jueves, 4 de octubre de 2012

Moonrise Kingdom


Por Juan Pablo Donoso


Director:  Wes Anderson
Guionistas : Wes Anderson, Roman Coppola
Actores: Jared Gilman, Kara Hayward, Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances Mac Dormand y varios más.  
EE.UU. - 94 minutos

Este filme cae dentro de la categoría de los logrados “en estado de Gracia”. 

Si lo analizamos racionalmente, es una historia simple, lineal en su desarrollo, con personajes cotidianos, e incluso con un final previsible. Sin embargo, su atmósfera, el pulso narrativo, su ritmo de montaje, y aquella inseguridad con que los personajes adultos reaccionan ante los acontecimientos, contagian un halo poético que nos hechiza emocionalmente.

1960, un campamento de niños scouts viviendo sus rutinarias aventuras programadas, bajo la tutela de un adulto a cargo de ellos. Un niño huérfano, adoptado por una familia que desea deshacerse de él; una niña adolescente del pueblo que se siente incomprendida por su familia, y busca una realidad diferente para vivir sus sueños. Estos dos personajes se encuentran por accidente y cada uno ve en el otro la forma de escapar de sus mundos cotidianos y transportarse a un nivel distinto y superior. El niño escapa del campamento y la muchacha arranca de su casa. Se internan juntos en los bosques y establecen su carpa-hogar en una playa lejana y escondida.

El resto será la búsqueda frenética de la policía del pueblo, de las autoridades, de los padres, de los compañeros scouts que ven en este rastreo - ¡por fin! – una misión potencialmente heroica.

El relato va mostrando en secuencias paralelas la evolución de los buscadores, lo que este evento tan atípico les gatilla, y los entretelones de sus vidas que se desarticulan y revelan verdades y sentimientos que estaban ocultos.

Todos, menos los niños enamorados, que incluso consiguen que de otro campamento los oficialicen como marido y mujer, sufrirán un vuelco en sus maneras de ver la vida y de mirarse a sí mismos. Los valores y consignas que parecían tan sólidas se relativizan, y queda en el espectador la sensación de que tras las convenciones yace una realidad poética que, en el momento menos pensado  puede salir a la luz y doblegar a la más inconmovible de las autoridades.

WES ANDERSON,  ROMAN COPPOLA Y EL EQUIPO DE REALIZADORES  SE NOS REVELAN COMO DIESTROS POETAS CINEMATOGRÁFICOS DE LO QUE OCULTAN LAS APARIENCIAS COTIDIANAS CUANDO SE NUESTRAN CON DELICADA HONESTIDAD.   MUY BELLA Y ACERTADA. 

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