domingo, 18 de septiembre de 2016

La Chispa de la Vida - Por Juan Pablo Donoso

Alguien atrapado por accidente, con las horas contadas y sin poder salir: un tema que suele ser apasionante en el cine. Más aún cuando se presenta la morbosidad de la opinión pública frente al drama de la situación.

En Chile tuvimos LOS 33. Y en años anteriores han sido muchos los filmes que se han valido de este tipo de suspenso y de sus efectos sociológicos. Ha habido desde náufragos en el mar, agregando astronautas a la deriva en el espacio, y obras paradigmáticas como CADENA DE ROCAS (Ace in the Hole) de Billy Wilder (1951 ) y HORAS DE ESPANTO (14 Hours) de Henry Hathaway (1951), entre otras.

Ahora el español Alex de la Iglesia (BALADA TRISTE DE LA TROMPETA – 2010 y  MI GRAN NOCHE, 2015), experto en humor negro y escenas de multitud, incursiona en la temática logrando una tragicomedia ágil con actores eficaces, muchos secundarios y un sólido manejo técnico. Incluso hay una remanencia remota de  LA  MUERTE  DE  UN  VENDEDOR VIAJERO.

Un publicista (José Mota) de edad mediana, felizmente casado con Luisa (Salma Hayek) y padre de hijos post-adolescentes, se encuentra cesante y trata de ser contratado, sin éxito, en alguna agencia del rubro. Años antes fue el creador del slogan “La Chispa de la Vida” para Coca Cola.  Para animarse busca el hotel donde pasó su luna de miel en la ciudad murciana de Cartagena. Pero el hotel fue demolido porque estaba construido sobre un circo del Imperio Romano. Hurgando solitario por los pasillos del monumento cae por accidente desde lo alto. Queda tendido en el escenario con una estaca de fierro ensartada en su nuca. Sería fatal moverlo. 

Se difunde la noticia, llega la TV y la prensa. Él está consciente y puede hablar. Es el evento del día. A partir de ese momento se inicia la seguidilla de oportunistas y codiciosos aprovechando la emergencia. Desde altos empresarios, pasando por médicos y público morboso, todos buscan algún beneficio a costa del accidentado. Hasta el mismo publicista, desde su lamentable condición, ve también la posibilidad de acceder a la fama y obtener ganancia económica con su desgracia.

Una vez más constatamos el instinto carroñero del ser humano cuando ve la posibilidad de obtener ventajas  a costa de la desgracia ajena. Y mezcladas con el patetismo de la situación surgen evidencias de la estupidez humana que, por medio del absurdo, le dan el toque tragicómico al relato.

Salma Hayek, como la esposa, demuestra nuevamente su capacidad de comunicar emociones, especialmente en las secuencias finales; y Mota, en su difícil rol de postrado, capaz de pensar y tomar decisiones, conquista nuestra empatía. La galería de secundarios, todos con objetivos claros, están bien diseñados por el guionista.

TRAGICOMEDIA  DE  SUSPENSO QUE, UNA VEZ MÁS, DENUNCIA  LA MORBOSIDAD Y CODICIA DEL SER HUMANO ANTE  LA  DESGRACIA  AJENA.

Ficha técnica

Tragicomedia negra
España – Francia – EE.UU.
93 minutos
Guión: Randy Feldman
Fotografía: Kiko de la Rica
Actores: José Mota, Salma Hayek, Blanca Portillo,Juan Luis Gallardo
Director: Alex de la Iglesia

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