un relato con un excelente ritmo es el que ofrece Taylor Sheridan en su primera película como director. Ya conocíamos sus enormes méritos como guionista en “Sicario”. Esta vez el guión también es de su autoría y es realmente notable. En un complejo rompecabezas, una joven es encontrada sin vida y descalza en el medio de una amplia y nevada reserva indígena, en Wyoming. Quien la descubre es Cory Lambert -Jeremy Renner-, un experimentado cazador de depredadores del lugar. La investigación de la muerte la comienza la policía local, pero dadas las características de “Wind River” -nombre de la reserva y título original de la cinta- el caso llega al FBI quien envía a Jane Banner, una joven agente interpretada por Elizabeth Olsen, a investigar el crimen.

La narración está fragmentada. Las pistas se abren lentamente en la medida que Jane y Cory van conociendo pequeños detalles. Nada es demasiado claro y las dudas son siempre superiores a las escasas respuestas que van encontrando en el transcurso de la investigación. El suspenso y la tensión creciente se apodera del metraje. El resultado es incierto. Con ello se acrecienta la sensación de inquietud que marca la cinta. La fotografía de Ben Richardson es sobrecogedora y permite entregar un marco propicio a esta dramática historia que se va develando poco a poco.

Hay varias temáticas que están presentes en este relato, no solo aquello evidentemente referido a la reserva indígena. La inspiración “en hechos reales” con la que comienza, se refiere a las “miles de historias como esta” y que involucran asaltos sexuales a mujeres en estas reservas, principal fuente de motivación del autor para escribir la obra. Hay abandono, soledad, discriminación y tremendos prejuicios. La propia historia de Cory, su mirada y la relación con su hijo, da cuenta de aquello. El machismo y el abuso también se marcan profundamente en algunas vidas vulnerables y que son transgredidas. Cada uno de los personajes aporta su propia historia al relato. La visita a la casa de los padres de la joven fallecida es durísima. Vemos allí pequeñas luces. Se entreabren puertas -literalmente- que nos permiten observar realidades complejas y difíciles.

“Wind River” es una película intensa. Tiene actuaciones sólidas, tensión creciente y una ambientación envolvente. Este thriller, de los mejores del año, premiado en el 2017 Sundance Film Festival, es absorbente. Es difícil despegarse de la pantalla o distraerse si nos involucramos directamente. Esto es mérito indudable de Taylor Sheridan que nos hace vivir la experiencia con primeros planos que impactan y que se contraponen a los amplios y descriptivos parajes naturales que muestra. Parece clara la relación de esta historia individual con la magnitud de su entorno. Cobra sentido, entonces, el foco del director en su motivación inicial de poner en relieve los muchos casos que nunca obtienen respuesta ni justicia, a través de uno específico, conmovedor y doloroso que consigue reflejarlos a cabalidad.

Ficha técnica

Título original: Wind River
Año: 2017
Duración: 110 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Thunder Road Pictures / Acacia Filmed Entertainment / Film 44 / Ingenious Media / Savvy Media Holdings / Star Thrower Entertainment / Synergics Films / Wild Bunch / Voltage Pictures / Tunica-Biloxi Tribe of Louisiana. Distribuida por The Weinstein Company
Género: Thriller. Intriga | Policíaco. Crimen. Cine independiente USA. Basado en hechos reales
Guión: Taylor Sheridan
Música: Nick Cave, Warren Ellis
Fotografía: Ben Richardson
Reparto: Jeremy Renner, Elizabeth Olsen, Julia Jones, Graham Greene, Jon Bernthal, Matthew Del Negro, Kelsey Asbille, Gil Birmingham, Ian Bohen, Martin Sensmeier, Hugh Dillon, Eric Lange, Mason D. Davis, James Jordan, Teo Briones, Tara Karsian
Dirección: Taylor Sheridan

domingo, 26 de noviembre de 2017

Jesús - Por Juan Pablo Donoso

Película chilena, realizada en coproducción con varios países, que nos plantea dilemas de Fondo - y algunas objeciones de Forma.

Fondo – (traición y paternidad)

¿Qué puede hacer un padre solitario cuando su único hijo adolescente resulta incorregible?

El tormento recae en la impotencia del padre (Alejandro Goic). Pero el relato nos acerca más a su hijo, Jesús (Nicolás Durán), quien rehúye estudiar, miente para obtener dinero, lleva una vida disipada de alcohol, drogas y sexo promiscuo junto a sus amigos, llegando incluso a masacrar a otro joven por ser homosexual.

¿Hasta dónde la Deslealtad y la Traición son condenables? En este caso, la del joven hacia sus compañeros de delito, y del padre por solidaridad para proteger a su hijo de la Justicia.

La cinta nos demuestra que hay tormentos de Conciencia que superan al cariño y a la lealtad.

Padre e hijo están amarrados a una circunstancia crítica que, más temprano que tarde, deberá sanjarse, siendo desgarradora en cualquiera de las alternativas.

Curiosa opción de llamar Jesús a ese muchacho díscolo y condenado a una tragedia final. Si pretendieron alguna semblanza con Dios Padre y el sacrificio de Cristo, o con Abraham y su hijo Isaac, de ninguna manera hay fundamento para las motivaciones morales planteadas en el filme.

Forma - (construcción del relato)

Realización sólida y meticulosa. Una obra poco grata, amarga, y con imágenes muy crudas, tanto hétero como homosexuales.

Excelente actor principal: Nicolás Durán. Admirablemente sumergido en las turbulencias de su estado.

Fotografía e iluminación, con acertados “low keys” (claroscuros) en coherencia con la trama y los sentimientos de sus personajes.

Algunas secuencias demasiado largas sin necesidad: con mayor selección pudo ser más tensa en su discurso. La “hibris” ya era elocuente.

Director Guzzoni y fotógrafa Álvarez se engolosinaron con las imágenes, y contraluces. Hay momentos estáticos, por ejemplo en la refractación sexual, que acusa un acertado nihilismo, pero otros son reiterativos y prescindibles.

Inteligentes opciones de edición elíptica (Andrea Chignoli).

Por resaltar la atmósfera (Rodrigo Bazaes) cayeron más en la reiteración y el tedio que en el ritmo y la empatía con los personajes… si es que alguna compasión fuera posible con tales criaturas erráticas.

El terrible dilema final del padre parece decirnos: “Cuando la carne de tu carne está podrida, ¿optarás por tu propia salvación y te mutilarás de ella?”

TRAGEDIA FILIAL PROFUNDA Y DOLOROSA CON GRANDES MÉRITOS Y ALGUNOS CRUDOS BEMOLES.

Ficha técnica


Drama Chile, Francia, Alemania, Grecia, Colombia – 85 minutos 
Fotografía: Bárbara Álvarez 
Edición: Andrea Chignoli 
Diseño Prod.: Rodrigo Bazaes 
Actores: Nicolás Durán, Alejandro Goic, Sebastián Ayala 
Guionista y Director: Fernando Guzzoni

viernes, 24 de noviembre de 2017

Extraordinario - Por Juan Pablo Donoso

Imposible ignorar aquel magnífico filme de 1985 llamado MÁSCARA (Mask) de Peter Bogdanovch.

Por muy conmovedor y humanitario que sea el caso del pequeño August Pullman, y lo exitoso que haya sido el bestseller del New York Times, este drama diluye su médula dramática; queda sólo como el caso progresivo de un niño con rostro deforme que debe aprender a integrarse en su comunidad escolar y convertirse – socialmente – en un alumno como todos.

Vemos el esfuerzo amoroso de sus padres, de su hermana un poquito celosa, del Rector del colegio, y de sus compañeros por darle coraje y – a la vez – reconocer su valor como persona, su inteligencia y temple personal para conquistar un mundo que al comienzo tiende a rechazarlo pero que – gracias a su carácter – crece en aceptación y generosidad.

La idea es empática y obviamente amable, pero el tratamiento de la película, a pesar de tener buenos y famosos actores resulta dulzón y carente de un antagonismo más agresivo y doloroso. Si bien el niño tiene problemas iniciales de adaptación, además de la torpeza de algunos adultos intolerantes, terminan todos siendo buenos, amorosos, felices y solidarios.

CASO SENSIBLE DONDE DESDE EL COMIENZO CASI TODOS SON BUENOS Y AL FINAL SON AÚN MEJORES.

Ficha técnica


Título Original: Wonder BF
Distribution Drama EE.UU. – 1,53 hrs 
Fotografía: Don Burguess 
Edición: Mark Livolsi 
Música: Marcelo Zavros 
Diseño Prod.: Kalina Ivanov 
Guión: Stephen Chbosky y Steve Conrad 
Actores: Julia Roberts, Jacob Tremblay, Owen Wilson 
Director: Stephen Chbosky

Verano 1993 - Por Juan Pablo Donoso

Película catalana enteramente hablada en ese idioma.

Nos emociona sin recurrir a eventos trágicos ni espectaculares. Sólo con la autenticidad de sus actores. Narrada más desde los sentimientos que con la razón.

Al igual que Cría Cuervos (1976 ), aquella joya de Carlos Saura, nos hace ver - ¡y sentir! – el mundo desde la perspectiva de una niña muy pequeña. En todo momento hay amor y generosidad, incluso cuando por descuidos involuntarios se cometen pequeños errores. Son comprensibles productos del desconcierto infantil.

Frida es una niñita de 6 años que quedó huérfana de padre y madre por razones que nunca se dicen, y que poco aportan al fondo de la historia. Es acogida por el matrimonio de unos tíos jóvenes que viven en el campo, y que son padres de Ana, una pequeña de sólo 3 años y para quien la llegada de su prima equivale a recibir una hermanita un poco mayor.

