sábado, 19 de noviembre de 2016

La Llegada - Por Juan Pablo Donoso

Aunque discrepe con muchos fascinados, así es la película que yo vi.

Nunca queda claro qué nos quisieron decir con esta superproducción.   

Sólo un revoltijo superficial de varios temas sin penetrar ni proponer algo más concreto en ninguno de ellos.

Cualquiera de las situaciones planteadas daría motivo para un desarrollo más profundo. Se juega con el misterio por el misterio sazonando el montaje con muchos clichés políticos de Guerra Fría contemporánea y sentimientos de tristeza  familiar.

La llegada a varios continentes de doce naves espaciales, tema manido en el cine, concita nuestro interés inicial. Luego, el gobierno de EE.UU. le exige a una genial Doctora en lenguas universales que intente descifrar lo que dicen los extraterrestres, como si se tratara de algún dialecto exótico de nuestro planeta; a la vez nos introducen en el mundo maternal de la lingüista para enterarnos que su única hijita falleció siendo aún muy joven y que, por torpeza, ella misma había destruido su matrimonio.

El resto son sus esfuerzos, junto a otro supuestamente genial matemático, por intentar comunicarse con los alienígenas que permanecen en el interior de un gigantesco huevo de piedra, que parecen pulpos gigantes que lanzan tinta/humo por sus tentáculos haciendo dibujos redondos en un vidrio que los separa de los investigadores. 

Es tan brillante la Dra. Banks que comienza a descifrar las redondelas  y, ¡más o menos!, suponer lo que los alienígenas desean al visitar nuestro planeta. Parece que proponen Paz y Unidad.

Pero como casi siempre en filmes estadounidenses, los militares son imbéciles y le disparan a las naves mientras los rusos y, especialmente los chinos, están decididos a combatirlos arruinando los precarios descubrimientos de la heroína y del matemático yanqui. 

Nunca supimos con claridad qué querían los visitantes del espacio. Sólo nos enteramos que en algún momento la Doctora le robó el celular a uno de los ingenieros principales, llamó a escondidas al máximo líder de China para disuadirlo de atacar a las naves. ¡A ningún otro genio del mundo se le ocurrió hacer esto! Más tarde nos enteramos que el gobernante Chang dio contraorden porque la Dra. – en un trance parasicológico, quizás provocado por los extraterrestres – le repitió las palabras que la Primera Dama china dijo antes de morir. Ello bastó para unir a las naciones, que se “hicieran humo” los extraterrestres en el cielo, y hubiera concordia en todo el mundo.

Para colmo, al final la semióloga con el matemático se declaran su amor en un atardecer, y se abrazan como pareja ideal de un cuento de hadas.

Filme lleno de concesiones y giros gratuitos (imágenes telepáticas de la hijita muerta) que distan demasiado de la lógica de cintas paradigmáticas como ENCUENTROS CERCANOS DE TERCER TIPO y 2001, ODISEA DEL ESPACIO, por sólo nombrar algunas. 

Ciencia-ficción seudo poética y sentimental, con intervalos que, al pasar, emite frases de física cuántica como que el Tiempo puede dejar de ser lineal y unir simultáneamente el pasado con el futuro, cosa que le sucede, borrosamente, a nuestra protagonista Amy Adams. 

Hemos visto mejores relatos del director Villeneuve (Sicario, Incendies, Prisioneros).    
    
MAZAMORRA  ALIENÍGENA, PRETENCIOSA, Y  SIMPLISTA.

Ficha Técnica

Título original: Arrival
EE.UU.
116 minutos
Fotografía: Bradford Young
Música: Jóhann Jóhannsson
Editor: Joe Walker
Guionistas:  Eric Heisserer, Ted Chiang (basado en su cuento “La Historia de tu Vida”)  
Ciencia ficción, clarividencia, misterio
Actores: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker

Director: Denis Villeneuve

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