martes, 7 de agosto de 2012


Por Carlos Correa

Año 1988. Se acerca el 5 de octubre, fecha elegida por el dictador Augusto Pinochet para convocar a un plebiscito que decidiría su permanencia en el poder. La oposición busca la forma de ganarlo mientras el gobierno confía en que será un mero trámite. Este es el ambiente que se vive en Chile y que el director Pablo Larraín retrata, basándose en la obra sin estrenar, "El plebiscito" de Antonio Skármeta, en ésta, su tercera película sobre el período de la dictadura militar.

René Saavedra -Gael García Bernal- es un joven publicista hijo de exiliados que ha retornado al país para trabajar en una oficina publicitaria que lidera Luis Guzmán -Alfredo Castro-. En medio de un agitado "contexto social", el político José Tomás Urrutia -Luis Gnecco-, ofrece a Saavedra encargarse de la creación de la franja televisiva de la campaña del No, un hecho sin precedentes que permitiría a la oposición disponer de 15 minutos diarios en la televisión pública del país, y que a la postre sería decisiva para el resultado de la votación.

La cinta posee una excelente factura. Está filmada al estilo de los años 80, con un registro de baja definición, oscuro y algo sucio. Esta decisión le permite a Larraín intercalar imágenes de la televisión de la época y fusionarlas con el material de la película logrando una cuidada puesta en escena y una admirable ambientación. Su manejo de cámaras también es notable pues transmite y representa fielmente el miedo imperante en esos trascendentales momentos. El guión de Pedro Peirano colabora manteniendo la tensión dramática durante todo el metraje, aportando las justas dosis de humor y pausa para distender los momentos más complejos.

Observamos en esta película la presencia de varias capas que se entrelazan y se separan constantemente. Por un lado la política, aquella que enfrenta a los líderes de la oposición a una atrevida idea publicitaria de hacer una campaña distinta, fresca y alegre, que no deje de lado los sufrimientos, la violación sistemática de los derechos humanos y la opresión de la dictadura pero cuya mirada esté puesta en el futuro. Otra capa es familiar, tal vez la más delgada y menos desarrollada, pues el protagonista ha sufrido una ruptura familiar que lo ha separado de su hijo y de su pareja Verónica -Antonia Zegers-, una activista opositora al régimen militar. Vemos otra referida al trabajo y a la amistad entre René y su jefe Luis, quienes a pesar de estar en bandos opuestos -Guzmán también es asesor de la dictadura y a medio camino debe hacerse cargo de la desvalorizada franja del Si- siguen trabajando juntos en los proyectos de la agencia manteniendo una viva tensión que es magistralmente conducida por el talento de Alfredo Castro.También encontramos la articulación transversal que entrega al filme el personaje de Luis Gnecco durante todo el relato. Es él quien avanza, retrocede, incomoda, acepta, conduce y lidera un proceso dificultoso de traducción de lenguajes entre políticos y artistas para sacar adelante un producto publicitario audiovisualque fue capaz de influir claramente en este momento histórico de Chile.

La cinta puede, por momentos, acercarse a ser una revisión documental del punto de inflexión que significó para el país el plebiscito del año 1988. Sin embargo, al enfocar el relato en el proceso creativo de la franja televisiva de la campaña y en la historia personal del joven publicista a cargo, la narración adquiere solidez, entregando pasión y emoción a un desarrollo dramático bien elaborado que ya marca un sello en la excelente filmografía de Pablo Larraín, el que fue reconocido, con justa razón, al ganar la Quincena de Realizadores en el Festival de Cannes 2012.

Ficha técnica

Título: NO
Duración:
País: Chile
Año: 2012
Género: Drama
Guión: Pedro Peirano
Elenco: Gael García Bernal, Alfredo Castro,  Luis Gnecco, Antonia Zegers
Director: Pablo Larraín


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