El relato nos muestra cómo, gradualmente, Frida se va acomodando a su nuevo hogar. Y que se construye con la fuerza de un amor colectivo. Nadie es malo, egoísta ni celoso. Por el contrario, el desafío es cómo manejar una circunstancia triste con la pura fuerza del cariño.

Notables las actuaciones de ambas niñitas: Frida de 6 años y Ana de tres. Los padres adoptivos, abuelos y nana, con mera honestidad van haciendo posible el proceso de adaptación en esa criatura.

Es admirable cómo Laia Artigas, quien interpreta al personaje central, transmite tanta emoción y carisma con tan corta edad. Sigue viviendo y jugando pero intuye que hay un vacío irremediable en su corazón.

Pareciera que nada importante sucede. Pequeños detalles, todos muy naturales y cotidianos. A esas niñitas tan chicas nadie podría haberlas dirigido en sus actuaciones. Sólo hubo que estimularlas para lograr aquel prodigio de espontaneidad. A tal punto que, acostumbrados a los efectos dramáticos, estamos siempre esperando que suceda algo fatal o violento. Y nada de eso ocurre. Vamos día a día, conviviendo con los pormenores de esa familia para culminar en algo inefable, que nos quiebra con esa misma vitalidad.

El mérito de la cinta, y de sus autores, es cómo aquella pureza nos va absorbiendo para dejarnos, al terminar, un legado tan poderoso de ternura. Quedamos con ganas de llorar sin saber por qué.

UNA JOYA DE EMOCIÓN Y SUTILEZAS QUE INVADEN NUESTRO SUBCONCIENTE HUMANIZÁNDONOS. ESTUPENDA.

Ficha técnica

Título Original: Estiu 1993 
Cine Arte Galería Patricia Ready 
Drama familiar España (Cataluña) – 1,37 hrs. 
Fotografía: Santiago Racaj 
Edición: Didac Palou y Ana Pfaff 
Música: Pau Boïgues y Ernest Pipó 
Diseño Prod.: Monica Bernuy 
Guión: Carla Simon Pipó – Valentina Viso 
Actores: Laila Artigas, Paula Robles, Bruna Cusí 
Director: Carla Simon

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Suburbicon - Por Carlos Correa

Parece ser el paraíso. Vivir en Suburbicon es idílico, maravilloso y raya en la perfección. Gardner Lodge -Matt Damon- está casado con Rose -Julianne Moore-, y viven en una preciosa casa de este tranquilo barrio junto a su hijo Nick -Noah Jupe- y la hermana gemela de Rose, Maggie, quien es también interpretada por Julianne Moore. La calma se rompe abruptamente cuando se muda al condominio una familia afroamericana que tiene un hijo de la misma edad de Nick. Los nuevos vecinos provocan revuelo en la comunidad, fuertes discusiones junto a una violenta resistencia y abierto racismo hacia los recién llegados, algo totalmente fuera de proporción para un estilo de vida que parece sacado de un libro de cuentos o de un aviso comercial.

La originalidad de los guionistas, los hermanos Ethan y Joel Coen, sumada a la acertada y precisa dirección de George Clooney, hacen de “Suburbicon” una historia oscura, interesante y que asume bastantes riesgos. Por una parte tenemos un thriller policial hecho y derecho y por otro el trasfondo de un racismo que reverdece y se niega a desaparecer. Si sumamos a estos dos elementos centrales el característico y “negrísimo” humor de los Coen, el resultado es notable. No solo está en cuestión el doble estándar de Gardner y de Maggie. Todo es doble estándar y en varios personajes del relato puede incluso haber algo más.

“Suburbicon” tiene tanto de comedia como de drama. La construcción que hace Matt Damon del protagonista es realmente sólida. Nadie debería dudar de este padre ejemplar y esposo ideal. Moore hace un trabajo impecable interpretando a las gemelas. Lo antagónico resultan ser las caricaturas que representan dos desvergonzados personajes que invaden la privacidad de la casa familiar a poco de comenzar la historia. Este hecho aparentemente inconexo y sus posteriores consecuencias, es lo que marca el desarrollo de un metraje que tiene intriga, misterio, traición y venganza, en dosis perfectas y muy bien administradas.

Llama la atención que no hayan sido los hermanos Coen los directores de la cinta y que hayan delegado en Clooney esa responsabilidad. Sin embargo, y a la luz del resultado obtenido, la distancia que logra tomar el director, a pesar de haber participado en la elaboración del guión, dota a la cinta de un particular punto de enfoque. Cercana a la aplaudida “Fargo”, esta nueva cinta pone de manifiesto que donde hay una aparente y tranquila calma, existe una perturbadora y tensa realidad. Los detalles y capas que se observan son innumerables y las escenas que son dignas de mención se suman exponencialmente. En ese sentido debemos disponernos a disfrutar una película que nos atrapará de inmediato y que volverá a nosotros cada cierto tiempo y en diferentes porciones y proporciones. ¡Y es muy gratificante cuando una película vuelve en forma tan natural y precisa que permite saborearla por cuadros! Bravo por este regreso de los Coen. ¡Los extrañábamos!

Ficha técnica

Título original: Suburbicon
Año: 2017
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Black Bear Pictures / Silver Pictures / Smokehouse Pictures
Género: Cine negro. Drama. Comedia | Neo-noir. Crimen. Años 50
Guión: Ethan Coen, Joel Coen, George Clooney, Grant Heslov
Música: Mlexandre Desplat
Fotografía: Robert Elswit
Reparto: Matt Damon, Julianne Moore, Oscar Isaac, Glenn Fleshler, Michael D. Cohen, Noah Jupe, Steve Monroe, Gary Basaraba, George Todd McLachlan, Carter Hastings, Dash Williams, Alex Hassell, Lauren Burns, Tony Espinosa
Dirección: George Clooney

"Coco" - Por Carlos Correa

“Coco”, la nueva cinta de animación producida por Pixar y distribuida por Walt Disney Pictures, es un sentido homenaje a la tradición mexicana del “Día de Muertos”. Miguel, su protagonista, proviene de una familia especial que ha prohibido la música de generación en generación. Sin embargo para este niño de 12 años la música es pasión y energía. Entonces, ocultándose de su familia e inspirado en su ídolo Ernesto de la Cruz, un exitoso y popular cantante que murió aplastado por una campana durante una presentación, Miguel comienza un camino lleno de aventuras que lo llevan hasta la “Tierra de los Muertos” donde ayudado por un esqueleto olvidado, solitario y muy histriónico llamado Héctor, conocerá al mismísimo Ernesto y también con ello, develará la verdadera historia de su particular familia.

La animación de “Coco” es hermosa. Colorida y mágica, posee un atractivo intrínseco que la hace tremendamente llamativa desde el punto de vista visual. El encantamiento de su forma por momentos se ve opacado por un guión algo flojo y que no está a la altura de otras producciones recientes de Pixar. Tal vez la fuerte localización mexicana puede ser un punto que juegue un papel importante al definir sólo una parte del mundo que quiere presentar. No obstante, esta entretenida fábula animada produce un efecto bastante notable al superponer el mundo de vivos y de los muertos ayudando con ello a comprender una ancestral tradición y también a explicar, de manera simple y sencilla, la memoria agradecida que se tiene de los antepasados en la cultura popular de los Estados Unidos de México.

La película pone de relieve de manera vital lo que la música puede llegar a provocar en una persona y en una comunidad. Las razones familiares para “odiar” y oponerse tenazmente a la música también son muy claras. Y esta lucha dual resulta encantadora, porque Miguel, contra viento y marea, logra abrirse paso para realizar su sueño y deseo más profundo. Él quiere ser músico y está decidido a lograrlo a pesar de la contrariedad que aquello provoque en su familia. Ese coraje y vigor es emocionante y nos hace empatizar con Miguel desde el primer momento.

Veremos si “Coco” replica en el mundo el gran éxito que ya ha obtenido en México. Por calidad y producción debería lograrlo sin ninguna duda. También deberemos observar si esta tradición que tan honestamente retrata es acogida en otras latitudes. Tal vez no es una película mayor de Pixar, a la altura de “UP” o “Intensamente”, sin embargo “Coco” logra cautivar gracias a un encanto que ya parece ser marca registrada de sus productores. La sencillez de los personajes y la forma de construir el relato no solo aportan una gratificante y sana entretención sino que además permiten acercarnos a un mundo distinto para admirarlo y comprenderlo, y así dejar libre paso a ese niño rebelde que todos llevamos dentro.

Y una sorpresa. Por tiempo limitado, acompaña a “Coco” un cortometraje encantador. Se trata de “Olaf, otra aventura congelada de Frozen”, dinámico y vivo, sobre las fiestas navideñas y las tradiciones familiares. El mundo de Disney concentrado en 28 minutos de acción, aventura, música y raíces familiares.

Ficha técnica

Título original: Coco
Año: 2017
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Pixar Animation Studios / Walt Disney Pictures
Género: Animación. Fantástico. Comedia | Pixar. Familia. Música
Guión: Adrián Molina, Matthew Aldrich (Historia original: Lee Unkrich, Jason Katz, Matthew Aldrich, Adrián Molina)
Música: Michael Giacchino
Dirección: Lee Unkrich, Adrián Molina

Extraordinario - Por Carlos Correa

Basada en la novela “La lección de August” de R.J. Palacio, esta cinta, a pesar de algunas carencias y lógicas obviedades, logra conquistar un espacio en el corazón. Auggie Pullman -Jacob Tremblay- nació con una deformación facial y producto de ello ha tenido múltiples cirugías e intervenciones en sus cortos 10 años de vida. Ahora, con el apoyo de sus padres -Julia Roberts y Owen Wilson- debe enfrentar un desafío aún mayor que es ir por primera vez a la escuela.

El inicio es ciertamente intrigante. Vamos conociendo la historia relatada por la voz en off del mismo Auggie y pasamos largos -y tensos- minutos sin ver su rostro. Tal vez nos imaginamos lo que viene -en cierta forma como lo debe hacer seguramente la novela- y todo indica que debemos prepararnos para lo peor, algo similar a lo que experimenta el protagonista al descubrir su rostro ante los demás.

Una vez sorteado este primer escollo viene lo más evidente de la película y que es una forma simple de narración basada en la presentación de los personajes, sus padres, sus compañeros de curso y su hermana mayor. En esta parte el relato decae sustantivamente porque todo es anticipable aunque tenga un correcto trasfondo. Sin embargo, y luego de aquello, la película retoma una senda que, sin mucha ambición ni pretensión, resulta honesta.

Efectivamente la película funciona bien como una fábula. Lo que vive Auggie producto del rechazo de algunos compañeros, la lástima que le tienen otros junto con la natural dificultad de relacionarse a esa edad, configura un panorama desolador. Su familia es su soporte, su espacio protegido, pero naturalmente todo gira en torno a él y goza de privilegios que postergan una y otra vez a su hermana mayor. Su madre vive por él y para él. Su padre, tal vez el personaje más débil y menos desarrollado de la historia, es una figura amable y cercana, pero bastante decorativa. Auggie debe sacar extremo coraje para enfrentarse al mundo y así cambiar la forma en que todos lo ven. Esto también incluye, por supuesto, una modificación en su propia forma de verse. Y este es, aún siendo bastante evidente, el principal recordatorio de la película y pilar fundamental de esta emotiva “Lección de August”.

Ficha técnica 

Título original: Wonder
Año: 2017
Duración: 113 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Lionsgate / Mandeville Films / Participant Media
Género: Drama | Infancia. Discapacidad
Guión: Steve Conrad, Jack Thorne (Novela: R.J. Palacio)
Música: Marcelo Zarvos
Fotografía: Don Burgess
Reparto: Jacob Tremblay, Julia Roberts, Owen Wilson, Mandy Patinkin, Millie Davis, Izabela Vidovic, Ali Liebert, Elle McKinnon, Bryce Gheisar, Daveed Diggs, Noah Jupe, Kyle Harrison Breitkopf, Gidget, William Dickinson
Director: Stephen Chbosky

La región salvaje - Por Carlos Correa

Esta cinta del guionista y director mexicano Amat Escalante resulta bastante incómoda. En una extraña mezcla de ciencia ficción y sexo, “La región salvaje” transita sobre un sendero poco claro que se traduce en mayores debilidades que virtudes. Con un guión por momentos ilegible y actuaciones que no terminan de cuadrar y convencer, la fragmentación del relato es francamente irritante. Ok, dejemos pasar entonces unos minutos para comprender hacia dónde va, sin embargo los cuadros son aún más dispersos, con marcadas separaciones, haciendo que su destino se torne todavía más lejano y brumoso.

Por un lado tenemos a Alejandra y Ángel, un matrimonio joven, con un hijo pequeño y con importantes dificultades de pareja. Por el otro está Fabián, el hermano homosexual de Alejandra que trabaja en el hospital local donde un día llega Verónica, mal herida por una extraña circunstancia pero que ella atribuye a la mordida de un perro. Junto a todo aquello tenemos una enigmática cabaña en el medio de la nada donde se oculta un misterioso y extraño ser “tentacular” que es utilizado por la pareja que vive allí a modo de experimento vivo con quienes llegan al lugar.

Existe en esta película un sentido de realidad y de imaginación que no se alcanza a constituir totalmente. Su dibujo es más bien una caricatura poco concluyente, con un centralismo extremo en la sexualidad, el machismo, la homofobia y la marginalidad de sus personajes. Las relaciones tóxicas y en algunos casos muy forzadas, hacen más crudo y disonante el metraje. ¿Conflicto? Escaso. ¿Valores y principios? Ausentes, al menos a simple vista. Estamos en un pueblo provinciano que lleva una vida tranquila y sin mayores sobresaltos a pesar de estar insertos en el centro mismo del misterio del relato. ¿Sobrenatural entonces? Es poco claro como fenómeno, y menos aún como eje principal de la historia.

¿Qué nos queda entonces? Es cierto que hay cine incómodo que se transforma en un desafío para reflexionar, que no es el caso de esta película. Sus elementos básicos -y no por ello menos importantes- no alcanzan a configurar un relato que permita siquiera alcanzar una mínima unidad en sus cien largos minutos de extensión. Si la búsqueda de su director es, como él mismo señala, “llegar a la esencia de la verdad humana”, esta película se aleja bastante de dicho propósito en mi opinión. Es necesario lograr una profundidad mayor y una condición imprescindible para aquello es el desarrollo de una conexión emocional de los protagonistas con el relato y con el espectador. Acá no se produce. Al contrario, su manifiesta separación, deja en evidencia la debilidad argumental de un cine experimental que por lo mismo es susceptible de recibir todo tipo de críticas. No es de extrañar, entonces, que Escalante ganara el premio al mejor director en el Festival de Cine de Venecia, en medio de ácidas críticas y sentidas alabanzas.

Ficha técnica


Título original: La región salvaje
Año: 2016
Duración: 100 minutos
País: México
Productora: Coproducción México-Dinamarca-Francia-Alemania-Noruega-Suiza; Mantarraya Producciones / Adomeit Film / Bord Cadre Films / Match Factory Productions / Mer Film / Pimienta Films / Snowglobe Films
Género: Drama. Fantástico. Terror | Extraterrestres. Homosexualidad. Drama psicológico
Guión: Amat Escalante, Gibrán Portela
Música: Igor Figueroa, Fernando Heftye, Martín Escalante, Lasse Marhaug, Guro Moe
Fotografía: Manuel Alberto Claro
Reparto: Simone Bucio, Ruth Jazmín Ramos, Jesús Meza, Edén Villavicencio, Andrea Peláez, Óscar Escalante, Bernarda Trueba, Kenny Johnston
Dirección: Amat Escalante

jueves, 16 de noviembre de 2017

Good Time: Viviendo al Límite - Por Juan Pablo Donoso

Un delito en los bajos fondos neoyorkinos tratado con lenguaje vigoroso, apasionante, pero tal vez incómodo para algunos espectadores.

Los hermanos Safdie son jóvenes realizadores que vienen abriéndose camino con talento en el cine de EE.UU.

Una historia de delincuencia y amor filial. Lo que distingue a este filme es cómo combina la violencia del argumento con el tratamiento fotográfico, el colorido, la edición y la música.

Todo sucede en un día, la noche y el día siguiente. Connie Nikas involucra a su hermano menor Nick en el asalto a un banco. Al comienzo resulta exitoso. Pero Nick tiene un leve retardo mental que estropea el plan de escape. Y es capturado por la policía. Durante las horas siguientes Connie tratará de liberar a Nick para evitar que lo delate y que lo internen en una clínica de enfermos mentales.

La odisea nocturna del protagonista irá sumando peripecias, cual de todas más errática, inesperada y asfixiante.

Y esa angustia atmosférica es la que otorga el carácter poderoso al relato. Desde el comienzo la mayoría de los encuadres son primeros planos, tan cerrados que distinguimos los poros del rostro de los personajes. Esa cercanía, ese compartir sus respiraciones angustiadas, es lo que nos amarra con el fugitivo que intenta, como bestia acorralada, sobrevivir.

Como si fuera enterrándose en arenas movedizas, cada intento lo hunde más, y cada personaje secundario le complica más la salida. Y en medio de la acumulación de tropiezos está siempre presente la motivación de rescatar a su hermano desvalido.

Un mundo sin destino de salvación, de seres insignificantes en la inmensa ciudad, sus quimeras por alcanzar una vida mejor con más dinero, pero que irremediablemente sucumben en el desquicio por salvarse.

Un intento de obtener identidad y cariño en una selva urbana disparatada.

Los realizadores nos mantienen tensos, con la respiración entrecortada, y deseando que a pesar de ser delincuentes los personajes hallen al menos un rincón tranquilo donde descansar; y es eso, justamente, lo que obtendrá el hermano retardado en una clínica de enfermos mentales.

Excelentes actuaciones, en especial de Robert Pattinson como el fugitivo. La canción que acompaña los créditos finales nos entrega la clave porque termina con la palabra LOVE, que ha sido el anhelo íntimo del infierno vivido.

EXPERIENCIA ARTÍSTICA QUE EN FONDO Y FORMA TRANSMITE SU OBJETIVO FUNDAMENTAL. INCÓMODA PARA QUIENES SÓLO BUSQUEN ENTRETENCIÓN.

Ficha técnica


BFDistribution 
Delito, suspenso 
EE.UU. – 1,41 hrs 
Fotografía: Sean Price Williams 
Edición: Ronald Bronstein y Benny Safdie 
Música: Oneohtrix Point Never
Diseño Prod.: Sam Lisenco 
Guión: Ronald Bronstein, Josh Safdie 
Actores: Robert Pattinson, Benny Safdie, Jennifer Jason Leigh 
Directores: Benny Safdie y Josh Safdie

La Red - Por Juan Pablo Donoso

Lo que más temen las ideologías y el fanatismo es el afán del hombre sencillo por vivir en paz. Más aún cuando rayan en lo sádico y en la estupidez.

¿Qué escapatoria tiene un hombre simple cuando queda atrapado entre dos potencias políticas? Será difícil escapar de las redes policiales de una u otra. Esa es la Red que denuncia esta película.

Una vez más, Ki-Duk Kim, toma el partido del hombre esencial para confrontarlo con las entelequias perversas del poder, ya sea democrático o totalitario.

En todos sus filmes, este realizador espiritual confronta la pureza con la contaminación perversa que ha hecho el hombre con la materia. Señeras son obras anteriores como Primavera, Verano, Otoño…, Samaria, Pieta y otras. Siempre veremos la noble vocación del espíritu abriéndose paso por la espesura del error, la ignorancia y el egoísmo.

Namchulwoo es un humilde pescador artesanal de Corea del Norte. Ama a su esposa y a su pequeña hijita. Eso le basta para ser feliz. Un día su red se atora en la hélice de la lancha. Y queda a la deriva en la frontera. La corriente lo arrastra a las aguas de Corea del Sur. Allí será apresado, sospechoso de espionaje, y sometido a un siniestro proceso de interrogatorios y torturas.

Como insiste en sus respuestas de inocencia, la policía le permite deambular por las calles para vigilar sus posibles contactos y, también, para que conozca el alto nivel de desarrollo del sistema capitalista. Hasta le ofrecen desertar, quedarse allí, y formar una nueva familia.

Si bien el pescador se deslumbra con el desarrollo material del régimen, y conoce las desdichas de ciertos habitantes, sólo desea volver a su patria y reunirse con su familia. Después de muchos y dolorosos incidentes le permitirán regresar a casa.

Su retorno será publicitado por el gobierno comunista como el de un héroe ejemplar. Pero en su país será nuevamente sometido a humillantes interrogatorios porque tal vez viene contaminado con los embrujos del oropel capitalista. Por precaución, hasta le prohiben volver a su oficio en el mar por si se tienta de traspasar la frontera nuevamente.

El mismo Namchulwoo será la peor víctima de aquella “red” de conflictos políticos, y de la cual es imposible escapar. Queda capturado entre dos mundos que le resultan ajenos y malignos.

Este filme nos mantiene horrorizados de ver tanta aberración en las estructuras sociales, y donde apenas se columbran leves destellos de humanidad en ambos mundos.

Admirable actuación del protagonista Seung-bum Ryoo ( Premio Blue Dragon al Mejor Actor Nuevo), estupendo ritmo narrativo, sin concesiones ante la tortura, y un mensaje que nos reconcilia con los valores esenciales de cualquier persona que sólo desea vivir con sus seres amados.

“Lo principal de una buena película es la comprensión del hombre sencillo y su forma de vida, más que de sofisticadas teorías gubernamentales o de estéticas cinematográficas”. Ki-Duk Kim

UN PODEROSO LLAMADO A LA CORDURA POR MEDIO DE LA COMPASIÓN Y LA IMPOTENCIA.

Ficha técnica


Título Original: Guemul 
Los Filmes de la Arcadia 
Drama, política Corea del Sur
1,54 hrs. 
Edición: Min Sun Park 
Actores: Seung-bum Ryoo, Won-geun Lee, Young-min Kim 
Guión y Dirección: Ki-Duk Kim

El Mismo Amor, la Misma Lluvia - Por Juan Pablo Donoso

Largo proceso de maduración para un amor verdadero. Encuentros y decepciones que atraviesan 20 años de la historia política y cultural de Argentina.

Tiene ecos de Todas las Mujeres del Mundo, memorable cinta brasileña dirigida por Domingos de Oliveira (1966) y protagonizada por la tempranamente malograda Leila Diniz

Jorge Pellegrini (Ricardo Darin) es un autor literario que para subsistir escribe cuentecitos sentimentales en una revista de gran circulación. Se enamora de Laura, pintora aficionada y tozuda en sus propósitos. La inmadurez afectiva y sexual de Jorge hará que este romance sufra duros quebrantos. La historia política del país y las opciones de vida de sus amigos y compañeros servirán de referencia para que Jorge, a lo largo de los años, tome conciencia, y asuma, lo que realmente importa en la vida.

Plantea un dilema de dignidad, decisiones y madurez.

Muy buenos actores secundarios: bien aprovechados por el galardonado director Juan José Campanella. Es grato reencontrarse con Ulises Dumont, carismático en el teatro, cálido en el cine, y una de las figuras más queridas y recordadas del arte escénico argentino.

Si comparamos este filme, que conmovió a público y críticos en 1999, con los siguientes de ese director y sus guionistas, lo sentimos hoy menos depurado que El Secreto de sus Ojos (2009), Luna de Avellaneda (2004) y El Hijo de la Novia (2001).

Siendo una historia de amor compleja y bien resuelta, sin duda Campanella y Castets se han ido perfeccionando con el tiempo.

HISTORIA DE AMOR ARGENTINA QUE EVOLUCIONA EN PARALELO CON LA HISTORIA DE SU PAÍS. BIEN REALIZADA Y MUY BIEN ACTUADA.

Ficha técnica


Cine Arte Galería Patricia Ready 
Tragicomedia, romance Argentina
1,53 hrs. 
Fotografía: Daniel Schulman 
Edición: Camilo Antolini 
Música: Emilio Kauderer 
Guión: Juan José Campanella y Fernando Castets 
Actores: Ricardo Darin, Soledad Villamil, Ulises Dumont, Eduardo Blanco. 
Director: Juan José Campanella

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Good Time: viviendo al límite - Por Carlos Correa

Esta es una película urgente. 99 minutos de tensión continua y sin pausa. “Good Time”, escrita por Ronald Bronstein y Joshua Safdie y dirigida por los hermanos Ben y Joshua Safdie transcurre en el bajo mundo de Nueva York. No es el lujo de los rascacielos de Manhattan. Es algo bastante diferente lo que quiere retratar esta cinta de acción que además posee un fuerte componente social desnudando carencia, marginalidad y exclusión en varios niveles. Todos estos méritos la llevaron a competir en la selección oficial de Cannes este año donde obtuvo el galardón a la mejor música incidental y sus directores fueron nominados a la Palma de Oro.

Constantine “Connie” Nikas -Robert Pattinson- y su hermano menor Nick -el mismo codirector “Benny” Safdie-, deciden asaltar un banco para poder trasladarse a vivir tranquilos a Virginia. Y claro, este robo no resulta tan sencillo y comienzan los problemas. Nick -que tiene un grado de discapacidad mental por el que ha estado en terapia- es capturado por la policía, Connie se salva por un pelo y allí comienza una verdadera odisea. Pattinson luce dotes estupendas para un personaje que está construido vertiginosamente. Su accionar es de constante improvisación. Sin un patrón definido, lo único que lo mueve realmente es salvar a su hermano. La primera misión era retirarlo de la terapia, por eso el plan del robo para obtener US 65.000 y así abandonar Nueva York. Ahora, el objetivo es sacarlo de la cárcel, donde seguramente lo va a pasar muy mal y le costará mucho poder sobrevivir. Connie se mueve como pez en el agua en este submundo inquietante de una ciudad de Nueva York escondida, sin las luces y sin el brillo acostumbrado.

“Good Time” es perturbadora y a la vez provocadora. Observamos en ella un meticuloso trabajo de composición de personajes -los secundarios son breves pero muy bien delineados y profundos-, escenarios súper reales y un guión que la hace inquietante, incómoda y a al mismo tiempo alucinante. Es verdaderamente una experiencia que acelera las pulsaciones del espectador y que al mismo tiempo llama a la reflexión sobre la urgencia que implica el tener que sobrevivir minuto a minuto, segundo a segundo en condiciones miserables.

En una de las primeras secuencias de la cinta podemos observar una característica que se hará cada vez más penetrante. La filmación es realizada en primer plano, muy cercano y con mucho movimiento. Esta cámara nerviosa nos hace parte de la escena y nos saca de la comodidad de ser meros observadores. Nos urge, nos provoca y hace que nos sumerjamos en la experiencia de un cine de estupenda factura, donde también nos sentimos protagonistas de lo que sucede en pantalla. En ese sentido, la dirección de los Safdie es brillante. Cada fotograma tiene razón de ser, tiene un color propio, un sentido y un destino. El relato cautiva y como no sabemos bien hacia donde nos lleva, el desafío es dejarnos conducir.

Es realmente sobrecogedor el amor de Connie por su hermano Nick. Este “tipo duro” no duda un instante en poner en peligro su propia vida por intentar ir en su ayuda. Y acá hay un contrasentido muy difícil de dilucidar. ¿Paso por encima de los demás para salvar a mi familia? ¿Cuáles son los límites? La cinta no funciona como una fábula sino que nos interpela directamente. ¿Dónde estamos nosotros si no vemos lo que pasa a nuestro alrededor? Observamos marginalidad todos los días. Cuando caminamos por la calle, en las esquinas, cuando cae la noche y donde menos lo imaginamos. Es carencia material, que es posible visualizar. ¿Y la carencia que no podemos ver a simple vista? Esa marginalidad interior, esa angustia que puede ser aun mas intensa y desoladora? Esta película nos introduce en ella y la actuación de Robert Pattinson, en ese sentido, es realmente sobresaliente.

Ficha técnica

Título original: Good Time
Año: 2017
Duración: 99 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Elara Pictures / Rhea Films. Distribuida por A24
Género: Thriller | Crimen. Cine independiente USA. Robos & Atracos
Guión: Ronald Bronstein, Joshua Safdie
Música: Oneohtrix Point Never
Fotografía: Sean Price Williams
Reparto: Robert Pattinson, Jennifer Jason Leigh, Barkhad Abdi, Cliff Moylan, Phil Cappadora, Souleymane Sy Savane, Buddy Duress, Mahadeo Shivraj, Jibril Goodman, Ratnesh Dubey, Shaun Rey, Laurence Blum, Marcos A. Gonzalez, Tara Lynn Wagner
Directores: Ben Safdie, Joshua Safdie

viernes, 10 de noviembre de 2017

The Square (El Cuadrado) - Por Juan Pablo Donoso

Esta es una película inteligente, provocativa, pero dispersa. Es difícil hallar un eje central para evaluarla. Nos recuerda a Buñuel. Ganó la Palma de Oro en el 70° Festival de Cannes y al otorgárselo el Presidente del Jurado, Pedro Almodóvar, dijo:

“The Square engloba demasiadas ideas y Östlund es muy ambicioso. Ha hecho una película política sobre la ceguera del mundo occidental… Una de las grandes desgracias de la actualidad es la dictadura de lo políticamente correcto…y sus personajes viven por ello un infierno”.

¿Y a cuál infierno se refiere? Pues al de la inasible relatividad de lo que entendemos por Arte; y de cómo proviene y a la vez condiciona los valores de la sociedad. ¿Puede el Arte mejorar a nuestra sociedad?

Empieza con la instalación de un cuadrado en el suelo frente a un importante Museo de Arte Contemporáneo en Suecia. Es un cuadrado vacío, delimitado con cinta luminosa, sobre los adoquines. La propuesta es de una socióloga argentina de apellido Arias: su propósito es entregar un punto de encuentro, de convergencia para los seres humanos: “Un santuario de confianza, seguridad y cariño”.

Christian es un respetado curador de aquel Museo, y defensor de tan altruista obra de arte.

A partir de su instalación iremos constatando cómo eso repercute en su vida, de quienes lo rodean, la incongruencia de su afectividad/sexual, su responsabilidad como esposo separado y padre de dos niñitas, el asedio de la prensa y de la opinión pública, y de cómo el utópico proyecto le revienta en la cara cuando decide, con la mejor intención, publicitarlo mediante un spot televisivo.
Esa sería una difusa columna vertebral del tema de la película. Pero está salpicada de pequeños y variados incidentes en que debe tomar decisiones, y muchas de ellas aumentan cada vez más el desquicio de su vida.

The Square (el cuadrado) termina identificándose con ÉL mismo; él como punto de convergencia de incontables disparates, chascos y contradicciones.

Y aquí vienen entonces las preguntas de fondo de este relato: ¿Basta poner cualquier cosa en un Museo para que sea obra de Arte? ¿Es posible la verdadera libertad de expresión? ¿Qué potencialidades nobles o perversas se ocultan en la presencia “artística” de un cuadrado vacío en la calle? ¿Hay límites entre una estafa “responsable” o “irresponsable” de nuestras acciones?

Christian, en su diario vivir, será testigo y víctima de los problemas de una sociedad moderna, que incluyen migración, mendicidad, batalla de géneros, desigualdad, injusticia, en fin, una pérdida completa de los ideales del cuadrado: “comunicación y confianza mutua entre las personas”.

Fue gran desafío para el guionista y director Ruben Östlund plantear estos dilemas en una sola película de 2 horas y 22 minutos.

Lo abordó por medio de múltiples incidentes, algunos muy graciosos, otros espurios, con personajes tangenciales cuyos comportamientos y reacciones escapan de toda explicación medianamente lógica.

El discurso cinematográfico se desarticula constantemente, brotan eventos inesperados, y se acumulan incidentes cada vez menos controlables por la razón.

El resto se lo dejamos al deleite o desconcierto de cada espectador del filme.

Destacamos el riguroso cuidado del director y su equipo para hacernos cómplice del protagonista, y de cómo por medio de los encuadres y escenarios va rescatando la presencia de los espacios, de las zonas áureas, de los ángulos de encuadre. Queda la impresión que el autor sólo confía, en medio de toda la ambigüedad humana, en la armonía plástica de los espacios y los volúmenes.

Quien sienta curiosidad por conocer esta película prepárese más para disfrutarla que para encontrar las respuestas que ni el mismo autor logra obtener.

¨El mundo occidental está completamente idiotizado; solo quedan la constatación de la debacle y algún intento de rebelión”. Ruben Östlund al recibir el Premio.

UN AUDAZ INTENTO POR ENTENDER EL MUNDO EN QUE VIVIMOS Y, ESPECIALMENTE, CÓMO CONCILIARNOS CON EL ARTE.

Ficha técnica

Palma de Oro en 70° Festival de Cannes.
Cinecolor Films
Tragicomedia, sátira
Suecia, Alemania, Francia, Dinamarca – 2,22 hrs.
Fotografía: Fredrik Wenzel
Edición: Jacob Secher Schulsinger, Ruben Östlund
Diseño Prod.: Josefin Åsberg
Actores: Claes Bang, Elisabeth Moss, Dominic West
Guionista y Director: Ruben Östlund

Asesinato en el Expreso Oriente - Por Juan Pablo Donoso

Superproducción muy prolija en lo fotográfico y en la ambientación de escenarios naturales y vestuarios.

Hay nuevamente una galería de actores famosos y conocidos, y otros emergentes que se desempeñan bastante bien. Pero a medida que avanza la trama, en lugar de aumentar la tensión y curiosidad por resolver el misterio, se va tornando palabrienta y moralizante.

La versión de 1974, dirigida por Sidney Lumet, con Albert Finney como Poirot, fue superior como relato, y por contar entre sus personajes con actores como Ingrid Bergman, Sean Connery y John Gielgud, entre varios otros.

Aquella versión equilibró muy bien la elegancia narrativa con el suspenso y el reparto. Fue una mejor adaptación de la novela de Agatha Christie.

Siendo Kenneth Branagh un talentoso actor inglés, además de buen director, en su caracterización física de Poirot pierde la extravagancia carismática que antes le dieron Albert Finney, y el incomparable David Suchet en la serie televisiva. Incluso la variación que introduce en el famoso “bigote engominado” que describe Agatha Christie, más que pintoresco lo torna distractivo para el espectador.

Las secuencias finales, cuando descifra el misterio, se sienten más abstractas que plausibles ante la inteligencia del genial detective.

El filme impacta por su belleza, sus paisajes montañosos, y por el enorme cuidado que Branagh exigió en los movimientos y ángulos de cámara en los interiores del tren durante el desarrollo.

Resulta caprichosa la disposición de personajes como en la Última Cena cerca del final y con temperatura bajo cero. Las secuencias iniciales en Jerusalén son encomiables por el ritmo y manejo de tantos extras junto al Muro de los Lamentos; pero sólo sirven para que recordemos la inteligencia y perspicacia de Hércules Poirot, porque lo verdaderamente medular ocurre en el vagón del tren.

Hay errores de lógica demasiado obvios: el Expreso de Oriente se compone de muchos vagones, con gran cantidad de pasajeros. Aquí todo se centra en los 13 del carro del crimen. Y estando el tren detenido en las montañas nevadas durante tanto tiempo, jamás se ve ni se sabe de los demás viajeros. Otro gazapo fue cuando Poirot recibe un balazo en el brazo derecho y pocas horas después se desplaza y gesticula blandiendo su bastón como si nunca lo hubieran herido. En un filme tan fastuoso como este, aquellos detalles resultan difíciles de justificar.

Concluimos que fue innecesario hacer esta nueva versión, cosa que a Branagh le apasiona y a veces con éxito como sus Hamlet y Enrique V, entre otros logros especialmente shakesperianos.

GLAMOROSA VERSIÓN DE LA NOVELA DE AGATHA CHRISTIE. INFERIOR A LA DE 1974. CON UN POIROT MENOS CARISMÁTICO, PERO IGUAL ES GRATA DE VER.

Ficha técnica


Título Original: Murder on the Orient Express
FOX Crimen, drama, misterio Malta,
EE.UU. – 1,54 hrs.
Fotografía: Haris Zambarloukos
Edición: Mick Audsley
Música: Patrick Doyle
Diseño Prod.: Jim Clay
Guión: Michael Green, Agatha Christie
Actores: Kenneth Branagh, Penélope Cruz, Judi Dench, Derek Jacobi,Willem Dafoe
Director: Kenneth Branagh

Robar a Rodin - Por Juan Pablo Donoso

Este trabajo semi-documental parece más un reportaje para la TV que una película para los cines.

En junio de 2005 se instaló en el Museo de Bellas Artes de Santiago una exposición con obras del escultor francés Augusto Rodin.

Era una más de las valiosas muestras internacionales que se presentan en nuestro país con gran cobertura publicitaria. Pero se convirtió en un evento mayor cuando alguien se robó la famosa pieza llamada El Torso de Adele, avaluada en miles de euros.

Durante semanas fue imposible hallar al ladrón pensándose que habría abandonado el país. ¡Feroz bochorno para las autoridades del Museo, curadores extranjeros y personeros gubernamentales!

De pronto apareció un joven estudiante de la Universidad Arcis diciendo que halló la escultura escondida entre unos matorrales frente al Museo.

Bajo presión policial confesó ser el autor del robo; fue sometido a juicio, tanto por la Justicia como por la opinión pública.

El documento audiovisual se aboca, hoy día, a entrevistar al muchacho – Luis Emilio Onfray Fabres – para conocer sus orígenes familiares, sus hábitos de fiesta, sus ideas y, gradualmente, las motivaciones de su fechoría.

La más contundente de sus excusas fue que deseaba denunciar la falta de vigilancia en los Museos. Porque, en efecto, la noche del robo todas las cámaras de seguridad estaban apagadas y nadie lo vio.

Luego vendrán opiniones de artistas, profesores, neurólogos, jueces y hasta del entonces ministro Sergio Bitrán sobre el significado “social” de semejante delito.

En forma paralela, se muestran reconstituciones en cine mudo del otro gran escándalo que fue el robo de la Mona Lisa en el Louvre en 1911-12, y de su repercusión mundial.

Una vez más se nos plantea el dilema de qué se entiende por Arte Contemporáneo, y cuál es su diferencia con las habituales estafas comerciales que se aprovechan del esnobismo intelectual. Para ello se inserta el incidente de la silla vacía de H. Nilo expuesta en la fachada del Museo hace algunos años, con la sorna de Enrique Lafourcade ante las estupideces supuestamente artísticas, y su consiguiente controversia.

Serían tres las conclusiones que nos deja este semi-documental (“semi” porque tiene recreaciones): a) las piezas artísticas aumentan su valor comercial cuando son robadas o dañadas, b) “Por medio de la ausencia se crea conciencia de lo perdido y se les otorga la importancia que merecen” y, c) “La pérdida trae a la memoria lo que no está”. (Luis Emilio Onfray).

REPORTAJE QUE POLEMIZA SOBRE EL ARTE CONTEMPORÁNEO, Y CUESTIONA LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO CULTURAL.

Ficha técnica

Mención Especial del Jurado – Sanfic 2017 FIC Viña – Premio PAOA – Competencia Latinoamericana – Mejor Largometraje Documental
Chile – 2017
Semi-documental
Fotografía: David Bravo
Edición: Juan Eduardo Murillo
Música: Jorge Cabargas
Texto: María Luisa Furche, Sebastián Rioseco
Dirección: Cristóbal Valenzuela Berríos

Jigsaw: el Juego Continua - Por Juan Pablo Donoso

Jigsaw significa “sierra eléctrica”, y también “castigo implacable”. Ambas cosas se aplican a “destajo” en esta 8ª secuela de la serie. Las más famosas anteriores fueron las dirigidas por Fletcher Markle (1949) y la de Val Guest (1962).

Historias de sangrientas venganzas, mutilaciones y torturas tienen un numeroso público en todo el mundo. Y mientras más brutales sean las carnicerías, menos lógica y textos tengan los argumentos, y más crueles sean los malvados, más exitosas y comerciales serán.

Esta secuela – dentro de su estilo – presenta una realización prolija, con muy buen ritmo, personajes escogidos para sufrir intensamente mientras son descuartizados y, cosa que se agradece en medio de todo el desparramo de vísceras, momentos de humor negro que nos permiten recordar que sólo se trata de una película, por lo tanto, verla con cierto distanciamiento para evitar la náusea.

En precuelas anteriores hubo un bestial descuartizador llamado John Kramer, apodado Jigsaw, que había muerto hace 10 años. Bueno, ahora nos enteramos que sigue vivo y continúa con sus andanzas, cada vez más ingeniosas y sofisticadas.

El relato funciona en dos niveles paralelos: la gradual matanza de las víctimas, y los afanes de la policía por dilucidar quién es el asesino, dónde está y capturarlo. A medida que el carnicero avanza en sus faenas, el grupo policial lo va cercando para depararnos una consabida sorpresa al final.

Méritos: personajes más empáticos y diferenciados, tanto entre las víctimas como entre los policías y forenses, con sus negros toques de humor.
Carencias: las muertes ahora son un poco menos “refociladas” que en las anteriores. Es decir, más “dulces” (¡!) dentro de toda esa masacre. Predomina más la gritadera histérica que el profundo pavor ante sus destinos fatales.

Desde las más antiguas civilizaciones, la complacencia en la sangre y mutilaciones fue siempre un escape psicológico morboso para la mayoría de las personas; radica en el subconsciente, ya sea por reprimidos afanes de venganza o por un primitivo deleite sádico. (Ej. El Coliseo Romano, las torturas de la Inquisición, los suplicios chinos, las cabezas jíbaras, la antropofagia, etc.). Y el otro cauce de desahogo lo aporta la pornografía explícita de todos los tiempos.

SANGRE, MUTILACIONES Y VÍSCERAS PARA SATISFACER LA MORBOSIDAD DE MILLONES DE ESPECTADORES. REALIZADA CON CALIDAD EN SU GÉNERO.

Ficha técnica

Título Original: Jigsaw
BFDistribution Crimen, horror, misterio
EE.UU. – 1,32 hrs.
Fotografía: Ben Nott Edición: Kevin Greutert
Música: Charley Clouser Diseño
Prod.: Anthony Cowley
Guionistas: Pete Goldfinger, Josh Stolberg
Actores: Matt Passmore, Tobin Bell, Callum Keith Rennie
Directores: Michael Spierig, Peter Spierig

Cementerio Esplendoroso - Por Juan Pablo Donoso

Cuando empezó la proyección había poco público en la sala, cuando terminó había mucho menos.

Con tomas lentas, muy largas, y planos generales, nos colocan en un ámbito cotidiano y realista. Sin embargo, las conversaciones de sus personajes, sus referencias a vidas pasadas y reencarnaciones, sus creencias religiosas, sus poderes extrasensoriales, sus afectos, sus ingenuidades y ensoñaciones, le dan al film un carácter onírico que se balancea en un constante equilibrio entre lo terrenal y lo mágico.

En una provincia de Tailandia se instala un hospital para soldados que padecen de una misteriosa enfermedad que los mantiene siempre dormidos. El nosocomio está en el 2° piso de la escuela primaria. Y se dice que todo el edificio está encima de un cementerio de poderosos reyes ancestrales.

La creencia popular atribuye la catalepsia de los jóvenes militares a que el espíritu de los reyes sepultados los siguen utilizando como guerreros en sus antiguas batallas.

Tres mujeres locales se ofrecen como voluntarias para atender a los yacientes, asearlos y velar por su cuidado. Una de esas mujeres tiene un feroz tumor en una pierna, la otra es una forastera con vocación asistencial, y la tercera es una muchacha muy joven con poderes sobrenaturales: tomando la mano del enfermo dormido, puede introducirse en sus sueños y comunicar a otros lo que ve.

Gradualmente, la presencia astral de los durmientes irá apoderándose de sus cuidadoras, materializándose, dialogando con ellas, recreando antiguos palacios donde ahora hay sólo bosques o tierrales, hasta abducirlas y llevarlas mentalmente a sus universos metafísicos. Y todo esto se produce en medio de gente sencilla que lleva una vida cotidiana; mientras a la vez, una excavadora remueve sin cesar la tierra bajo la cual yacen los cuerpos de los reyes siameses de antaño.

El joven guionista y director Apichatpong Weerasethakul, ganador de Cannes en 2002 por su filme Eternamente Tuya hace la siguiente reflexión: “Cuando gané aquel premio los distribuidores creyeron que mi película serían un éxito de taquilla y la instalaron en grandes multicines. Y los públicos que esperaban diversión fácil quedaron muy decepcionados”.

Lo mismo sucede ahora con este bello y mágico filme, que sólo apreciarán quienes se atrevan a dejarse llevar por este intransable realizador.

HISTORIA CONTEMPORÁNEA QUE MEZCLA LO SOBRENATURAL CON LO COTIDIANO SIN HACER LA MÁS MÍNIMA CONCESIÓN TAQUILLERA.

Ficha técnica


Título Original: Rak ti Khon Kaen
Cine Arte Galería Patricia Ready
Drama, fantasía
Tailandia, Inglaterra, Alemania, Francia, Malasia, Corea del Sur, México, EE.UU., Noruega
122 minutos
Fotografía: Diego García
Edición: Lee Chatametikool
Diseño Prod.: Pichan Muangduang
Actores: Jenjira Pongpas, Banlop Lomnoi, Jarinpattra Rueangram
Director y Guionista: Apichatpong Weerasethakul

miércoles, 8 de noviembre de 2017

The Square - Por Carlos Correa

La cinta sueca ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2017 resulta difícil y compleja. ¿Por qué? Básicamente, porque es una película que, sin hacer concesiones, es tremendamente perturbadora y por ello resulta cautivante.

Christian -Claes Bang- es director del Museo de arte contemporáneo y mientras prepara "The Square", una especial propuesta valórica de una artista Argentina, debe hacerse cargo de un video promocional diseñado por la agencia a cargo de la difusión mediática que provoca una reacción de tremenda incomodidad en quienes lo ven, ya viralizado en internet. No obstante aquello, circunscribir el relato solo a este escenario sería injusto y limitado. La cinta está conformada por muchas situaciones particulares que, filmadas en unidad y continuidad, son una verdadera exposición audiovisual moderna.

En el análisis, una clave podría estar en el cuadro inicial. Se trata de una entrevista a Cristian realizada por una periodista que intenta despejar algunos confusos conceptos. La respuesta del director es aún más compleja y difusa, sin embargo hay un trasfondo que es importante. Se trata de ¿qué es lo que podríamos denominar arte? Y, claro, no hay una respuesta única, menos si se trata de arte en nuestro mundo contemporáneo, donde las “instalaciones” o “performances” juegan un rol único, particular y en ocasiones bastante contradictorio.

La cinta se nutre de variados criterios. Habla de lo objetivo y lo subjetivo. Enfrenta la censura y la libertad. Contrapone lo absurdo a lo genial y lo práctico a lo creativo. La imaginación del guionista y director Ruben Östlund es expresiva. Entre los variados retratos asistimos al robo de la billetera y celular de Cristian y su extraña reacción. Observamos sus relaciones profesionales, la oculta soledad en que vive y un “affaire interesado”. Presenciamos la relación de Cristian con sus dos hijas en un fin de semana en que él está a cargo de su cuidado. Vemos una brutal “intervención en una Cena de Gala donde un humano-gorila parece trasgredir todo límite aceptable. Caminamos entre el macromundo y el micromundo, desde las súper estructuras sociales a la esencia misma de la persona, en un viaje lleno de impresiones, exaltaciones e incomodidades.

Esta película posee múltiples capas, aun siendo principalmente una cinta lineal, pues el grado de profundidad lo entrega subjetivamente quien la está presenciando. Esto la hace más interesante de analizar que de apreciarla durante la propia exhibición. Y acá hay vasos comunicantes con otras expresiones artísticas como la pintura, la escultura, la escritura y la música por mencionar solo algunas. Recuerdo un ejemplo emblemático de una obra contemporánea para piano. La “performance” consistía en abrir la tapa del piano por un tiempo predefinido y así exponerlo a quienes participaran de esta experiencia. La discusión de si aquello era una obra musical o no, es algo que hasta la fecha tiene admiradores y detractores. A propósito de su música, hay una relación particular con “Cuadros de una exposición” de Modest Músorgski. En dicha obra, un tema central nos permite pasar de una sala a otra en la exposición. En la cinta, este papel podría asimilarse a la reiteración del “Ave Maria” (Bach/Gounod) en versión de Bobby McFerrin y Yo-Yo Ma. Conmueve y cautiva en las ocasiones que acompaña las imágenes, y pasa, en más de una ocasión, a ser también protagonista del cuadro plástico.


“The Square” posee el encanto de su filmación y la incomodidad de su interpelación. Provocativa y tal vez políticamente incorrecta, transcurre en esa incertidumbre propia de las obras inclasificables con una primera lectura. Y en ello, considero, está su mayor valor. No se trata de cualquier transgresión -y aquí adelanto un juicio- sino de la manera como se lleva a cabo dicha transgresión. Ruben Östlund responde a esa delicada ecuación entre fondo y forma que se hace real como expresión artística. Podemos observarla vacía, solo una forma sin demasiado contenido. O por el contrario, podemos descubrir en sus entrañas aquello que cimienta valores y cuestionamientos profundos. No hay una sola mirada y en eso la película es perfecta, porque nos hace transitar entre la profundidad y la levedad en un viaje que también depende de nuestro grado de apertura a todos estos provocativos e incómodos estímulos.

Ficha técnica 

Título original: The Square
Año: 2017
Duración: 142 minutos
País: Suecia
Productora: Plattform Produktion / ARTE France Cinéma / Coproduction Office
Género: Drama
Guión: Ruben Östlund
Fotografía: Fredrik Wenzel
Reparto: Claes Bang, Elisabeth Moss, Dominic West, Terry Notary, Christopher Læssø, Marina Schiptjenko, Elijandro Edouard, Daniel Hallberg, Martin Sööder, Linda Anborg, Emelie Beckius, Peter Diaz, Sarah Giercksky, Jan Lindwall
Director: Ruben Östlund

Asesinato en el Expreso de Oriente - Por Carlos Correa

El detective belga Hercules Poirot -Kenneth Branagh- es el centro de este relato. Todo gira en torno suyo en esta adaptación de la magistral novela de Agatha Christie. Su personalidad es extrovertida y extravagante, obsesiva, pulcra y también bastante maniática. Sumemos ahora un extenso viaje en tren, un grupo de particulares pasajeros, crudas inclemencias del tiempo que interrumpen el viaje y un asesinato por resolver, todos ingredientes perfectos para un thriller de género, donde la historia que narra supera su realización.

Kenneth Branagh también dirige esta cinta de 116 minutos. Su trabajo logra caracterizar muy bien a cada uno de los pasajeros del tren que están en manos de un reparto estelar. Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp y Michelle Pfeiffer, entre otros, construyen variados personajes, llenos de caricaturas y también ricos en detalles, gestos y formas, que entregan diálogos frescos logrando un interesante -aunque aun así mínimo- contrapunto a la figura del inspector.

Si bien la tensión y la intriga se perciben, se aprecia un menor ritmo y magia de la que entrega el relato original de la escritora inglesa. Es cierto, son lenguajes diferentes, y es ese habitualmente el gran desafío de este tipo de recreaciones. De todas maneras, y a pesar de mostrar algunos ripios en la unión general y fluidez de su trama, “Asesinato en el Expreso de Oriente” se las arregla para salir airosa, entretener, y no caer en los recursos obvios y predecibles de muchas otras películas.

Tal vez el único punto débil del relato es foco excesivo en el personaje de Poirot, que sin duda es la estrella que está llamada a iluminar. Resulta que, según sus mismas palabras, “el mejor detective del mundo”, y que “ve la realidad como debe ser y por ello le resulta tan evidente el error”, se ve enfrentado a un caso que no logra comprender y donde ese “error” no es evidente. Ese personalismo tiende a opacar la fortaleza del guión de Michael Green y la fotografía de Haris Zambarloukos quienes con su trabajo logran configurar en un escenario reducido, un mundo completo y robusto, construido gracias a las sólidas actuaciones de todos sus protagonistas.

Ficha técnica

Título original: Murder on the Orient Express
Año: 2017
Duración: 116 minutos
País: Estados Unidos
Productora: 20th Century Fox / Scott Free / Genre Films / Latina Pictures / The Mark Gordon Company
Género: Intriga. Drama | Crimen
Guión: Michael Green (Novela: Agatha Christie)
Música: Patrick Doyle
Fotografía: Haris Zambarloukos
Reparto: Kenneth Branagh, Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Daisy Ridley, Josh Gad, Derek Jacobi, Leslie Odom Jr., Lucy Boynton, Sergei Polunin, Tom Bateman, Olivia Colman, Miranda Raison, Marwan Kenzari, Manuel Garcia-Rulfo
Director: Kenneth Branagh

Blade Runner 2049 - Por Carlos Correa

Esta secuela de la icónica cinta que Ridley Scott realizó en 1982 basándose en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? editada en 1968, resulta ser toda una experiencia. Esta vez el elegido para construirla es el canadiense Denis Villeneuve, que bien conocemos por sus notables trabajos anteriores (“Sicario”, “La llegada”, entre otros), quien es acompañado por el mismo Scott, esta vez como productor ejecutivo.

Un nuevo Blade Runner, K -Ryan Gosling-, replicante, y agente de la Policía de Los Ángeles, en una misión de rutina descubre algo clave que podría modificar el orden social imperante. Han transcurrido 30 años desde la primera parte y esta pista -los restos de una mujer replicante que murió al dar a luz un hijo- lo lleva a emprender una búsqueda que lo conduce al legendario Rick Deckard -Harrison Ford- de quien se había perdido el rastro durante todos estos años. El guión, muy bien elaborado por cierto, nos presenta a varios personajes que están involucrados con los protagonistas desde diferentes dimensiones. Robin Wright -la teniente Joshi y superior de K- construye un papel elegante y bastante serio (algo similar a la reconocida “Claire Underwood”, eso si). Jared Leto, interpretando a Niander Wallace el poderoso genio creador de los replicantes, personifica al amo y señor de la tecnología, quien decide los destinos de una sociedad ya irreconocible en su forma. Luv -Sylvia Hoeks- representa a la fiel escudera de Wallace y su brazo derecho al momento de hacer todo el trabajo sucio.

En este mundo distópico observamos una estética de devastación, con ciudades destruidas, texturas confusas y relaciones crípticas que dan cuenta de una profunda desolación tanto exterior como interior. El diálogo es escaso y tal vez por ello la fotografía es cautivante y la música resulta ser embriagadora. Hay un eje central en este relato -muy bien construido- y que avanza en forma sólido. Esta centralidad es la búsqueda interior que lleva a cabo el protagonista en base a ciertos lejanos recuerdos, que lo remontan a su propio origen. K, eso si, desconoce si vivió realmente estos recuerdos o le han sido implantados. Esta dualidad es interesantísima, es un cuestionamiento muy íntimo y profundo.

K comparte su vida con Joi -Ana de Armas- un holograma que es tan real que incluso se puede encarnar en cuerpo presente. Los replicantes no tienen sentimientos y tampoco pueden sentir empatía, sin embargo en la relación de Joi con K se percibe mucho de aquello. Sabemos que no es real, al menos en teoría y según la historia, pero la relación entre ambos existe, sin lugar a dudas, y afloran todo tipo de características que podrían perfectamente ser señaladas como “sentimentales”.

Aventurar más detalles de la historia o algunos otros elementos podría restar parte del suspenso al relato. No es una película fácil. Al contrario, y por momentos, el ritmo puede ser tan lento que podría provocar más de alguna incomodidad. Denis Villeneuve, sin embargo, maneja aquello excepcionalmente, sin dejar caer la tensión propia de un relato sólido y bien configurado pues “Blade Runner 2049” es en realidad vivir una experiencia. La música también suele ser un recurso importante para el director. Vangelis compuso la original en 1982 y esta vez el elegido fue el compositor y frecuente colaborador de Villeneuve, Jóhann Jóhannsson, quien no alcanzó a completar el proyecto pues la decisión final del director fue llamar a Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch para hacerse cargo de la musicalización. El resultado es una partitura envolvente y descriptiva, que nutre a la cinta de una ambientación perfecta para cada uno de los retratos visuales que contiene.

“Blade Runner 2049” no tenía un camino fácil. La original se transformó en una película de culto. Alabada y criticada, logró sobreponerse a ello y creo a su alrededor toda una generación de seguidores. No sabemos aún si esta segunda parte está a la altura, o más abajo o bien más arriba. Las críticas negativas y las alabanzas son diversas. Al parecer hay quienes la odian y quienes la aman. El arte es así, y no hay mejor medida que cuando una obra produce miradas que son en ocasiones totalmente opuestas. Al menos hay algo en lo que si podemos estar de acuerdo. No produce indiferencia y eso es un valor en sí mismo, por lo que la invitación es a verla y formarse una opinión que sin duda puede ser diferente a lo expresado en estas líneas.

Ficha técnica 

Título original: Blade Runner 2049
Año: 2017
Duración: 163 minutos
País: Estados Unidos
Productora: Warner Bros. / Scott Free Productions / Thunderbird Films / Alcon Entertainment / 16:14 Entertainment / Torridon Films
Género: Ciencia ficción | Cyberpunk. Secuela. Thriller futurista
Guión: Hampton Fancher, Michael Green (Historia: Hampton Fancher; Personajes: Philip K. Dick)
Música: Hans Zimmer, Benjamin Wallfisch
Fotografía: Roger Deakins
Reparto: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Mackenzie Davis, Carla Juri, Lennie James, Dave Bautista, Barkhad Abdi, David Dastmalchian, Hiam Abbass, Edward James Olmos, Loren Peta, Vilma Szécsi, Elarica Johnson, István Göz
Director: Denis Villeneuve

jueves, 2 de noviembre de 2017

El Hijo de Piegrande - Por Juan Pablo Donoso

Película de animación lograda como cuento y con alta calidad técnica.

Al pequeño Adam le hacen bullying en el colegio porque es hirsuto y le crecen los pies. Es hijo de madre viuda. Su padre, Dr. Harrison, tenía en su ADN al legendario Piegrande. El codicioso industrial Copete quiso raptar al médico para extraerle los genes que sanan la calvicie. Pero en vez de capturarlo, sólo logró que muriera en las cataratas de una región boscosa.

Su hijo Adam, quien heredó el ADN paterno, es torturado por los chicos malos. Halla la dirección donde habita su padre aún vivo, en las montañas, escondiéndose del mundo, y sale a buscarlo.

Una vez que lo encuentra, el niño aprenderá a convivir en armonía con la naturaleza y a entender el idioma de los animales. Pero el magnate Copete se interna con su ejército en el bosque para atraparlos a ambos. Sólo captura al papá y lo somete a experimentos en su fastuoso laboratorio.

El hijo, junto a sus leales amigos animales, un oso grizzli, un matrimonio de mapaches, una ardilla y un pajarito carpintero, emprenderán el rescate del Dr. Harrison.

El argumento y los personajes son claros y graciosos desde el comienzo. Ensalza la nobleza de la amistad y de la familia. Las secuencias del rescate en el megalaboratorio son ágiles, fluidas y variadas.

A la estupenda animación se agregan las bellas canciones de Puggy, aquel conjunto belga fundado en 2005 de estilo pop y rock acústico, integrado por Matthew Irons (cantante y guitarrista), el bajista francés Roman Descampe y el baterista sueco Franzen Egil “Ziggy”. Todos ellos de gran virtuosismo y refinada selección musical.

UNA HISTORIA DE ANIMACIÓN MUY ENTRETENIDA, SENSIBLE Y QUE GUSTARÁ A GRANDES Y PEQUEÑOS. REALZA VALORES UNIVERSALES.

Ficha técnica


Título Original: The Son of Bigfoot 
Cinecolor Films 
Animación, aventuras, comedia 
Bélgica, Francia – 92 minutos 
Fotografía: Jeremy Degruson y Ben Stasen 
Música: Puggy 
Diseño de Prod.: Sylvie Lacoix 
Guionistas: Bob Barlen y Carl Brunker 
Voces originales: Cinda Adams, Bob Barlen, Laila Berzins 
Directores: Jeremy Degruson, Ben Stassen

Paula - Por Juan Pablo Donoso

Además de su gran belleza visual, esta película nos permite conocer a Paula Modersohn-Becker, una de las más talentosas pintoras del movimiento expresionista alemán de comienzos del siglo 20.

El joven director Christian Schwochow tiene predilección por los personajes femeninos. Junto a su madre Heide como coguionista destacan entre sus filmes anteriores La Invisible (2007) Niña de Noviembre (2008) y Occidente (2013). Esta vez el tema central fue la discriminación por género. Empieza la película cuando su padre, y luego su primer maestro de pintura le afirman que jamás una mujer será una buena pintora; que sólo lo haga como pasatiempo.

De aquí arranca la obsesión de Paula por demostrar que lleva un potencial expresivo que sobrepasa el mero realismo pictórico. Que late en ella la urgencia por mostrar las cosas y personas como las siente, más que como simplemente se ven.

Siendo muy niña se casará con Otto Modersohn, un conocido pintor viudo de su pueblito Worpswede, cercano a Bremen. Si bien entre ellos había un sincero amor, para él la consumación de matrimonio era imposible debido al duelo psicológico de su viudez. Al cabo de cinco años Paula decide dejar el hogar, irse a París, y acercarse a los grandes artistas en aquella capital del arte.

El marido desolado, le seguirá enviando dinero con la esperanza de su retorno. Pero Paula, junto a su amiga coterránea Clara Westhoff, escultora también buscando mayores horizontes, pasarán penurias pero se irán dando a conocer en los círculos de Rodin, Cezanne, Gaugin y Picasso. Incluso mantendrán contacto con aquel otro gigante de la poesía, Rainer Maria Rilke, también proveniente de su terruño.

En 1907, y luego de 14 años de “bohemia” parisina volverá junto a su marido, dará a luz una hijita para morir a la edad de 31 años. En ese corto tiempo realizó 750 lienzos, trece estampas y casi un millar de dibujos. Hoy existe un museo dedicado a su obra.

La fotografía de Frank Lamm es admirable por la forma en que reproduce los paisajes e ilumina los interiores siguiendo el estilo del mismo pintor Otto Mondersohn. La ambientación y reconstitución de época es magnífica. Los actores son verosímiles y gratos en sus caracterizaciones.

Sin embargo, reconociendo la gran belleza plástica y el valor documental de la cinta, en el argumento predomina más la crónica expositiva que la tensión dramática. Nos damos más por informados que por emocionados, pudiendo haber tenido ambos méritos.

HERMOSO DOCUMENTO BIOGRÁFICO SOBRE UNA DE LAS PIONERAS DEL EXPRESIONISMO PICTÓRICO ALEMÁN. PUDO SER MÁS CONMOVEDOR.

Ficha técnica


Drama biográfico, pintura 
Cine Arte Galería Patricia Ready 
Francia, Alemania – 2,02 hrs 
Fotografía: Frank Lamm 
Edición: Jens Klüber 
Música: Jean Rondeau 
Diseño Prod.: Tim Pannen 
Guión: Stefan Kolditz, Stephan Suschke 
Actores: Carla Juri, Albrecht Schuch, Roxane Duran 
Director: Christian Schwochow

miércoles, 1 de noviembre de 2017

El hijo de Piegrande - Por Carlos Correa

Esta película de animación proviene de Bélgica y su estilo y construcción se diferencia bastante de las realizaciones que habitualmente nos llegan desde Estados Unidos. Adam, un tímido adolescente que sufre de buylling en el colegio, se ve de pronto enfrentado a un desafío mayúsculo. Su padre desapareció cuando él era muy pequeño, sin embargo al parecer estaría vivo en medio de la selva. Adam deja atrás a su madre y se sobrepone a los temores para ir en busca de quien resulta ser “Bigfoot”, el Dr. Harrison, quien para proteger a su familia fingió su muerte y vive escondido de una poderosa corporación que quiere obtener su ADN para así hacerse de los súper poderes que permiten, entre otras características, la regeneración vigorosa del cabello.

La cinta tiene un ritmo pausado y la trama se va desplegando en forma bastante natural. No hay un esfuerzo mayor en hacer complejo un guión que es sencillo de seguir y que enfoca su principal característica en la simpatía de Adam en relación con los diversos personajes que va conociendo a través de su aventura. El relato es entretenido hasta al menos dos tercios del metraje, momento en el que va perdiendo tensión y termina diluyéndose hacia el final de la película.

Temas como el buylling de sus compañeros, la abnegada labor de su solitaria madre y la ausencia de la figura paterna, configuran sin duda la personalidad de Adam. Si bien no se profundizan estas temáticas, queda muy clara la intención de contraponer debilidades y vulnerabilidades versus características genéticas especiales que otorgan posibilidades hasta ese momento inexploradas por el protagonista. También la cinta pone de relieve el cómo la lógica empresarial intenta pasar por sobre las personas, en una caricatura sobredimensionada pero que podría ser perfectamente aplicable a ciertas realidades actuales.

En cuanto a la técnica de animación se aprecia sólida y bien lograda. Son tal vez los diálogos los que quedan en un nivel inferior al de los efectos visuales. Además, el poco afortunado doblaje al español (en esta ocasión, mexicano), no ayuda a ponderar un contenido que podría ser quizá un poco más relevante. Aún así, la película entretiene. Hay humor, diversión y aventuras con un pequeño toque de contenido y está muy claro el bien y el mal, algo que ciertamente es vital en una cinta dirigida al público infantil. Y aunque flaquee en su relato, “El hijo de Piegrande” es una interesante opción para los más pequeños, aunque los adultos extrañemos aquellos guiños dedicados a los mayores que presenciamos en las clásicas producciones norteamericanas.

Ficha técnica

Título Original: The Son of Bigfoot
Cinecolor Films
Animación, aventuras, comedia
Bélgica, Francia – 92 minutos
Fotografía: Jeremy Degruson y Ben Stasen
Música: Puggy
Diseño de Prod.: Sylvie Lacoix
Guionistas: Bob Barlen y Carl Brunker
Voces originales: Cinda Adams, Bob Barlen, Laila Berzins
Directores: Jeremy Degruson, Ben Stassen